Opinión

Sociedad laica en marcha

Aïcha Zaïmi Sakhri
Aïcha Zaïmi Sakhri
· 4 minutos

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Durante el 7º congreso de mujeres de la Unión Socialista de Fuerzas Populares (USFP, el partido socialista marroquí), Driss Lachgar, primer secretario de la formación, ha reivindicado la reforma del Código de la Familia para prohibir la poligamia y para tipificar como delito penal el matrimonio con menores de edad. Ha pedido abrir un debate sobre las cuestiones de la herencia y el aborto.

El líder de la USFP ha insistido en la necesidad de adaptar los textos de la ley para que sean conformes a los tratados internacionales y de abolir toda legislación que discrimine a las marroquíes.

La igualdad de herencia, la prohibición de la poligamia y la autorización del aborto son temas clave

Estas reivindicaciones no son ni extraordinarias ni tampoco innovadoras. Ya en 1975, la sección femenina de la USFP había expresado estas ideas durante un congreso extraordinario. Desde que Lachgar las aireó, las feministas y otras figuras de la sociedad civil repiten que defienden estas reformas desde hace décadas. Tienen razón. Pero no vayamos a ser aguafiestas, cuando alguien dirige el foco hacia estos temas clave. Es la primera vez que un jefe de partido enarbola la cuestión de la igualdad, que aún sufre bastante en nuestro país.

Nuestra revista digital illionweb.ma no ha dejado escapar la oportunidad para lanzar el debate entre líderes de opinión, feministas e intelectuales, tanto mujeres como hombres. ¿Conclusión? Una unanimidad, de entrada, en una cuestión: que la igualdad en asuntos de herencia y la prohibición de la poligamia, así como la autorización del aborto deben formar parte de la agenda de modernización de Marruecos. Pero también hay muchos signos de interrogación respecto a cómo se puede llevar a cabo tal tarea.

Si bien el artículo 19 de la Constitución parece ser la vía correcta para este proyecto (el texto proclama la igualdad entre hombres y mujeres y establece la cración de una autoridad para la igualdad y la lucha contra toda forma de discriminación), este texto precisa que esta igualdad se cumplirá respetando los tratados internacionales y «las constantes y las leyes del reino». De ahí se deriva una cuestión de fondo: ¿es el islam hostil a la igualdad de hombres y mujeres? No. Sus metas principales defienden la idea de la igualdad entre mujeres y hombres.

«Tener hijos hasta que uno salgo niño» para conservar los bienes no tiene sentido en una sociedad urbana

Respecto a la herencia y la poligamia, el texto es inequívoco [otorga a la mujer la mitad de la herencia del varón y permite al hombre tener hasta 4 esposas]. Pero hay que recordar que muchos de los que ahora rechazan todo debate sobre estos dos puntos aceptan, eso sí, que se abandonen los ‘hudud’, los castigos penales que el Corán o la sunna (interpretación teológica) definen como imperativas, pero que han sido reemplazados por un código penal laico incuestionable.

Si la poligamia es un fenómeno marginal y el aborto ya está en debate, la cuestión de la herencia parece todavía intocable. Pero este privilegio del varón es totalmente anacrónico en una sociedad inmersa en un rápido proceso de urbanización y donde el modelo social tiende hacia los pequeños núcleos familiares. «Tener hijos hasta que uno salgo niño» para conservar los bienes en el clan ya no es algo que razonablemente se pueda proponer a nadie. Y por cierto, esta reforma tampoco supondría menoscabo alguno para la fe de las musulmanas y los musulmanes.

Hay motivo para estar optimista respecto al camino hacia la igualdad, al arrancar un año, que ya ha sido testigo de la abolición del apartado 2 del artículo 475 del código penal [que permitía hasta enero a un violador quedar libre de castigo si su víctima se casaba con él]. La historia laica, por muy lenta que nos parezca, está en marcha. Al fin y al cabo, no hace tanto que la Mudáwana, que muchos tenían por un texto sagrado, ha sido reemplazada por un Código de la Familia – si bien éste aún no es perfecto – gracias al trabajo de hormiga de las militantes y a los debates de la sociedad civil. Así que ¡a debatir sin tabúes!