Opinión

Devolvednos nuestro cuerpo

Aïcha Zaïmi Sakhri
Aïcha Zaïmi Sakhri
· 3 minutos

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El 8 de marzo, el Día de la Mujer, nuestra revista illi ha dedicado una mesa redonda y un informe a la condición de las mujeres y a las leyes marroquíes que las discriminan. Mencionamos las normas injustas de la herencia y el mantenimiento de esa práctica arcaica que es la poligamia y pusimos en la mesa la cuestión del aborto, todavía prohibido.

Hoy día, las mujeres circunnavegan de forma cotidiana todas esas leyes obsoletas: se realizan abortos clandestinos y se registran donaciones a las hijas en vida. De la misma manera, se tiene mucho ojo con los polígamos. Sin embargo, cuando alguien habla de cambiar estas leyes, los conservadores sacan del cajón sus fetuas y sus anatemas para intimidar a la mayoría silenciosa e impedir que se exprima.

Digámoslo con toda claridad: los progresistas, y el movimiento feminista en primer lugar, se han dejado engañar vilmente. Las propias activistas lo reconocen: enredadas en la búsqueda de soluciones a la aplicación catastrófica del Código de la Familia [tras su reforma en 2004], han pasado por alto otras luchas, entre ellas la que las mujeres llevan a cabo por apropiarse de su propio cuerpo, tanto en la esfera íntima como en el espacio público.

¿Sabía usted que violar a una mujer «desvirgada» acarrea un castigo menos grave que a una mujer virgen?

Está claro que el Código Penal actualmente en vigor no permite a las mujeres de ser dueñas de su propio cuerpo. En nuestro informe, nuestra periodista Maria Daif, con la ayuda de la abogada Houria Tazi Sadeq, compone la larga lista de leyes que demuestran que la mujer todavía no es igual al hombre. Es más: está aún lejos de ser considerada como un ser completo. Su cuerpo sigue perteneciendo a los hombres y a la sociedad.

¿Sabía usted, por ejemplo, que violar a una mujer «desvirgada» acarrea un castigo menos grave al agresor que si hubiera violado a una mujer virgen? Esto evidencia el desprecio manifiesto respecto a las mujeres que ya hayan perdido este himen tan valioso. En resumen, el cuerpo de la mujer sigue siendo una propiedad social y colectiva. Lo que se juzga no es la falta de consentimiento. Y al mismo tiempo, incluso si hay consentimiento mutuo, la ley castiga las relaciones sexuales sin matrimonio (a veces incluso ¡con más severidad que violar a una virgen!).

Por este motivo, el artículo 490, que penaliza las relaciones sexuales sin matrimonio debe modificarse o suprimirse de forma urgente. Si se les reconoce a los adultos mayores de edad el derecho a disponer de sus cuerpos, con consentimiento mutuo, todos los demás artículos discriminatorios del Código Penal seguirán; tal vez incluso los del Código de la Familia…

Este es el nervio de la guerra. Los fundamentalistas de todo tipo lo han entendido muy bien y se cierran en banda. Toleran la hipocresía que reina en el ambiente y que les viene muy bien, al igual que les viene bien a los religiosos y a quienes tienen miedo a los cambios.

Pero nuestro cuerpo nos pertenece. Ya es hora de que la ley tome nota.

Publicado en illi  · 8 Marzo 2014
Traducción del francés: Ilya U. Topper