Entrevista

Mayte Martín

«Quien desprecie el flamenco por cuestiones políticas, está perdido»

Alejandro Luque
Alejandro Luque
· 7 minutos
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Mayte Martín (Sevilla, 2014) | © Antonio Acedo

Cantaora exquisita, amiga de aventurarse también por senderos ajenos a lo jondo, Mayte Martín (Barcelona, 1965) está acostumbrada a atraer la atención sobre sí misma, a veces en forma de invectivas del flamenco más integrista. Y se diría que le gusta provocar. Su último espectáculo, que presentó ayer mismo en la Bienal de Sevilla, se titula Por los muertos del cante,  y en él rinde homenaje a los artistas desaparecidos que la marcaron como aficionada y como intérprete, mucho antes de darse a conocer a mediados de los 90 con Muy frágil, de cantar boleros con Tete Montoliú, de trabajar con la bailaora Belén Maya o adaptar los versos del malagueño Manuel Alcántara. Ahora, una vez más, está en otra cosa. “Se trata de crear una atmósfera de unión en el escenario. Crear un universo en el que, en una hora y media, todos, músicos y público, estemos viviendo lo mismo. Es un viaje, y hay que elegir muy bien a los compañeros que vas a llevar contigo”, afirma.

¿Existe el flamenco catalán? ¿Algo con características específicas, más allá de la simple cuestión geográfica?

Por un lado, pienso que el entorno, la atmósfera que respiras, donde has descubierto algo y lo has aprendido, influye en tu forma de hacerlo. Desde ese punto de vista, seguro que sí podemos hablar de flamenco catalán. O no, porque si escuchas por ejemplo a Duquende, te das cuenta de que su flamenco no tiene nada que ver con el mío, o con el de Miguel Poveda.

¿Para ustedes, el flamenco ha sido el puente emocional con la tierra familiar –en su caso paterna–, o algo más?

«Seguramente canto flamento por mi padre. Todo lo que emociona a quien quieres te importa»

No solo ha sido un puente. Seguramente canto flamenco, al menos inicialmente, por amor a mi padre. Pienso que todo aquello que emociona o le importa a alguien a quien quieres, automáticamente pasa a importarte a ti también. En eso se basa mi descubrimiento de la música.

Cuando ha probado a internarse en músicas distintas del flamenco, ¿ha seguido sintiéndose cantaora, o sentía que se convertía en otra cosa?

Absolutamente. Cuando hago boleros, o tangos, no me siento cantaora, no soy una cantaora haciendo otras cosas. Soy bolerista, cantante de tangos, lo que toque. Me zambullo en cada lenguaje, en cada estética, de un modo profundísimo. Yo solo hago el flamenco desde el flamenco.

De las muchas cosas que ha hecho en este campo, le falta cantar en catalán. ¿La lengua plantea conflictos?

«Cualquier expresión artística que no esté de moda, o no dé espectáculo, está muy poco apoyada»

Bueno, he cantado en catalán, pero no flamenco. Considero que soy muy abierta de mente, me siento muy libre, pero tengo una barrera. La frontera está donde para mí acaba lo natural. Todo lo natural para mí es bienvenido, el margen es amplísimo, pero debe existir una lógica orgánica. Y cantar flamenco en catalán no es natural.

Al independentismo, ¿le gusta el flamenco, o les miran con desdén?

Tengo grandes amigos independentistas que adoran el flamenco. De todo tiene que haber, la gente con sentido común sabe distinguir el tocino de la velocidad. Quien desprecie un arte como el flamenco por cuestiones políticas, está perdido.

Ha tenido usted que recurrir al crowfunding. ¿No hay mucho dinero público para apoyar el flamenco?

No es por una cuestión política ni nacionalista. En Cataluña, como en el resto de España, cualquier música, cualquier expresión artística que no esté de moda, está muy poco apoyada. Y no es porque sea flamenco o cualquier otro estilo, es por el sitio desde el que se hace. Para estar apoyado, el flamenco debe poseer una estética determinada.

¿Cuál es esa estética?

Dar espectáculo. Si no es así, no hay nada que hacer.

¿Sienten los jóvenes cantaores de hoy hartazgo por las viejas formas? Lo digo porque todos parecen estar buscando fuera de lo jondo, no en sus fuentes…

Creo que lo que hay es falta de amor por el clasicismo y la tradición. Si muchos han huido de esas fuentes no es por hartazgo, por hastío. Si así fuera, saldrían propuestas más interesantes. Si lo hacen, es porque cuesta mucho cantar por derecho.

Sí tenía raíz la rumba catalana, que recientemente perdió a Peret. ¿Qué fue aquello, una alquimia genial, una perversión…?

«Peret fue el padre de la rumba junto con el Pescaílla. Y me parece un invento super chulo»

Peret fue en efecto el padre de la rumba, junto con El Pescaílla. Y me parece un invento super chulo, una gozada, por lo mismo que decía antes: porque fue natural.

Para terminar, permítame una pregunta muy vieja: ¿hay machismo en el flamenco?

Qué puedo decir, ni lo sé ni me importa. Yo tiro para adelante con mi vida, con mis proyectos y mis historias. No me quedo mirando los obstáculos. Si lo haces, se pierde tiempo.

Recordando a Morente

Mayte Martín se encuentra de gira con su nueva propuesta, Por los muertos del cante, donde ejecuta algunos de los estilos que conforman su formación sentimental desde la infancia, como los Campanilleros de la Niña de la Puebla, la zambra La tana que grabó Carmen Amaya con Sabicas, el fandango de Frasquito Yerbagüena, la Milonga del solitario y un guiño a Manuel Pareja Obregón.

Conociendo su afición, cabe esperar interpretaciones fieles, pero también que su personalidad marque cada uno de estos cantes. Porque, según ella asevera,«una cosa es imitar, y otra ser vehículos a través de los cuales conservamos el clasicismo y la tradición», comenta. «En el repertorio clásico, yo no me considero imitadora. Si tienes algo que decir, puedes hacerlo a través de lo que otros han hecho antes. Crear no es solo inventar nuevas formas: se puede crear también volviendo a la malagueña de Chacón. Volver a los viejos palos es una forma de creación humilde y sutil, pero validísima», agrega.

A la pregunta de un periodista de por qué no incluyó un padrenuestro en el repertorio, quizá como el que popularizó en su día Manolito de María, la cantaora responde sin titubeos: «Todo este espectáculo al completo es un padrenuestro, si quieres».

Por otro lado, parece imposible hablar de cante y creación y no acordarse de uno de los grandes creadores del flamenco contemporáneo, acaso el último: el indiscutible maestro Enrique Morente, de quien Mayte Martín dice sentirse «impregnada».

«Ha sido un ser que no he tenido la oportunidad de conocer muy a fondo, pero creo que su manera de hacer en escena, su forma de enfrentarse al arte, dicen mucho de quién es. Sí, creo haberlo conocido a través del arte. Su sentido de la libertad y su honestidad me han servido de referencia», afirma.