Opinión

¿Cómo comenzó?

Uri Avnery
Uri Avnery
· 8 minutos

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Entonces, ¿cómo demonios comenzó todo?

La semana pasada traté de describir la guerra de 1948, a partir del tiroteo a un autobús judío al día siguiente de la resolución del Plan de Partición de la ONU. Algunos lectores cuestionan la elección de este momento. Insisten en que la guerra comenzó el 15 de mayo, al día siguiente de la fundación del Estado de Israel, cuando los ejércitos de los Estados árabes vecinos entraron en el país.

He visto esto en muchas ocasiones. Cada debate serio sobre el conflicto palestino-israelí plantea la pregunta de “¿Cuándo empezó?” Cada bando tiene su propia fecha, demostrando que el otro bando lo inició.

Lo iniciaron los árabes, afirman los sionistas. El conflicto empezó con la “invasión” de los ejércitos árabes. (“Invasión” entre comillas, ya que entraron en los territorios asignados por la ONU al Estado árabe palestino, aunque su objetivo declarado era destruir al nuevo Estado judío desde un principio).

Lo iniciaron los judíos, afirman los árabes. Empezaron a expulsar a la población árabe, conduciendo a la Naqba (“desastre”).

La ONU dio un país que no le pertenecía a los judíos, quienes no pertenecían a ese país

Lo iniciaron los árabes, responden los sionistas. ¿Por qué tuvimos que echar a la población árabe? Fue porque disparasteis a nuestros pueblos tras la resolución de la ONU el 29 de noviembre de 1947.

Lo iniciaron los judíos, replican los árabes. Todo empezó con esa resolución atroz. La ONU, compuesta en aquel entonces principalmente por estados occidentales y comunistas, dio un país que no le pertenecía a los judíos, quienes no pertenecían a ese país.

Sí, dicen los judíos, pero realmente comenzó con el Libro Blanco publicado por los británicos en mayo de 1939, el cual efectivamente cerraba las puertas de Palestina a los judíos justo cuando los nazis estaban planeando el Holocausto.

No teníamos elección, intervienen los británicos. En 1936 los árabes iniciaron una revuelta en la que mataron a judíos y soldados nuestros por todo el país.

Pero, ¿por qué tuvimos que hacerlo?, claman los árabes. Porque masas de judíos alemanas estaban viniendo a Palestina después de 1933, cuando Adolf Hitler asumió el poder en Alemania. Teníamos que pararlo, incluso por medios violentos, para prevenir que Palestina se convirtiera en un país judío.

Cierto, replican los judíos, pero vosotros lo iniciasteis mucho antes, en 1929, cuando organizasteis revueltas por todo el país, matando a montones de judíos.

No teníamos elección, afirman los árabes. El gobierno británico de Palestina favoreció a los sionistas y les permitió establecerse por todas partes.

Ese era nuestro derecho, dicen los judíos, consagrado en el Mandato conferido a los británicos por la Sociedad de las Naciones.

¿Quién le dio a la Sociedad de las Naciones el derecho de conferir un Mandato a alguien? preguntan los árabes. La tierra pertenecía a sus habitantes, casi todos árabes. Así comenzó todo.

A Theodor Herzl no le gustaba Palestina y empezó pensando en fundar un Estado judío en la Patagonia

Pero los árabes atacaron a los judíos en 1919, demostrando lo mucho que se necesitaba a los británicos.

Los británicos no tenía nada que hacer aquí, responden los árabes. Todo el lío comenzó realmente en 1917 cuando los británicos publicaron la Declaración Balfour, prometiendo establecer un “hogar nacional” judío en Palestina, que pertenecía en aquel entonces al Imperio otomano (musulmán).

El Imperio otomano estaba desapareciendo, dicen los judíos, y el movimiento sionista, el cual se fundó en 1896, ya había proclamado su derecho a Palestina.

Pero al mismo tiempo nació el moderno movimiento nacionalista árabe, el cual tenía el derecho indiscutible a reclamar Palestina y todos los países árabes.

Dios ha prometido…

Alá ha ordenado…

Etcétera.

Yo tengo mi propia teoría sobre cuándo y cómo comenzó el conflicto.

En 1904 murió Theodor Herzl, el padre fundador del movimiento sionista. A Herzl no le gustaba demasiado Palestina y empezó su búsqueda ideológica con la idea de fundar un Estado judío en la Patagonia, un territorio argentino que había sido recientemente “pacificado”.

A Herzl no le gustaban ni los turcos ni los árabes, pero los acontecimientos le convencieron de que los judíos no se irían a otro sitio que no fuera Palestina. En su libro “El Estado Judío”, la biblia del sionismo, declaraba que los judíos servirían en Palestina como una avanzadilla de la civilización occidental frente a los bárbaros orientales, es decir, los árabes.

Se podría alegar que fue aquí cuando el conflicto realmente comenzó, justo al principio de la idea sionista. Pero tengo en mente un momento aún más preciso.

Pocos años antes de la Primera Guerra Mundial, el Imperio otomano mostró signos de ruptura. Un movimiento modernizador, formado por oficiales del ejército, asumió el poder en 1908. Se hacían llamar “los Jóvenes Turcos”.

Un grupo árabe tuvo una idea: ofrecer a los sionistas una alianza contra el Imperio otomano

Entre la inquieta población árabe también surgieron grupos revolucionarios. Todavía no se atrevían a hablar de independencia pero, en cambio, propusieron un plan para la “descentralización” del Imperio otomano, otorgando cierta autonomía a sus diversas naciones.

Un grupo de miembros árabes del Parlamento turco, liderados por Rukhi al-Halidi (miembro de una familia de Jerusalén aún hoy en día importante en asuntos palestinos) tuvo una brillante idea: ¿por qué no acercarse a los sionistas y ofrecerles una alianza contra los turcos para luchar por esta idea?

El representante sionista en Jerusalén se apresuró a presentar esta oferta a Max Nordau, el nuevo presidente de la organización sionista. Nordau había heredado el puesto de Herzl tras la muerte del fundador.

Esto fue un momento histórico, uno de esos momentos en los que la historia contiene la respiración. Se abría una perspectiva completamente nueva: ¡una alianza entre árabes y judíos! ¡un movimiento conjunto de liberación!

Nordau, un famoso intelectual judío-alemán, no tenía la menor intención de aceptar esta oferta. Debía de parecerle una locura. Los turcos eran los dueños del país. Podían darle Palestina a los judíos. Se les podía sobornar. Los árabes estaban indefensos. No podían darnos nada.

Así que el momento pasó. Nordau mencionó la idea al Congreso sionista en Hamburgo, pero nadie prestó atención.

Para los europeos de principios del siglo XX, una alianza con los nativos era casi lunática

Muy poca gente conoce este episodio. Se describe en el prestigioso libro de Aharon (“Aharonchik”) Cohen.
La posibilidad existía sólo en teoría. La historia la hacen las personas reales, cuya conciencia está formada por las realidades de su época. Para los europeos de principios del siglo XX, la idea de tal alianza con los nativos contra un poder imperial estaba cerca de ser lunática.

Mirando atrás, esta idea podría haber cambiado la historia. Podríamos haber nacido en un país diferente.

En el otoño de 1947, cuando yo apenas tenía 24 años, publiqué un panfleto llamado (en hebreo): “Guerra o Paz en la Región Semita”.

Era una repetición casi exacta de las ideas en el incidente de Nordau, del que yo no sabía nada en aquel momento.

Empezaba con las palabras:

“Cuando nuestros padres, los sionistas, decidieron establecer un “refugio” en este país, tenían que elegir entre dos alternativas:

“Podían aparecer en Asia Occidental como conquistadores europeos, quienes se consideran la cabeza de puente de la raza “blanca”, dueños de los “nativos”; como los conquistadores españoles y los colonos anglosajones en América. Esto es lo que hicieron en su tiempo los cruzados en este país.

El conflicto palestino-israelí comenzó cuando el primer colono judío vino a este país en 1882

“La otra alternativa era considerarse como un pueblo asiático que regresa a su país natal, que se considera heredero de la tradición política y cultural de la raza semita y que está listo para conducir al pueblo de la región semita a la guerra de liberación contra la explotación europea”.

A excepción de la terminología, que pertenecía a su tiempo, subscribo cada palabra incluso hoy en día, casi 70 años después.

El conflicto palestino-israelí comenzó cuando el primer colono judío vino a este país en 1882, incluso antes de la creación oficial del movimiento sionista. Empezó como un enfrentamiento entre dos grandes movimientos nacionales que eran desconocedores el uno del otro. Este desconocimiento persiste, en gran medida, hasta el día de hoy.

El pasado no se puede cambiar.

Pero quizás, quizás, podamos aprender de él y sacar algunas conclusiones.

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© Uri Avnery  | Publicado en Gush Shalom | 18 Feb 2017 | Traducción del inglés: Miriam Reinoso Sánchez

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