Entrevista

Ramón de España

«Tenemos una derecha infame y una izquierda imbécil»

Alejandro Luque
Alejandro Luque
· 16 minutos
Ramón de España (Formentor, Sep 2017) | © Alejandro Luque / M'Sur
Ramón de España (Formentor, Sep 2017) | © Alejandro Luque / M’Sur

Formentor (Mallorca) | Septiembre 2017

Un infarto reciente no le impide paladear deleitosamente el humo de un cigarrillo antes de empezar la entrevista. En la terraza del hotel Formentor, adonde ha acudido para participar en las célebres Converses, Ramón de España (Barcelona, 1956) parece regalarse una pausa en medio del torbellino desatado en torno al procés y la cita electoral del 1-O.

Columnista de fondo, crítico de cómic, música y televisión, es autor de libros que se han ocupado de esta materia de un modo muy ácido, como El derecho a delirar o El manicomio catalán, que se suman a otros como El millonario comunista, La casa del dolor, Calidad de vida, La ola perfecta, El futuro no era esto, Sospechosos habituales… Durante la conversación, un amigo pasa por su lado, le palmea la espalda y grita: “¡Visca Catalunya!” La respuesta del periodista es automática “¡Ara més que mai!”

Apellidarse De España, ¿es un problema a la hora de opinar sobre el procés?

No, hasta ahora no lo ha sido, aunque llevo 40 años escribiendo y todavía me cruzo con gente que me dice, “¿y por qué ese pseudónimo tan extraño, como de folklórico?”. Es el apellido que me tocó, es lo único que queda de una familia que tiempo atrás tuvo títulos nobiliarios y dinero, si bien yo nací en la más inmunda clase media, y lo único que me queda es el nombre. Siempre hay gente a la que le caerá mal, y los nacionalistas se lo pueden tomar como una provocación más. Con lo que les gusta sentirse ofendidos…

¿Es posible escapar hoy de la etiqueta de facha si no eres pro-independentista?

«Está esa manía de identificar a España con el PP. Si estás por la unidad eres un facha»

Es prácticamente imposible. En España llamamos facha a todo el mundo con una alegría digna de mejor causa. También va bien cuando te quedas sin argumentos. Además, está esa manía de identificar a España con el PP. Si estás por la unidad eres un pepero, un facha, un miserable. Que lo hagan los nacionalistas lo veo normal. Me parece más preocupante que se haya sumado a esto la izquierda imbécil, esta gente de ‘cuanto mejor, peor’ tan bien representada por Ada Colau y Pablo Iglesias. Colau opina una cosa y la contraria, está a favor del referéndum, y por la tarde manda a la guardia urbana a requisar carteles, dice que no es independentista pero que votaría que sí. La pretensión de que no se le escape ni un voto fuerza a cambios de chaqueta, como una docena diaria, que un día de estos se le va a partir el brazo. Y lo de Iglesias, es un partido que pese a sus intentos de parecer renovadores, los veo rancios, viejunos, con una nostalgia de los años 30, incluso de los 60… Por no hablar de la manía de acabar los mítines con L’Estaca, que es una de las cosas que más odio. Tenemos una derecha infame, eso ya lo sabíamos, y algunos hemos descubierto que tenemos una izquierda imbécil. La situación no puede estar peor.

¿Por qué parece tan difícil encontrar una izquierda que tenga un proyecto de país desde los Pirineos hasta Gibraltar?

Bueno, estos tienen una habilidad del agit-prop nacionalista, que consiste en creerte que porque eres nacionalista, ya eres progresista, cuando también se te podría acusar de insolidario, de egoísta, de ricachón que no quiera compartir los caramelos. Esa es la trampa en la que ha caído esta especie de bolcheviques de andar por casa para los cuales todo vale con tal de quitar de en medio a Rajoy, a eso que llaman Régimen del 78, como si fuera la antesala del infienno… [risas] Los que crecimos al final del franquismo con cierta confianza de la izquierda, ver lo que ahora se entiende por izquierda en España, resulta muy deprimente. Es además un plan inútil, intentar fabricar la III República española con los nacionalistas, a los que la república española les importa una mierda, es que tampoco les va a llevar a ninguna parte. No es solo la mala fe, es una mezcla de mala fe y estupidez, que da siempre unos resultados funestos.

La izquierda que defiende desde Madrid “el derecho a decidir”, ¿piensa que Cataluña no es España, o piensa que es tan España que puede ser un buen principio para replantear toda la estructura territorial?

«No veo tanta diferencia entre el PP y lo que queda de Convergencia»

Pero si aspiran a ocupar el poder, me pregunto qué poder van a ocupar, ¿llegar a presidente de lo que queda de un país? Más bien es esa especie de propuesta no sé si ingenua, de creer que todo se puede defender, y ver cierto progresismo donde no lo hay. Y sobre todo está la obsesión de quitarse de en medio a la derecha, que está muy bien, pero hay cosas como la idea de país, que no son estrictamente de izquierda ni de derecha. En Cataluña tengo la impresión de que hemos pasado del régimen franquista al nacionalista, y que las técnicas son las mismas. No veo tanta diferencia entre el PP y lo que queda de Convergencia. Son dos partidos nacionalistas, de derechas, corruptos, uno con su Gürtel y otro con su 3 por ciento, pero su discurso patriotero es el mismo. Cambias la idea de país, el himno y la bandera, y tienes la misma tabarra. Pero hay que creerse que la de estos es la buena. Cuando no saben qué hacer, hablan de Franco, esa especie de ectoplasma que sigue por ahí rondando.

¿Eso explica que hace cuatro años tuvieran que salir escoltados del Parlament, con la turba llamándoles de todo menos bonito a cuenta de los recortes, y hoy estén a la cabeza de esas mismas masas?

Es realmente curioso, la unión del buen burgués y del revolucionario por un supuesto bien mayor. Ellos sabrán lo que hacen, pero me parece que tanto unos como otros han escogido un socio que no tiene nada que ver con ellos. Una vez más, estamos con la cosa del bien mayor, la Patria. Por eso la gente se echa a la calle, porque echa de menos una causa.

Llama la atención que muchos inmigrantes, especialmente de la comunidad islámica, simpatizan con la causa independentista. ¿Usted se lo explica?

«Tenían una norma no escrita de privilegiar la inmigración árabe sobre la sudamericana»

Bueno, es el paso siguiente a los rufianes, a los hijos de andaluces conversos a la causa, para hacerse perdonar no sé qué. El eslabón siguiente de los hijos de inmigrantes que se dedican a sobreactuar en su catalanidad. Pasó en el País Vasco, donde encontrabas infinidad de Aitor Rodríguez e Iñaki Fernández, que eran más abertzales que la hostia. El caso de Rufián me parece sintomático: un tipo que habla un catalán lamentable, pero que es más independentista que nadie. Es lo que antes se llamaba irónicamente el charnego agradecido, ahora hay algo un escalón más, el charnego reivindicativo que le ríe las gracias al señorito. Una actitud un poco a lo tío Tom, ¿no?

¿Tiene el independentismo, entonces, un vivero de votos en la comunidad musulmana?

Esa inmigración ha sido favorecida por el gobierno catalán, cuando estaba Àngel Colom en el departamento este de acogida del inmigrante. Tenían una norma no escrita, y nunca reconocida, de privilegiar a la inmigración árabe sobre la sudamericana, porque los sudamericanos tenían la mala costumbre de seguir hablando español. Al moraco, decían, lo podemos convencer con inversión de hablar catalán. Eso con independencia de que en la comunidad islámica abundan los trepas también, y allí tenemos unos cuantos, que salen en TV3. Es un caso de manipulación al que algunos con ganas de medrar se prestan encantados. Una manera de chupar del bote.

Tiene un libro y una columna titulada Manicomio catalán que invita a recordar aquello de Hamlet, “Parece locura, pero tiene método”, ¿no?

Ese libro funcionó bien porque respondía a esta gente con un arma que hasta entonces no se había usado, que era el humor, la ironía y el sarcasmo. El ninguneo por parte de la prensa del régimen fue absoluto, porque esto es una cosa muy nuestra: a usted no le censuramos, simplemente nos las apañamos para que parezca que usted no existe, y que su libro no se publicó jamás. No espere que le invitemos en TV3, no espere más que el basureo… Esta es la diferencia entre una dictadura y una democracia, Franco te podía meter en el trullo, y estos se las apañan para que parezca que no existes.

Pero le preguntaba por la supuesta locura, ¿es tal?

El gobierno actual, lo que ha hecho es dividir la comunidad por la mitad y fomentar el odio al vecino

Sí, el method in the madness, el programa les ha funcionado muy bien, mientras que el gobierno central lo ha hecho muy mal. Debería haberse construido un discurso para intentar hacer frente desde la razón a estas cosas, pero claro, ¿qué puedes esperar de un tipo como Mariano Rajoy? Es que es la nada. Ha tenido cinco años para elaborar ese discurso, para hacer un poco de campaña didáctica… Pero el discurso se lo han quedado los otros, son los únicos que han hablado sin parar. Y a este lo único que se le ocurre es que hay que aplicar la ley. De acuerdo, pero en una cosa que se basa tanto en las ideas, no puedes abandonar ese territorio con esa alegría, claro. También es su manera de ser y gobernar: gobierna haciendo lo que dice Angela Merkel, ¡que no digo que esté mal!, la inacción como forma de actividad, los problemas se arreglarán solos, o si no ya mandaremos a la Guardia Civil. Hombre, Mariano… Ahora, se haga lo que se haga, tenemos mal rollo para años: si toleras el referéndum, te saltas la ley. Si reprimes, fomentas el victimismo, el lloriqueo y las quejas urbi et orbi. Es una situación con una salida muy jodida. No puedes solucionar en dos semanas el adoctrinamiento que empezó en 1980 con el primer gobierno de Pujol. Y el gobierno actual, lo que ha hecho, es dividir la comunidad por la mitad, y fomentar el odio al vecino. Estupendo.

A la sociedad civil no independentista, se la ha acusado mucho de silencio cómplice. ¿Por qué ha estado la gente tan callada?

Hemos hablado cuatro, es verdad. Algo parecido pasó en Euskadi, y allí había muertos. La tendencia generalizada ha sido tragar, no plantar cara, la ambigüedad de los empresarios… La verdad es que no es para estar muy orgulloso de la propia comunidad, quizá una vez más perviva la tradición franquista del ‘No te signifiques’. Como pasamos de un régimen a otro, bueno, si al final decir lo que piensas es un lujo a disposición de cada vez menos gente.

El nacionalismo vasco, ¿cogerá un nuevo brío tras el procés, o no hay vuelta atrás allí?

Hemos tomado el relevo nosotros, con una gran dedicación. A los vascos, mientras no les toques el cupo, mientras sigan viviendo el triple de bien que el resto de los españoles, no pasará nada. De vez en cuando agitan el espantajo de la independencia, pero a lo sumo. Es una gente a la que hay que sobornar para que no se vaya de España, pero yo confío que, aunque sea por las instituciones europeas, se les acabe en algún momento el chollo.

¿Ha pagado algún precio por no callar?

“Tú danos tus votos, enano, y a cambio haz lo que quieras con tu tribu»

No, solo el basureo permanente de los medios. Nadie me intentó partir la cara de momento, aunque no lo descarto. Creo que vienen tiempos… Ayer me comentaba un amigo que, aunque esto se solucione aparentemente, se va a incrementar el puteo interno del disidente, esa presión a la vasca para hacerle sentir que sobra. De hecho, sobramos para ellos. Ellos solo gobiernan para la mitad, a los demás nos pueden dar por saco varias veces. Y a todo esto lo llaman democracia.

¿Qué va a pasar el 2 de octubre?

Veo tiempos negros. Ni con referéndum ni con represión vas a solucionar un problema mental. Aquí se ha fomentado el odio a tope, recuerdas a Pujol, ¿no? Primer paciència i desprès independencia. Esto se ha trabajado durante treinta y tantos años, mientras los gobiernos centrales nos dejaban tirados. “Tú danos tus votos, enano, y a cambio haz lo que quieras con tu tribu». La desidia de esos gobiernos centrales, a los que se les llena la boca con la idea de unidad, y luego venden a su padre por dos votos… ¡Aznar el primero!

Entonces, ¿espera una declaración unilateral de independencia y…?

No, no, eso puede ser reprimido, y la represión irá a más. Y se lo han ganado a pulso. Pero es lo que queda después, la sensación de que el daño ya está hecho. Y no vas a resolver en dos semanas el odio fabricado durante años.

En medio de este extremismo, ¿ha escuchado voces que pongan cordura, que arrojen luz?

«A la derecha nunca le he tenido ninguna confianza, ni esperanza depositada»

Las hay, pero es que con los nacionalistas es como hablar con la pared. Cuando alguien les lleva la contraria es un traidor, un miserable, mala persona… Es gente muy cerril, agarrada a una sola idea. Prueba de ello es que estamos volviendo a caer en lo de Companys, 80 años después. Para aspirar a lo de la independencia, dejando aparte que no me interese, yo te digo que si hubiera un 98 por ciento de catalanes que la quisieran, esto caería por su propio peso. Esta gente, lo que es intolerable, es que hablen en nombre de todos cuando son menos de la mitad, aprovechando ese silencio del que hablábamos antes. Eso, más los que se apuntan porque le tienen manía al PP, como si tuviera algo que ver la secesión con el PP. Todo está relacionado con la cretinización de la izquierda, para mí es lo más grave. A la derecha nunca le he tenido ninguna confianza, ni esperanza depositada. Además de aguantar a una derecha implacable canalla y ladrona, tienes también a una izquierda imbécil: es demoledor pal selebro.

Ni Ciudadanos, ni Podemos

No son pocos los detractores de Ramón de España que lo descalifican como afín a cierto españolismo representado por un partido como Ciudadanos. Él niega su afinidad con estas siglas: “Fui compañero de viaje durante un tiempo, ahora es una birria de partido de la que toda la gente decente se está saliendo. Pero en los inicios, cuando se lo inventó Francesc de Carreras, que es un cerebro privilegiado, aquello era una agrupación de autodefensa contra los abusos del nacionalismo. Ahora se ha convertido en un partido de derechas cuyo líder solo aspira a desbancar al PP. El día que anunció que se daba de baja de la socialdemocracia, dije: Ahí te quedas. Este rollo liberal, Alberto, te lo puedes meter donde te quepa. Y se está yendo gente demócrata a punta pala. Es una decepción más”.

“Yo creía que era un partido socialdemócrata”, prosigue el periodista, “ahora está al servicio de un megalómano que quiere llegar a presidente del gobierno, y cada vez más escorado hacia la derecha, lo que no les ha salido bien, porque la derecha española con el PP ya tiene bastante. Hubo una época, ¿te acuerdas? Que no se sabía muy bien si eran de izquierdas o de derechas, pero ¿qué ofrecéis que no ofrezca el PP o el PSOE?”

«Lo único que agradecí del triunfo de Ada Colau es que nos quitó de en medio al doctor Trías»

En el otro extremo, sobre la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau afirma que “siempre me pareció una oportunista. De profesión, activista. También es verdad que estoy mediatizado por un amigo mío que fue profesor suyo en la Facultad, y no la vio nunca por el aula. Formaba parte de todos los comités y subcomités progres, pero ir a clase no parecía una prioridad”.

“Ya en la época de la plataforma de la hipoteca me pareció que se apuntaba a aquello como se podía haber apuntado a la configuración de churreros. Necesitaba una causa, y una plataforma para su inmensa ambición política. Está en una situación de estar diciendo una cosa y la contraria, y no sé si al final no le va a salir el tiro por la culata. Dijo “No, no, de la plataforma me voy a mi casa, no quiero optar a la alcaldía”. Y dos meses después estaba en la alcaldía. “Tampoco quiero optar a la Generalitat”, y acabaremos viéndola allí. Y si tiene que presidir la III República española, pues bien, no le haríamos ascos. La maquinaria que son ella y el marido, que es el cerebro en la sombra, y que se conocieron cuando iban vestidos de abeja maya en no sé qué actividad reivindicativa… Y la pandilla que tienen en el Ayuntamiento, es toda de juzgado de guardia. Lo único que agradecí de su triunfo es que nos quitó de en medio al doctor Trías y a los convergentes. Pero forma parte de esa izquierda oportunista que no me gusta, ciertamente. Es muy triste esa izquierda que tenemos, y a la que además se suman ahora estos marxistas viejunos, como Josep Fontana, que a una edad provecta se ha hecho nacionalista. ¡Hombre, a estas alturas!”
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