Entrevista

Aïcha Zaïmi Sakhri

«La mujer tiene la ley de su lado, pero no hay justicia»

Ilya U. Topper
Ilya U. Topper
· 18 minutos
Aïcha Zaïmi Sakhri (2002)|  | © Rafael Marchante
Aïcha Zaïmi Sakhri (2002)| | © Rafael Marchante

A primera vista parece tratarse de un error. Una mujer rubia con blusa escotada hasta medio torso sonríe de entre las portadas de las revistas esparcidas sobre la acera de una calle marroquí. ¿Un magazine francés de moda? Un rápido hojeo parece confirmarlo: modelos con atrevidos bikinis, camisas transparentes, pareos, minifaldas, hombros y ombligos desnudos… Pero el título de la revista no deja lugar a dudas: Femmes du Maroc. Mujeres de Marruecos.

Si éstas son las mujeres de Marruecos ¿dónde se han quedado los velos, la amenaza del islamismo y los harenes? Femmes du Maroc rompe con varios clichés del mundo musulmán. Pero las imágenes sólo son la parte más visible. La audacia de este magazine se refleja aun más en sus reportajes, columnas de opinión y editoriales que apuestan sin ambages por un cambio social.

El humor, el satírico apunte de la realidad, es una de las armas de redactoras e ilustradores

Combinado con un amplio número de secciones que garantizan el éxito de toda revista femenina: belleza, salud, dieta, moda, decoración del hogar, agenda cultural, horóscopo, consultorio psicológico y jurídico… pero las cartas en la sección ‘Conoce tus derechos’ dan testimonio de la lucha por un mayor espacio de la mujer.

El humor —transformado a veces en mordaz ironía o satírico apunte de la realidad— es una de las armas principales de sus redactoras e ilustradores.

La cabeza de este espejo de un Marruecos diferente es Aïcha Zaïmi Sakhri, de treinta y seis años de edad. Dirige la revista desde que fue creada, en 1995, por el grupo empresarial Caractères, que edita otras tres publicaciones. Desde hace dos años, Femmes du Maroc cuenta además con una versión árabe, Nisa’ min al Magrib. Aunque la línea editorial es la misma, el contenido está adaptado a un público de un nivel adquisitivo y educativo menor. El precio – 17 dirham (1,7 euros) y 10 para Nisa’ – no es una barrera para el gran pública: se asemeja al de una entrada de cine.

«Cuando hacemos un especial de moda, hasta las mujeres que no saben leer quieren hojear las imágenes»

¿No se trata de una publicación algo elitista?
Es verdad que nuestro público está más concentrado en el eje Casablanca-Rabat, porque nos dirigimos a quienes hablan francés, es decir quienes pertenecen necesariamente a una categoría social más acomodada. Personas que tienen dinero, han podido ir al colegio, han estudiado… lo cual no es obvio en Marruecos, donde el 73 por ciento de las mujeres son analfabetas. En el campo, sólo una de cada diez mujeres sabe leer. Hay un problema de escolarización grave. Por otra parte, cuando hacemos un número especial de moda marroquí, nuestra tirada, normalmente de 25.000, puede subir hasta 35.000 ejemplares, porque hasta las mujeres que no saben leer quieren hojear las imágenes.

Imágenes de una moda indudablemente cara.
Sí, pero estas imágenes hacen soñar; un caftán hace soñar a una marroquí de la misma manera que un vestido de alta costura hace soñar a una europea. Es lo mismo cuando Elle o Marie-Claire hacen especiales de moda; es ropa extremamente cara que nadie compra, pero una intenta inspirarse para ponerse algo parecido. Un caftán puede costar 50.000 o 25.000 dirham pero hace soñar a toda mujer; lo mismo ocurre cuando mostramos ropa europea.

¿Se ofrece la imagen de la mujer moderna para soñar con este modelo?
Hay tipos de ropa marroquí como la chilaba o el caftán, pero creemos que deben evolucionar al igual que las mujeres. El caftán es muy pesado y se ha inventado para mujeres que están todo el día sentadas. Hoy, las mujeres se mueven, bailan, y necesitan ropa más corta. Las chilabas que proponemos son más abiertas, se llevan con vaqueros y con botas. Son ejemplos más festivos, porque cuando una mujer va a trabajar, evidentemente no se pone un caftán o una chilaba. Se viste normal, pantalones, falda, un vestido… También hay bañadores y lencería, lo que lleva la gente. La ropa tradicional es para las fiestas, las bodas, los bautizos…

Por muy moderna que sea la ropa que lucen algunas mujeres, los problemas familiares o sociales que se encuentran en casa son similares para todas.
Totalmente. Los problemas son los mismos. Es verdad que en Marruecos tenemos mujeres modernas, con estudios, que conducen coches, poseen empresas, son completamente independientes… pero a nivel jurídico no hay diferencia alguna entre ellas y una campesina. Una mujer casada no puede impedir que su marido se case con una segunda mujer. No hace falta la autorización de la primera, sólo debe ser informada desde la reforma legal de 1993. Antes no hacía falta ni informar a la esposa.

1993 es la fecha de la última reforma de la Mudáwana, el código de leyes que rige la vida familiar, inspirado en las normas islámicas, mientras que la legislación penal marroquí sigue los cuerpos legales europeos. La reforma amplió los derechos de las mujeres – como el derecho a obtenir un pasaporte y viajar al extranjero sin la autorización del marido – pero no cambió de raíz la discriminación legal.

«La poligamia no es costumbre, pero es una amenaza que siempre pende sobre la cabeza de la mujer»

A partir de 1998, el gobierno elaboró un plan de reforma con la participación de amplios sectores de la sociedad civil; su aprobación, prevista para 1999, fue bloqueada por el ministerio de Asuntos Islámicos y sigue siendo una asignatura pendiente. Femmes du Maroc expresa en todos sus números su apoyo a este ‘Plan de Acción’.

Uno de los editoriales más líricos de Aïcha Zaïmi Sakhri lo resume en 50 palabras: «Seamos zen. Estamos en el siglo XXI. El mundo se mueve. La globalización avanza. El euro reemplaza al franco. Las fronteras retroceden. La humanidad progresa. Las enfermedades disminuyen. La esperanza de vida alcanza récords. La educación se generaliza. Internet conquista el mundo. Las marroquíes esperan la reforma de la mudáwana.»

La reforma de la mudáwana prevé instaurar la monogamia.
Estaba previsto. El tema levanta muchas pasiones porque los hombres – incluso las mujeres – dicen que la poligamia es un derecho garantizado en el Corán. No es del todo verdad, porque el Corán dice que un hombre puede tomar dos, tres o cuatro esposas… y cuidado: hay que tratarlas con igualdad absoluta. Pero la igualdad absoluta no existe, luego es mejor casarse sólo con una mujer. Lo que ocurre es que los hombres no han leído más que el primer versículo.

«Sólo el 14% de las mujeres marroquíes ha elegido libremente su marido»

De todas formas, no hay muchos hombres marroquíes con más de una esposa.
No. La tasa es del dos por ciento. No es una costumbre, pero es una amenaza que siempre pende sobre la cabeza de la mujer. De todas formas, es un debate más simbólico. Lo que es una amenaza mucho más real y por lo que debemos batirnos es el divorcio. Necesitamos instaurar un divorcio judicial que trate a ambos cónyuges en pie de igualdad y permita que tanto la mujer como el hombre puedan pedir la disolución del matrimonio. Por motivos personales: porque ya no haya amor o porque el hombre se haya casado con una segunda mujer. Hoy no se puede pedir la separación por esta razón. Sólo existe el repudio.
¿No hay motivos por la que la mujer actualmente puede pedir el divorcio?
Hay tres motivos. Uno, si el marido es impotente, cosa que hay que demostrar. Dos, si es estéril, pero se trata de un proceso jurídico larguísimo, puede durar tanto que la mujer, cuando por fin se separe, ya sea demasiado mayor como para tener hijos. Tres, en caso de violencia conyugal, pero es extremamente complicado, hay que tener doce testigos. Lo cual es casi imposible, a no ser que el marido pegue a su mujer en un campo de fútbol… Y aun así es un proceso largo y mal visto, a las mujeres les ponen piedras en el camino.

Femmes du Maroc ha publicado un sondeo sobre el porcentaje de mujeres que han elegido su marido libremente. Son pocas.
El catorce por ciento. Pero comienza a cambiar. Es verdad que el matrimonio es una cosa muy importante para los marroquíes, y sobre todo las marroquíes, creo que es algo común a la cuenca mediterránea, una chica se debe casar aunque tenga excelentes estudios, lo que parece importar es que alguien se ocupe de ella. Pero desde hace unos años hay cada vez más mujeres solteras. La media de edad para casarse está en los 27 años y medio. En el campo hay matrimonios precoces: a los catorce o quince años. Quince es el mínimo legal. El Plan de Acción prevé elevar esta edad hasta los 18 años. Es que es una catástrofe: a los catorce años nadie tiene capacidad de elegir a su marido ¡si son unas chiquillas! La familia impone todo. A los veinticinco ya no se le puede imponer nada. A esta edad se trata de acuerdos. Las mujeres piensan: ya tengo treinta años, no me queda mucho tiempo, prefiero casarme con quien me propongan antes que quedarme sola.

«Es muy muy raro que las personas se casen contra la voluntad de sus familias»

Según el sondeo, casi nadie se atrevería a casarse sin el acuerdo de los padres.
En todas las capas sociales, la vida familiar es extremamente importante. Es muy muy raro que las personas se casen contra la voluntad de las familias. Hay muchos lazos, no se puede vivir sola, y sin la bendición de los padres es muy difícil. Sin embargo hay mujeres que eligen a su compañero, esto depende. Si una mujer es fuerte, sale, tiene estudios superiores, se mueve en la universidad que es donde una se encuentra con gente, o luego en el trabajo… entonces sí que tiene la oportunidad. Es un porcentaje reducido, claro. Porque la gente no se encuentra en la calle.

Tampoco hay muchos espacios públicos donde encontrarse.
Pues no demasiados. Los cafés, el cine….

Los cafés de la calle se ven bastante monopolizados por los hombres.
Las terrazas, no. Pero es verdad, no hay espacios o son lugares caros. Y encontrarse en la calle es un obstáculo mental para un hombre. Dirá a su madre: he conocido a mi compañera en la calle. Pues no puede ser una hija de buena familia… La nueva generación avanza, pero el peso de la mentalidad es todavía muy fuerte.

 «La ley debe preceder a los cambios de mentalidad, si no, podemos esperar mucho»

Cuando se acometa finalmente la reforma legal ¿quedará mucho por hacer?
¡Y tanto! Pero estoy convencida de que la ley debe preceder a los cambios de mentalidad. Porque si esperamos a que cambie la mentalidad, podemos esperar mucho. Pero la ley podemos reformarla. Una vez que esté prohibido pegar a la esposa, uno empieza a darse cuenta de que no tiene derecho a hacerlo.

¿La ley actual permite que el marido pegue a su mujer?
No lo permite, pero la gente lo ‘comprende’. La mujer lo puede denunciar pero volvemos a lo de antes: no puede aparecer en comisaría y decir que su marido la ha pegado, tiene que demostrarlo. La ley está de su lado, pero no hay justicia.

Con la reforma prevista ¿el status legal de la mujer marroquí se asimilaría al de las mujeres europeas?
El ideal de igualdad ni siquiera existe en Europa, pero ya sería un gran paso. Y cuando hablamos de igualdad, no son sólo derechos, también hay obligaciones. Ahora, la ley dice que la mujer debe obediencia al marido y él tiene la obligación de mantenerla. Nosotras queremos cambiar el término de obediencia por el de respeto mutuo, y que también sean mutuas las obligaciones. Muchas mujeres prefieren que el marido se las arregle como pueda: es él quien debe pagar. Pero si queremos que las cosas cambien, hay que hacer un esfuerzo. Las mujeres no pueden decir: quiero trabajar para comprar mi colonia y mi barra de labios y que él se busque la vida cuando no haya dinero. La igualdad, a fin de cuentas, es la independencia. Cuando una se gana la vida trabajando, tiene más seguridad. Cuando te quedas con alguien porque sabes que si te vas te quedas sin comer y sin techo, no se trata de amor sino de supervivencia.

También habrá hombres que prefieren un modelo de vida compartida
No tantos ¿eh? Al hombre marroquí, musulmán, árabe, mediterráneo, se le ha educado siempre diciéndole que él debe ser el más fuerte, y le tranquiliza que una mujer dependa de él. Tiene miedo de vivir con una mujer que trabaje. No tiene costumbre de dialogar y de comunicarse. El cambio también se debe a una necesidad económica. Hoy ya no se puede vivir con un solo salario. Los jóvenes lo tienen difícil a la hora de casarse, su sueldo no les permite alquilar una casa, por lo tanto no tienen más remedio que casarse con una mujer que esté trabajando. Algo es algo.

«No se puede vivir con un solo salario; los chicos deben casarse con mujeres que estén trabajando»

¿Y cómo está la igualdad en el trabajo?
Aún difícil. No hay muchas mujeres directoras de empresas. En la empresa privada no hay tanta discriminación real a nivel de sueldos, pero la realidad social hace que las mujeres sigan con sus obligaciones familiares y no se puedan dedicar tanto al trabajo. Así ellas mismas se limitan, aunque el nivel de estudios de las chicas es más brillante que el de los chicos. Son más serias, salen menos… peor: ellas no tienen derecho a salir, y no tienen más remedio que estudiar. Pero luego, ante la opción de aceptar un trabajo con mucha responsabilidad, ellas mismas se echan atrás porque les podría quitar mucho tiempo. Es algo tan asumido…. Yo misma, cuando aún trabajaba de redactora y me quedaba hasta tarde en la oficina, como los demás, el jefe me decía que me fuera a casa si tenía que hacer algo. Estaba sorprendido cuando le dije que no tenía obligaciones que atender en casa.

¿Cómo ha llegado a directora de Femmes du Maroc?
Ya llevaba tiempo trabajando para la misma empresa. Cuando decidieron hacer una revista femenina, me ofrecieron el puesto de directora, eso es todo. La revista no me pertenece, soy asalariada de la empresa, pero dirijo la publicación desde su fundación en noviembre de 1995. Y desde que se creó la versión árabe, Nisa’, yo también dirijo Nisa’, aunque hay una redactora jefa propia en esta revista. En Femmes du Maroc soy a la vez directora y redactora jefa.

«Muchas mujeres vienen a vernos con sus problemas; es muy duro escucharlas sin poder hacer nada»

En la redacción no sólo hay mujeres.
No estamos en absoluto contra los hombres, aunque quizás ellos se puedan sentir un poco desplazados aquí. El escritor Mustafa Akalay colabora desde el principio, y tenemos un redactor fijo desde hace años… las demás son mujeres. Bueno, y el director general del grupo de empresas también es un hombre. Evidentemente, las mujeres se sienten más implicadas. El periodismo no es un oficio inocente donde uno sólo se gana la vida. Una pone mucho, muchísimo, de su parte; es una pasión. Y el éxito de Femmes du Maroc se debe a que es un equipo que se implica mucho; todas ponemos mucho de nuestra parte y se nota la diferencia frente a otras revistas.

Una revista de vanguardia, en fin.
¿De vanguardia? No, porque los temas que tratamos preocupan a muchas mujeres. Sólo que nosotros los expresamos. De ahí nuestro éxito: las mujeres se reconocen, se identifican. Y muchas mujeres nos han tomado por una ONG, vienen a vernos con sus problemas, piden ayuda y consejos: ustedes son Femmes du Maroc, encuentren una solución… Y es muy duro escuchar los problemas sin poder hacer nada.

¿Y cómo va la competencia?
Citadine nos lleva un mes de ventaja, pero no es igual. Al principio era una revista femenina de lo más clásico. Higiene, belleza, salud. No tenían un discurso político o feminista hasta hace dos o tres años. Porque han visto en la competencia que eso funciona… Es por una buena causa y no me molesta en absoluto, todo lo contrario. Cuantas más seamos, más avanzaremos.

¿Qué placer se obtiene colocando cubitos de hielo sobre los pezones? ¿Por qué es malo que las mujeres finjan el orgasmo? ¿Qué hacer cuando el hombre sólo piensa en su propia satisfacción? A todas estas preguntas responden las dos páginas negras ‘¿Y si habláramos de…? Artículos serios o en clave de humor, ilustrados con testimonios y la opinión de un sexólogo conforman esta sección fija. Desde luego, quien no se informa sobre el sexo es porque no quiere.

¿Esta sección no choca en Marruecos?
Sí choca. Es audaz, incluso insolente, pero estamos dentro de la legalidad, porque hablamos del sexo en el marco del matrimonio. Tenemos la suerte de que la religión musulmana, a diferencia de la católica o la judía, considera que la relación sexual debe dar placer, no sólo servir a la procreación. Es verdad que por el lado social hay mucho pudor, no se debe mostrar nada, pero nosotras hablamos de estas cosas, les damos importancia, decimos a las mujeres que tienen derecho al placer… porque hay mujeres que no lo saben. Claro que es audaz, dirán dios mío, de qué hablan… pero no está prohibido. Lo que no podemos hacer es hablar del sexo fuera del matrimonio. De este tema hablamos sólo entre líneas. Porque estas relaciones están prohibidas por la ley. La gente va a la cárcel por eso.

«Nuestra sección de sexo es audaz, insolente, pero estamos dentro de la legalidad»

¿Tanto hombres como mujeres?
Las mujeres más que los hombres. Hay muchos problemas. En los hoteles no les dan habitación a una pareja que no esté casada. Hay que mostrar el acta de matrimonio. Claro que hay muchas contradicciones en Marruecos. Quiero decir que en todas partes las mujeres salen con hombres. Pero se arriesgan. Si vas por la calle con tu novia, el policía te puede parar y pedirte los papeles, preguntar a la chica qué hace con un hombre que no sea su hermano ni su tío. Y hala, a comisaría.

¿Por pasear juntos en la calle?
Pasear se puede, pero depende de a qué hora… En todo caso es difícil. No se puede vivir con un hombre sin estar casada. El concubinato está totalmente prohibido.

¿Y no está previsto cambiar esto con la reforma de la mudáwana?
Uf – por el momento no. Será lo último de todo. Ya con tal de arreglar las situaciones que existen dentro del matrimonio tenemos bastante, y luego veremos. No podemos empezar con todo, porque nos dirían que es contra la religión o lo que sea. Hay algunas familias abiertas, modernas, que lo admiten; las mujeres salen cada vez más con los hombres mientras estén esperando la boda, y se les deja, se les acepta cerrando los ojos… pero no se reivindica el derecho a hacerlo. Hay quienes se van a vivir con un hombre antes de casarse con él, pero sin que los padres lo sepan. Y hay que tener cuidado para que no se enteren los vecinos y lo denuncien. Hay que ser discreto, pero sí, existe.

Aunque desde luego no hay estadísticas sobre cuántas chicas marroquíes llegan vírgenes al matrimonio.
Ah no, eso es imposible de saber. Porque la restauración del himen es la gran moda.

Con los editoriales que critican de forma tan tajante la oposición religiosa y conservadora que impide la reforma legal ¿no recibís denuncias?
No, por el momento no, aunque podría pasar.

¿Y cartas de amenazas?
No demasiadas.