Entrevista

Erika Lust

«¡Basta ya de putificarnos en vuestro cine porno, chicos!»

Alejandro Luque
Alejandro Luque
· 9 minutos
Erika Lust | Foto promocional
Erika Lust | Foto promocional

En el inagotable abanico del cine para adultos de hoy, el nombre de Erika Lust (Estocolmo, 1977) no pasa en absoluto desapercibido. Esta joven directora afincada en Barcelona es el rostro más visible del nuevo movimiento de porno para mujeres, un movimiento que tuvo como precursora en los años 80 a la neoyorquina Candida Royale, y que no para de ganar adeptos cada día.

Lust, que creó en 2004 su propia productora, Lust Films, debutó ese mismo año con el corto La buena chica, en el que daba un giro a la clásica historia del repartidor de pizzas y el ama de casa. Le siguió Cinco historias para ella, una colección de piezas breves que le valió premios en los festivales de Barcelona, Berlín, Nueva York y Toronto, y la experimental Barcelona Sex Project. Actualmente ultima la producción de su próximo filme.

Su crítica al porno convencional y su apuesta por un cine X que incorpore la mirada femenina sobre el sexo están contenidas en el ensayo Porno para mujeres (Melusina, 2008).

Dedica algo más de 200 páginas en explicar qué es el porno para mujeres. ¿Sería capaz de resumirlo en pocas palabras?
El cine X hecho por hombres para hombres es porno, y el porno tiende a ser aburrido, feo y repetitivo. Yo hago películas con sexo, hechas desde una perspectiva femenina para un público femenino. Yo creo que si las mujeres participamos en el discurso de la pornografía tenemos delante una excelente oportunidad de explicar a los hombres nuestra sexualidad de manera muy explícita y gráfica. ¿Qué mejor ocasión se nos va a presentar para ayudarles a entender algo que todas sabemos que a muchos les cuesta comprender?

¿Cómo fue recibida en un mundo tradicionalmente masculino —cuando no machista— del porno? ¿Padeció algún tipo de discriminación?
¡Mucho! Los productores y directores se sienten amenazados cuando digo que hago cine adulto femenino y feminista.Lo primero que hacen es indignarse y decir que el cine X que ellos hacen es suficiente, y agradable también para los ojos de una mujer.Que yo no aporto nada nuevo, que más bien el subgénero que propongo es un paso hacia atrás en la busca de la igualdad entre hombres y mujeres. Lo mismo dijeron cuando la mujer quería votar, decían que no era necesario, que ya votaban ellos por nosotras. Una anécdota: la de un alto ejecutivo de una empresa de porno que me dijo que las mujeres nunca vamos a comprar artículos relacionados con sexo, que no gastamos dinero en sexo, sino que a nosotras se nos paga por el sexo.

El viejo chiste habla de las mujeres que veían las películas porno hasta el final “para ver si al final se casan”.¿Qué hay de cierto en ese tópico? ¿La facilidad para separar libido y sentimientos es exclusiva de los varones?
Pues como tú bien dices, es solo un tópico, no hay nada más lejos de la realidad. Lo de “al final se casan” suena a chiste, ¿no? Una mujer busca  excitación en las imágenes, igual que los hombres, pero otros elementos como la historia, la música, los detalles, la percepción del tacto de la piel, no son incompatibles con la excitación, ¿por qué no puede estar todo?

En términos generales, ¿humilla el porno convencional a las mujeres? ¿Cree que la humillación de la mujer forma parte, en cierto sentido, de la fantasía masculina generalizada?
Es humillante en el sentido de que es completamente irreal. Muchos hombres sueñan con la sumisión pero hay quienes quieren sentirse dominados, así que eso es muy particular en cada uno.Pero nosotras no queremos ver personajes femeninos que pertenecen al imaginario colectivo masculino, y a su mundo fantástico ideal sexual:  putas, prostitutas, babysitters adolescentes cachondas, alumnas con coletas, minifaldas y chupa-chups, ninfómanas, animadoras del equipo que se follan a todo el banquillo, camareras multiorgásmicas, vigilantes de la playa neumáticas… ¡Noooooooo! ¡Ya basta de putificarnos de esa manera en vuestro cine porno, chicos! O mejor dicho, seguid haciendo ese cine, habrá a quien le guste; yo, y otras mujeres modernas, queremos vernos reflejadas a nosotras mismas en nuestro nuevo cine para adultas. Queremos ver a la dueña de un restaurante, a una ejecutiva inteligente, a una Jefa de Estado, a una madre soltera, a una madre casada, a una diseñadora gráfica, a la dependienta de una erotic boutique… Queremos ver a mujeres normales protagonizando historias de sexo reales, donde la intimidad sea la clave, donde conozcamos a los personajes antes de verles follando.

El porno que usted cultiva y defiende combate los estereotipos dañinos para las mujeres, pero ¿es posible lograrlo sin generar otros estereotipos?
Sí, y puede conseguirse cuando hay una pluralidad, cuando mucha gente trabaja para explicar las cosas desde su punto de vista. Romper estereotipos se consigue creando otras estéticas, otras versiones, cuando a los rodajes viene a trabajar gente de otras disciplinas, la publicidad, la música, la moda… de esta manera es muy difícil caer en estereotipos.

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Internet ha revolucionado el modo de pensar y hacer el porno, y también ha democratizado su producción hasta niveles impensables hace años. ¿Trabaja este hecho a favor de las mujeres? ¿Cómo va a evolucionar el enfoque de las películas?
Sí, porque Internet proporciona un mayor acceso y más facilidad para distribuir. Más discreción, también, para aquellas que aún tengan un poco de reparo en acudir a una erotic boutique. De cara a la distribución, el cambio ha sido radical e Internet ya es la clave para que las películas se den a conocer, y para la promoción de los actores. En general funcionan muy bien las piezas cortas, los cortometrajes.

En su libro señala que el colectivo gay consiguió muy pronto tener su propio cine porno, ¿a qué cree que se debe? ¿Qué pueden aprender de ellos?
El colectivo gay siempre ha sabido defender bien sus derechos y su lucha en este sentido ha sido brillante.Aún hay mucho por hacer en muchos países, pero el hecho de que se hayan considerados a sí mismos como un colectivo con ideas por las que luchar ha favorecido la creación de sus propios códigos de expresión. El porno es uno más de esos discursos que han utilizado para expresar su sexualidad, muy importante como característica intrínseca de su naturaleza individual.

Es curioso que, en muchos países, publicaciones tan distintas como Marie Claire o Interviú tengan indistintamente en sus portadas señoras espléndidas con más bien poca ropa, siendo más extraño que aparezcan varones de una guisa similar. ¿Cómo se explica?
Las portadas de ésas y otras revistas son muestras de la continua objetualización de la mujer, y de su cuerpo. Nosotras, simplemente, no estamos tan interesadas. Si hubiera un gran público femenino que comprase revistas con chicos desnudos en la portada, ten por seguro que se editarían.

¿Están todas las sociedades preparadas para producir y consumir porno para mujeres, o se requiere un determinado grado de madurez?
Evidentemente las sociedades occidentales son menos restrictivas en este sentido. En los países musulmanes hoy por hoy es inconcebible que se comercialicen productos de este tipo. Las mujeres en esos países tienen todavía una larga batalla que librar con respecto a los derechos más fundamentales. A medida que las sociedades son más conscientes de la necesidad de trabajar en una buena educación sexual en sus jóvenes será  más fácil que surjan nuevas voces en el ámbito del cine X.

¿Por qué se considera a las iglesias el obstáculo más recurrente? Usted menciona en su libro expresamente, si no recuerdo mal, a “la tradición judeocristiana”.
Porque la tradición judeocristiana es represiva por naturaleza y sienta sus bases sobre grandes pilares como la moral o la culpa. Es la Iglesia Católica la gran abanderada de esa tradición, así que por su esencia retrógrada continúa censurando no ya el discurso pornográfico, sino cuestiones básicas como la protección ante la transmisión de enfermedades sexuales.

La ministra de Cultura española ha propuesto aplicar la discriminación positiva para fomentar las películas de directoras.Pero muchas mujeres del cine se han manifestado en contra, juzgándola innecesaria. ¿Cuál es su postura al respecto?
Yo soy muy competitiva y creo que si eres buena en lo que haces, no hace falta que nadie te ayude, o te discrimine positivamente o te de subvenciones. Pero me parece que si algunas mujeres directoras (no sé quienes) se han manifestado en contra de esa idea de la ministra, deberíamos consultar también a las directoras noveles o estudiantes de cine, para tener también su visión. Si tu ya estas consagrada es facil decir desde esa posición que todo ya te está bien, pero si quieres empezar, no lo ves del mismo color.

Por último, una curiosidad: hemos visto algunas fotos suyas posando junto al director Tinto Brass, en cierto modo un paradigma del erotismo de y para hombres. ¿Qué se dijeron?
Nos caímos muy bien, Tinto es un paradigma del erotismo, pero no del erotismo machista. Tinto no es Nacho Vidal, ni Rocco Sifreddi. Tinto es un cineasta, un hombre culto e inteligente, no es un pornógrafo machito musculitos chulito cabroncete. Esos últimos me llaman feminazi, vacaburra y petarda. Tinto respeta y admira mi trabajo.