Reportaje

La frontera más larga del club europeo

Irene Savio
Irene Savio
· 10 minutos
Frontera entre Croacia y Eslovenia | © Irene Savio / M'Sur
Frontera entre Croacia y Eslovenia | © Irene Savio / M’Sur

Son 1.377 kilómetros. Desde julio, los confines de Croacia forman la frontera más larga que un país de la Unión Europea comparte con Estados que no pertenecen al club. Y es un coladero para inmigrantes que quieren acceder a la UE, o eso temen las autoridades tanto en Bruselas como en Zagreb. Especialmente teniendo en cuenta que el país planifica adherirse en 2016 al Tratado Schengen, que prevé la libre circulación de personas.

La entrada del país en la Unión Europea ha avivado las rutas balcánicas de la inmigración. Unos entran desde Turquía a Bulgaria para pasar a Serbia y de ahí seguir hacia Croacia o Rumanía; otros atraviesan Grecia, Albania, Montenegro, Bosnia y Croacia o, provenientes de Grecia, siguen por Macedonia y Serbia hasta llegar a Croacia.

El fenómeno detrás, claro, tiene el rostro de carne y hueso de gente vulnerable que habitualmente llegan al país por vía terrestre, a menudo escondidos en camiones o furgonetas.

La entrada de Croacia en la UE ha avivado las rutas balcánicas de la inmigración clandestina,

Los afganos son el colectivo más cuantioso, pero también hay africanos. Como P. W. S., un nigeriano que sólo quiere identificarse por sus iniciales y que reside en Zagreb. Llegado clandestino al país hace año y medio, consiguió recientemente el asilo político y un pasaporte croata, algo poco frecuente. Quienes siguen siendo ilegales ahora, hacen las maletas para continuar viaje. «Croacia es considerada una naciónde paso para los inmigrantes» , coincide Barbara Matejic, periodista experta en minorías.

Un proceso que se acelera

«Yo me quedaré, ¡pero soy minoría!» , recalca el inmigrante, que trabaja como intérprete por una oenegé. Otros muchos hacen las maletas para irse cuanto antes hacia el norte, señala. «Muchísimos de mis amigos se han ido en estos meses y semanas, para evitar ser devueltos en el futuro a Croacia, a raíz de la normativa europea Dublín II», relata P. W. S. La mencionada ley prevé que todo inmigrante que pide refugio en un estado de la UE será devuelto al país europeo en el que primero se registró su entrada. Es decir, que una vez que Croacia es parte de la UE, ya siempre se tendrán que quedar en este pequeño territorio.

La llegada de indocumentados irá en aumento

«Salir del país (hacia la UE) está costando entre 600 y 1.000 euros. Muchos se van en automóviles privados, y hasta donde tengo información están llegando a sus destinos y no se les está devolviendo. Hay muchas razones que los empujan a irse, pero básicamente es porque no hay trabajo aquí», agrega P. W. S. En añadidura, las medidas para la integración de los inmigrantes en Croacia no brillan por su eficacia, más allá de algún avance legislativo que sí hubo.

La llegada de indocumentados irá en aumento. Con más motivo que antes, se preocupan burócratas y ONGs, los inmigrantes pretenderán entrar en Croacia para luego pasar a Eslovenia y de ahí proseguir hacia el resto de Europa. Pero no hay una postura política nítida. Tanto en el Ministerio de Interior de Croacia como en las oficinas de policía nacional, los funcionarios esquivan toda pregunta respecto a la frontera sureña del país. «Estamos muy ocupados», se justifica una agente ante las insistencias.

Las cifras

De 2011 a 2012:

33 % es el aumento en el número de ‘sinpapeles’ detectados en toda la región balcánica entre 2011 y 2012. Pasó de 26.223 a 34.825.
89 % aumentó la entrada en Croacia: de 3.461 personas detectadas pasó a 6.541. De 2010 a 2011 ya había aumentado un 37%.
118 % es el incremento de cruces ilegales de Serbia a Croacia entre 2011 y 2012. Más del 95 % continúa luego hacia Eslovenia.

inmigrantes-rutas
Muchos inmigrantes llegan a través de la franja de tierra que separa Serbia de Croacia. Allí se registró un aumento del 118% de cruces ilegales detectados en 2012. Esta fue la principal vía de entrada en Croacia, pese a que la frontera sólo mide 317 kilómetros. En los algo más de 1.000 kilómetros de línea divisoria entre Croacia y Bosnia también están en aumento los intentos de entrada ilegal, pero dada la dificultad de controlar la zona montañosa por la que transcurre, hay información menos fiable al respecto.

«El número de detenciones por entradas ilegales en Serbia y Croacia haya sido en el cuarto semestre de 2012 el más alto entre los miembros del área Schengen y de la UE, incluso superior al de Grecia», constata el informe Western Balkans Risk Analysis 2013 de la agencia europea para la gestión de la cooperación operativa en las fronteras exteriores de los Estados miembros de la Unión, más conocido como Frontex.

Es más, aclara esta agencia: «El aumento de detenciones de inmigrantes en las fronteras de Croacia-Eslovenia y Serbia-Croacia ha confirmado un rápido crecimiento de esta ruta, que ya se había detectado a finales de 2011. El paso de inmigrantes irregulares de Serbia a Croacia, en lugar de Serbia a Hungría, está en neto aumento».

Cada vez más inmigrantes prefieren cruzas desde Serbia a Croacia en lugar de a Hungría, dice el Frontex

No está claro si las autoridades croatas están preparadas para afrontar el fenómeno de una forma adecuada. Como anécdota cabe resaltar el caso de Blaz Topalovic, el jefe de policía de Vukovar –cerca de la frontera con Serbia– arrestado el pasado 2 de agosto por tráfico de inmigrantes.

Pero una vez que los indocumentados estén en el país, tampoco hay facilidades. No existen centros para menores migrantes en situación de irregularidad y sólo hay uno para los adultos. Éste, abierto en 2007, está localizado en Ježevo, cerca de Zagreb, y, según admite el informe de marzo de la Comisión Europea, «está alcanzando su capacidad máxima». Algo que las autoridades europeas quieren solucionar con la apertura de otros dos centros en Croacia, que habrían de ser financiados con fondos comunitarios.

También está lleno el centro de Kutina, dedicado a los solicitantes de asilo político y protección humanitaria, estatus que Croacia concede poco. De hecho, de las 3.228 peticiones recibidas por el país entre 2004 y 2012, sólo 50 para refugiados y 80 para personas con derecho a ayuda humanitaria fueron aprobadas, según datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

El racismo, en auge

De ahí que una cantidad creciente de migrantes, incluso aquellos con derecho a recibir la consideración de refugiado, viven en un limbo durante mucho tiempo, algo que ha provocado pequeños incidentes en el país que, si bien aún no alarmantes, están bajo lupa de las organizaciones humanitarias.

«Ya hay cierta tensión. Hasta hace poco no era así, pero más recientemente ha habido algún episodio de racismo, en particular en los barrios cerca de los centros de detención y de refugiados y en zonas deprimidas del país», explica Julija Kranjec, investigadora del centro Estudios sobre la Paz de Zagreb. «Hubo un episodio en Osijek (en Eslavonia, en el este del país), donde un inmigrante fue acuchillado con una navaja por un grupo de personas», destaca.

«Hay que tener en consideración que más del 90% de la población de Croacia es de tez blanca», añade la investigadora. «Algunos creen que hemos venido a quitarle el empleo a los croatas», explica por su parte P.W.S., el inmigrante nigeriano.

La cuestión se hace mayúscula si se toma en consideración que muchas de las rutas de estos inmigrantes coinciden también con las de los históricos tráficos que pasan por la región. Tráficos que la UE teme que se acentúen. «El flujo de armas desde los Balcanes a Europa podría incrementarse a partir de la adhesión de Croacia y el desplazamiento de las fronteras de la UE a la zona montañosa que separa Croacia de Bosnia-Hercegovina», advierte Frontex.

Un caso aparte son los puertos de la costa croata. Como Zadar, donde, según Europol, la llegada de clandestinos es un fenómeno marginal, pero abundan «los tráficos de drogas, en particular cocaína, que principalmente llega a través de contenedores marítimos».

¿La solución para el frente croata de la Unión Europea? Muy sencillo: empujarlo más hacia el sur. En lugar de reforzar la frontera «es importante que los demás países de la región también sean incluidos en la UE», reclama el presidente de Croacia, Ivo Josipovic. «Para garantizar la paz y la estabilidad de nuestras futuras generaciones, hemos entrado en la Unión Europea. Y, por esta razón, no queremos que Europa se acabe en nuestras fronteras», dijo el político durante la celebración de la entrada en el club, el 1 de julio pasado.

«Los Balcanes son importantes para nuestra identidad e historia», insiste también el primer ministro croata Zoran Milanović, al recalcar que hará lo posible para que se produzca una «rápida» adhesión del resto de los Estados de la región. En esta línea, Stipe Mesic, el último presidente de la Yugoslavia unida y expresidente de Croacia, considera que también Kosovo y Serbia deben entrar juntos.

La negociación de Serbia empezará en enero de 2014, según ha prometido el Consejo de Ministros de la UE. Al menos, el ingreso de este país cerraría el actual hueco entre Croacia y Bulgaria. A cambio, alargaría la frontera exterior del club otros cientos de kilómetros más. Algo que sólo se remediaría con el ingreso de todo el resto de los Balcanes…

«No queremos una muralla china en nuestras fronteras»

Ivo Josipovic. Presidente de Croacia

Ivo Josipovic (2011) | Roberta F. Creative Commons 3.0
Ivo Josipovic (2011) | Roberta F. Creative Commons 3.0

Croacia ha entrado en la UE. ¿Es una garantía de que la región no se enzarce en nuevos conflictos?
Sin lugar a dudas: así habrá paz en toda la región.

Ahora que Croacia está dentro de la UE, ¿apoyará la entrada de Serbia?
Por supuesto. Y no sólo apoyaremos a Serbia, sino también a Bosnia-Hercegovina, Macedonia, Montenegro y Albania. Sin estas naciones, a Europa siempre le faltará algo. Lo que no sé es cuánto tiempo les llevará cumplir con los requisitos necesarios, quizá muchos años.

Un obstáculo es que hay países europeos, como España, que no reconocen la independencia de Kosovo.
Creo que no hay racionalidad en una postura que considera que el ejemplo de Kosovo llevará a la desintegración de otros países. Comprendo que hayan surgido temores, tal y como ha ocurrido con los políticos españoles. Pero cada caso es único e individual. Lo que pasó en la antigua Yugoslavia, lo que ocurrió entre checos y eslovacos, y más recientemente entre serbios y kosovares, no son modelos, ni pueden animar la disolución de otros países.

Croacia aún no está en Schengen. ¿Está preparada?
Eso ocurrirá en dos años. Estamos en ello, en adecuarnos a los estándares europeos. Y, de todas formas, no me gustaría ver una muralla china en la frontera de Croacia. Creo que sería un gran error clausurar la puerta a nuestros vecinos.