Entrevista

Juan José Tamayo

«El dogma cierra toda posibilidad de pensar»

Lucía El Asri
Lucía El Asri
· 15 minutos
Juan José Tamayo (Madrid, 2013) | © Lucía El Asri
Juan José Tamayo (Madrid, 2013) | © Lucía El Asri

Madrid | Noviembre 2013

Teólogo desde hace más de tres décadas, Juan José Tamayo (Amusco, Palencia, 1946), es conocido como uno de los estudiosos españoles más críticos con la religión. Es director del Cátedra de Teología y Ciencias de la religión “Ignacio Ellacurría” de la Universidad Carlos III de Madrid, así como profesor interino de Teología y Religiones en el Mundo Contemporáneo de la misma universidad. A pesar de haber sido muy criticado por sus opiniones en este ámbito, no tiene reparos en decir lo que piensa.

Nos encontramos con el profesor en el campus que la UC3M tiene en Puerta de Toledo, donde ofrece la conferencia “Utopías para tiempos de crisis”. Allí asegura que la utopía es la que salva a la humanidad de desembocar en la barbarie, algo que ayuda a caminar hacia aquello que se busca.

«Llego a la teología para liberar a esa fe religiosa de sus connotaciones dogmáticas»

En su aula se discute sobre religión como un diálogo entre alumnos y profesor. Algo que unido a su capacidad de hablar durante horas, y con profundidad, sobre un tema, convierte sus clases en las asignaturas más solicitadas de la facultad.

Entre las obras de Tamayo destacan Islam, cultura, religión y política (Trotta, 2009); Otra teología es posible. Pluralismo religioso, interculturalidad y feminismo (Herder, 2012); e Invitación a la utopía. Ensayo histórico para tiempos de crisis (Trotta, 2012).

Lleva toda una vida dedicado a la teología, ¿Qué le hizo tomar ese camino?

Me llevó ese intento de dar razón de aquello que crees. Mostrar cómo la fe religiosa no tiene por qué ser irracional o contraria a la lógica. Era una disciplina no necesariamente cerrada sobre sí misma, ni dogmática, sino más bien crítica de los propios dogmas de las diferentes religiones. Por tanto, llego a la teología para liberar a esa fe religiosa de sus connotaciones dogmáticas. En algún momento leo un texto de Paul Ricoeur que dice “el símbolo da que pensar”, y yo en seguida completo: “y el dogma cierra toda posibilidad de pensar”.

Entonces, podría definirse como un hombre creyente, ¿o no?

Bueno, yo soy un creyente crítico que se mueve en el horizonte de la libertad. No soy crédulo: la credulidad consiste en aceptar una serie de afirmaciones, una serie de verdades, o tener una concepción del mundo que se mueve en el terreno de lo mítico, de lo mágico, de lo supersticioso. De ahí creo que la creencia en esta sociedad moderna y postmoderna no puede ser la ubicación e instalación en un espacio cómodo de tranquilización de tus propias dudas.

«El cristianismo en Europa condena todo movimiento de jóvenes que busca otro estilo de vida»

Hay quien considera que vivimos una época de pérdida de creencias. ¿En qué momento se encuentra el cristianismo en Europa?

El cristianismo en Europa está viviendo una de sus crisis más profundas. La juventud observa que las religiones no conectan con sus inquietudes ni aspiraciones. La religión y el cristianismo en Europa condenan todo movimiento de jóvenes que busca otro estilo de vida, otra forma de realización, y la oferta que les hace a los jóvenes la religión es de carácter más bien represivo. Y eso, lógicamente, desemboca en un proceso de descristianización generalizado. Al menos, si no es de desvinculación del cristianismo, sí es de desvinculación y alejamiento de las formas institucionales del cristianismo, lo que se traduce en una pérdida de la práctica religiosa, en un abandono de los principios éticos de carácter social igualitario del cristianismo y la instalación cómoda en un mundo de valores de la sociedad de consumo, de la sociedad capitalista.

¿Qué motivos han podido generar esta crisis?

Primero, una crisis generada por todo el proceso de secularización que se gesta en Europa a partir del siglo XVI con el Renacimiento, y que va desarrollándose en los siglos futuros a través de la separación de campos. Luego, en el siglo XIX ya se da un paso más del proceso de secularización a la crítica de la religión, lo que desemboca en ateísmo.

¿Qué otros factores influyen en esta cuestión? 

Un factor muy importante de la crisis del cristianismo es todo lo que tiene que ver con las revoluciones sociales. La organización de las clases trabajadoras a través de los sindicatos se da en la medida en que las religiones y el cristianismo en Europa van alejándose de los intereses de la clase trabajadora y van identificándose con los intereses de la clase dominante. Se produce el fenómeno de la descristianización de la clase trabajadora. Es una descristianización lógica, porque la religión cristiana no apoya las reivindicaciones obreras legítimas, sino que más bien justifica la propiedad privada como derecho natural, el modelo de desarrollo capitalista, el comportamiento opresor de los empresarios, la alienación de que son objeto las personas trabajadoras… Y no solamente lo justifica, sino que les dice que no puede levantarse contra los patronos, sino que deben acatar esas condiciones, anunciando que tendrán su premio en la otra vida, y que por tanto, tienen que aguantar y soportar ese estado de esclavitud.

«Los dirigentes religiosos están más empeñados en ejercer el poder que en ejemplificar con su vida»

¿Puede que tenga que ver con la imagen que dan algunos representantes de esta religión?

Claro, un papel importante en esta descristianización se debe al comportamiento muy poco ejemplar de los dirigentes religiosos. Son personas que están más empeñadas en ejercer el poder y controlar las conciencias, establecer alianzas con los poderosos… que en ejemplificar con su vida los valores éticos del Evangelio. Y son dirigentes que responden a un paradigma del pasado, que consideran que el proceso de secularización va en contra del cristianismo, cuando me parece que es una forma de purificación del cristianismo para adecuarlo mejor al momento presente y a los valores de los orígenes de esta religión.

¿El pueblo ya no conecta con las jerarquías religiosas?

Los dirigentes religiosos no han demostrado cercanía a los pobres ni compromiso con los excluidos y han estado siempre muy distantes de todos los movimientos que han luchado por otro mundo posible. La gente ya no acepta formar parte de una religión en la que los dirigentes y las personas más visibles lo que hacen es estar constantemente dando antitestimonio de aquello que deberían ejemplificar en su vida.

Sin embargo, el comportamiento del nuevo Papa está dando que hablar…

El nuevo Papa está sorprendiéndonos constantemente. Está cambiando el rumbo de la Iglesia Católica. Primero, a través de sus gestos, como la celebración del Jueves Santo en una cárcel, eso rompe toda la simbología y la ritualidad plana que tenía la celebración. Después, en su viaje a Brasil visita las favelas que son el ejemplo más claro de la pobreza estructural de un país. Desde el primer momento renuncia a vivir en el Vaticano, y así sucesivamente. Nos sorprende cada día. Está poniendo en cuestión la concepción clásica y tradicional del papado. Es especialmente crítico con el capitalismo y con las consecuencias del mismo. Utiliza un lenguaje con mayor carga de denuncia y que se aprecia en la reacción tan espontánea que tiene cuando suceden las muertes de Lampedusa y dice que “es una vergüenza”.

«El Papa dice lindezas que nunca había escuchado hacia los dirigentes religiosos de la Iglesia Católica»

Y es muy crítico…

Es un líder que está constantemente llamando la atención, sin quererlo, a ese comportamiento tan mezquino, tan permisivo, de los líderes políticos que gobiernan hoy en Europa. Además, es muy crítico con el mundo clerical, con sus hermanos obispos. Dice unas lindezas que realmente son de lo más severo que yo nunca haya escuchado en un papa hacia los dirigentes religiosos de la Iglesia Católica. Y está tomando medidas de verdadera depuración como el cese de obispos y destituciones, como los casos de dirigentes religiosos con cargos representativos en los que se han demostrado comportamientos pederastas.

¿Qué opina de la Conferencia Episcopal Española?

La Conferencia Episcopal Española casi nunca ha sido sensible a los problemas e inquietudes de la sociedad española. Más aún, yo creo que ha sido totalmente ajena a los fenómenos de marginación y de discriminación. Ha estado demasiado preocupada por mantener sus privilegios, creyendo que eran derechos. Más bien es una institución que reproduce ideológica y estructuralmente el propio sistema eclesiástico que poco tiene que ver con la realidad social.

«La Conferencia Episcopal Española ha sido totalmente ajena a los fenómenos de marginación y de discriminación»

¿En qué ámbitos?

Lo hace de manera especial en el terreno de la familia, en la concepción de la pareja, en su manera de entender el origen de la vida, el final de la vida…en su pensamiento de la mujer… Cuando habla por ejemplo, de la defensa cristiana, es la defensa de la familia patriarcal. Cuando excluye a las mujeres de los puestos de dirección del propio sacerdocio, está defendiendo la teoría clásica de la inferioridad de las mujeres, y las está recluyendo al espacio doméstico. Las deja sin responsabilidades, y las coloca en el grado inferior de la Iglesia, sin ninguna tarea más allá de la maternidad y educación de los hijos. Mientras las mujeres no adquieran el grado de igualdad en derechos y deberes y en responsabilidad, la Iglesia Católica será una institución desigual y discriminatoria.

No excluye sólo a las mujeres…

También a los homosexuales, a los que considera que viven en unas relaciones de pareja desviadas…y a los divorciados vueltos a casar porque entiende que han transgredido el principio de la indisolubilidad del matrimonio. Es una Iglesia excluyente. Excluye a etnias, a culturas, que no son las occidentales…siempre con esa actitud en vez de de integración, de discriminación. Y aún todo eso se mantiene.

¿Influyen en esto los acuerdos entre Iglesia y Estado en España?

El Concordato del año 1953 decía que la religión católica es la única religión de los españoles y es la religión del Estado. Excluye todo tipo de creencias diferentes del catolicismo. El Concordato se ha revisado, se ha reformado, aun cuando sigue vigente a través de una serie de acuerdos con la Santa Sede. Pero esos acuerdos aún mantienen numerosos privilegios para la Iglesia Católica por parte del estado. Se podría decir que en España hay libertad religiosa pero no todas las religiones son iguales, sino que existen privilegios para la Iglesia Católica y, además, en todos los campos, en el educativo, en el fiscal, económico, cultural, jurídico…

¿Debe seguir el estado español dando subvenciones a la Iglesia?

No, no, para nada. Yo creo que las religiones tienen que autofinanciarse. Una religión que depende de la ayuda económica del Estado es una institución menor de edad que no tiene capacidad para sobrevivir por sí misma. Las religiones tienen que financiarse través del apoyo de los creyentes. Y si ellos no son capaces de mantener esa religión, pues será que son malos creyentes o no tienen confianza en la propia institución. Pero, que una religión funcione con el apoyo y la tutela económica del estado demuestra poca credibilidad, incluso entre los propios seguidores. Y luego, no sé por qué tiene que financiarse a una religión y no a otras.

«No debe haber presencia de la religión confesional en la escuela, ni evaluación de la religión»

 Y la asignatura de religión católica, ¿debe ofertarse en los colegios públicos? ¿Tiene que ser evaluable?

Para nada, ni presencia de la religión confesional en la escuela, ni evaluación de la religión. Ni para que cuente a la hora de pasar de curso, ni para que cuente para las becas…Porque el lugar de la religión en la escuela es el de la disciplina académica, pero no como educación en la fe o como catequesis. Por tanto, sí presencia de la religión en la escuela, por supuesto, pero como fenómeno social y cultural que debe ser analizado y estudiado como el resto de las disciplinas, pero en ningún caso confesionalmente. La presencia de la religión en la escuela no puede ser para enseñar a creer sino para enseñar la historia de las creencias y la funcionalidad que esas creencias han ejercido a lo largo del tiempo.

 

¿Cree que el el cristianismo podría entrar en contradicción con la democracia en algún momento?

Yo creo que no se puede decir que las religiones son contrarias a la democracia, porque, en sí, defienden una serie de valores perfectamente compatibles con ella. Determinados sistemas de creencias religiosas y determinadas formas de organizaciones y prácticas religiosas sí están en contra de la democracia.  Aquellos que priorizan los derechos divinos sobre los derechos humanos. Los que priorizan las normas eclesiásticas sobre la ética cívica… Una religión que se organiza patriarcalmente está en contra de una democracia paritaria en la que hombres y mujeres tienen los mismos derechos y los mismos deberes. Y una organización en la que ninguno de sus miembros es elegido, sino que todos son nombrados a dedo, no me parece que contribuya a la democracia en la sociedad. Una religión que excluye de los ámbitos de responsabilidad a más de la mitad de los seguidores, como son las mujeres, no fomenta precisamente una democracia igualitaria en la sociedad.

 «Una religión que excluye a las mujeres no fomenta precisamente una democracia igualitaria»

Muchos cristianos consideran el islam como algo ajeno, lejano. ¿Son muy diferentes islam y cristianismo?

Jugando con la historia y teniendo en cuenta los orígenes de estas religiones, se puede decir que judaísmo, cristianismo e islam son de la misma familia. Las tres consideran que el origen está en la figura de Abraham, las tres son religiones monoteístas, de un monoteísmo no dogmático, sino ético. Los textos sagrados de las tres no pretenden demostrar filosóficamente la existencia de Dios, sino hacer ver que conocer a Dios es practicar la justicia. Unas religiones que presentan a Dios como compasivo, clemente, misericordioso… Hay enormes coincidencias. Y las diferencias, creo que muchas veces, se convierten en patologías que no pertenecen al núcleo del mensaje.

¿Cuál es ese núcleo en el que coindicen?

Las tres acentúan mucho el elemento de la igualdad social, la solidaridad con los desprotegidos. Los tres grupos humanos a los que protege la legislación judía son las viudas, los huérfanos y los extranjeros. El grupo al que se dirige preferentemente el mensaje de Jesús de Nazaret y del cristianismo originario es el de los empobrecidos a los que busca liberar del empobrecimiento tanto de carácter material como de carácter religioso. Y los sectores a los que busca liberar el islam son los más desprotegidos de la sociedad, como pueden ser, por ejemplo, los huérfanos. Por eso, yo creo que en este momento de neoliberalismo salvaje, en esta situación donde predomina la dictadura de los mercados, las tres religiones monoteístas deben activar sus valores éticos, de carácter liberador y emancipatorio en todos los niveles, convirtiéndose en religiones inclusivas de todos aquellos sectores que la globalización neoliberal excluye.

«El islam es heredero y continuador del judaísmo y del  cristianismo»

Hay quien piensa que el islam nació como una escisión del cristianismo. ¿Puede ser?

El cristianismo es heredero y continuador del judaísmo. El islam es heredero y continuador del judaísmo y del  cristianismo. En todos los casos se trata de movimientos religiosos de reforma de la religión del entorno en el que surgen. El cristianismo surge dentro de los movimientos de reforma del judaísmo. Y el islam surge como superación del modelo religioso vigente en la península arábiga que era el politeísmo y el animismo.

¿A qué puede deberse que algunos consideren que el dios del islam no es el mismo al dios del Evangelio? 

Eso es por ignorancia, por fanatismo. Porque el dios de los judíos, el de los cristianos y el de los musulmanes es el mismo. Por tanto, no hay razón para considerar que un dios es diferente del otro.

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