Reportaje

Brexit: «¿Y quién me pagará el médico?»

Ángel Villarino
Ángel Villarino
· 10 minutos
Un jubilado británico en el sur de España (2013) | © Joan Alvado
Un jubilado británico en el sur de España (2013) | © Joan Alvado

San Fulgencio (Alicante) | Marzo 2016

Mercedes y Mireya reciben tantos clientes que no consiguen irse a comer. “Vuelva usted más tarde, por favor”. “Vuelva usted después de las cuatro”, se disculpan con medio cuerpo fuera de la Farmacia El Jardín, una de las muchas abiertas en la urbanización La Marina para aliviar los achaques de los jubilados extranjeros. San Fulgencio (Alicante) es el pueblo con mayor proporción de extranjeros de toda España. Aquí más del 70 por ciento de sus 10.000 habitantes proceden de otro país. Y la gran mayoría son pensionistas británicos.

“Estamos muy preocupadas por nuestro negocio y los ingleses también lo están. Como el Reino Unido pertenece a la Unión Europea, aquí sólo se les cobra un pequeño copago. El resto lo cubre la Seguridad Social y después se le pasa la factura al gobierno británico. Pero si deciden salirse de la Unión Europea, va a ser un problema para nosotros y para ellos”, lamenta Mercedes al tiempo que sale disparada para evitar que se arremolinen más abuelos bronceados frente a la puerta. «Come back later, please!»

Los británicos son una de las tres comunidades extranjeras más numerosas, junto a rumanos y marroquíes

Aunque las cifras bailan (muchos optan por no empadronarse para no pagar impuestos) se calcula que hay más de medio millón de británicos (se habla incluso de 800.000) residiendo permanentemente en España. Son una de las tres comunidades extranjeras más numerosas, junto a rumanos y marroquíes. Si los vemos menos es porque la mayoría se concentran en lugares como La Marina: urbanizaciones de descanso repletas de restaurantes, inmobiliarias, farmacias y ‘charity shops’ para perros y gatos, donde apenas se escucha hablar español y donde todo gira en torno a sus necesidades y apetencias.

El Brexit no es para ellos un abstracto problema de política internacional. En las terrazas de la conocida como Consum Square (en honor al supermercado de la esquina), las tertulias al sol giran últimamente en torno a un único tema. Y el diario Euro Weekly News, uno de los periódicos gratuitos que se editan en inglés en la zona, lleva la siguiente pregunta a grandes titulares. “¿Esto (el referéndum) es democracia o se trata de dejar que los locos dirijan el asilo?”.

Obsesivamente preocupados

«Los jubilados normalmente se preocupan más por las cosas. Aquí están muy, muy preocupados por el tema. Para muchos es una obsesión y desde el consulado y las autoridades no nos ofrecen ninguna información. Nadie nos dice qué puede pasar, cuáles serán los efectos. Estamos organizándonos para preguntar y defender nuestros derechos», dice Samantha Hull, presidenta del Partido Independentiente por las Nacionalidades (PIPN), un partido de expatriados.

“Lo que más asusta si Reino Unido se sale de la UE es que podríamos perder la sanidad gratis»

“El Reino Unido paga demasiado dinero a la UE y hay un enorme problema con la inmigración. Entiendo que sea una tentación irse, pero a mí personalmente me generaría un enorme problema. Sería un estúpido si votase a favor del Brexit”, dicen Joyce y Bob Marlow (74 y 75 años, respectivamente), una pareja de Nottingham que vive desde hace una década en San Fulgencio y que ha colocado un banderín con los colores de España en el techo de su coche (“A la policía española le gusta y ponen menos multas”, bromea Bob).

“Compramos aquí una casa por 160.000 euros y ahora, con la crisis, vale menos de 80.000, si es que alguien quiere comprarla”, continúan. “¿Adónde nos vamos a ir? No podemos volver a Inglaterra, y tampoco queremos. Aquí tenemos la playa a seis minutos en coche, el café cuesta un euro y nos pasamos el día en la calle haciendo cosas, excursiones y comiendo fuera. En Nottingham estaríamos todo el día metidos en un salón viendo la televisión, helados de frío”.

Desconcierto

El Brexit se plantea como un salto a lo desconocido. Y nadie tiene claras las consencuencias para los alrededor de millón y medio de británicos que residen en otros países de la UE. Desde su gestoría (Expat Solutions), Tina Brown ha iniciado una campaña para concienciar a los británicos que viven en La Marina de la importancia que tiene votar en el referéndum del 23 de junio. “La mayoría no entiende bien el impacto que esto tendría sobre sus vidas. Muchos todavía piensan que no va a pasar nada y que, si pasa, no será tan grave. Pero los sondeos dicen que la cosa, en realidad, está muy ajustada”.

Tina ofrece charlas en los clubes sociales, ha empapelado las calles con carteles (“Britain needs you”) y reparte folletos donde se resumen los efectos que podría tener el Brexit para los británicos que viven en España. “Lo que más asusta es que podríamos perder la sanidad gratis, que además en España es mucho, mucho mejor que en el Reino Unido. El nivel es impresionante y los doctores ahora hablan inglés en su mayoría. A mi me encanta vivir aquí, me daría mucha pena que esto se acabase”, dice. España pasa una factura anual de unos 300 millones de euros a Gran Bretaña por los gastos médicos de sus residentes en nuestro país, algo así como ocho veces más de lo que Londres exige a Madrid por los gastos de los españoles allí.

Otros efectos podrían ser la congelación de las pensiones (como ya ocurre con los británicos que se retiran en países fuera de la UE, como Estados Unidos o Canadá), la pérdida de subsidios (como la ayuda de dependencia que hoy el gobierno británico permite disfrutar en otro país de la UE). “Y un montón de efectos secundarios: los precios de las casas se desplomarían si nos empezamos a marchar, los coches británicos no podrían circular sin restricciones, podría haber visados de 90 días y nuestros compatriotas tendrían dificultades para trabajar aquí. Y no sólo hablo de profesores de inglés o gente cualificada. Cuando yo llegué hace 20 años los camareros de los bares para ingleses eran todos españoles por la legislación de entonces. Pero hoy son la mayoría británicos porque, al estar dentro de la UE, apenas hay restricciones”, resume.

Una ruina

Para muchas comarcas de la costa española, la marcha de los jubilados ingleses podría suponer la ruina. Y el temor ha empezado a calar en las  inmobiliarias especializadas en el cliente extranjero, donde ya están notando los efectos de la incertidumbre, pulverizando las expectativas de recuperación de los últimos meses, basadas en la subida de la libra y la caída de los precios.

«Muchos cuando vienen aquí venden su casa en Reino Unido; es un viaje que plantean sin retorno»

“Esta semana hemos tenido un primer caso de clientes que estaban a punto de comprar una casa grande, una buena inversión, y que la han parado hasta después del referéndum. La gente no va a tomar una decisión tan importante hasta que no sepa el resultado. Piensa que muchos cuando vienen aquí venden su casa en Reino Unido, de manera que es un viaje que plantean sin retorno, de modo que aunque creen que no va a pasar nada, no se quieren arriesgar a quedarse atrapados”, explican en la oficina de la inmobiliaria Smart Properties de La Marina.

En el Ayuntamiento de San Fulgencio reconocen que ni siquiera han empezado a pensar en los efectos que el Brexit tendría para el pueblo. “Me da igual lo que digan las encuestas, no hay nada que pensar porque no va a pasar, es imposible que salgan de la Unión Europea”, dice Paulino Herrero, concejal de urbanizaciones y encargado de las relaciones con los extranjeros. En su entorno también hay quien piensa que, llegado el caso, se llegaría a algún acuerdo bilateral, como se hace ya con países como Suiza o Noruega, que no están en la UE.

Manuel Gómez, concejal del casco urbano (donde apenas hay británicos), reconoce que los extranjeros suponen una enorme riqueza para el pueblo, aunque matiza que entre los que vienen hay también “un turismo pobre, que a veces tiene necesidades”. Así, asegura que el 80 por ciento de las ayudas sociales que ofrece el pueblo para agua, luz, alquiler, etcétera, van a extranjeros. “No sólo a los ingleses, claro, porque aquí también hay marroquíes y de otros sitios”.

Han traído trabajo, pero viven aislados en sus urbanizaciones, sin mezclarse con los «nativos»

En el casco urbano no se nota demasiado la riqueza generada por la avalancha de europeos llegada en los últimos años, ni el dinero de las pensiones invertido en suelo alicantino. Algunos vecinos les están agradecidos porque han traído trabajo, pero otros se quejan de que viven aislados en sus urbanizaciones, sin mezclarse con los «nativos». San Fulgencio tiene además uno de los expedientes políticos más bochornosos de la comarca. Los dos últimos alcaldes (del PSOE y del PP, respectivamente) han sido imputados por corrupción, junto a un buen número de concejales.

¿Éxodo?

Los jubilados que nos vamos cruzando por San Fulgencio no se plantean por ahora seriamente la posibilidad de marcharse de España, aunque empiezan a evaluar los posibles escenarios. “Algunos amigos dicen que sería buena idea vender la casa ahora por si acaso, para que los precios no se desplomen después”, dice Richard.

“No queremos volver a Escocia ni locos. Sólo de vacaciones. Además, si Reino Unido sale de Europa, Escocia se va de Reino Unido”, comentan Gordon and Winnie Love.

“Si salimos de la UE, no sabemos qué puede pasar con nosotros. Nadie nos ha explicado nada y no piensan en nosotros en ningún momento, a nadie le importamos, pero vamos a votar”, comentan Ian y Patricia Pairt.

“No volvería a mi país ni aunque me pagasen. La lástima es que llevo fuera de allí más de 15 años y no puedo votar en el referéndum por una estúpida ley”, dice Winnifer, mientras se recuesta en su silla y suspira con satisfacción. “Mira qué sol entra en por la terraza. ¿Cuándo has visto tú esto en Inglaterra?”

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