Artes

Massimo Casagrande

M'Sur
M'Sur
· 2 minutos

De sombra voraz

Massimo Casagrande | Cedida
Massimo Casagrande | Cedida

La palabra siciliana sciara, que proviene del árabe ša῾ra –“terreno estéril, sin cultivar”– designa a la escoria que se acumulan en la superficie o a los lados de la colada volcánica. No faltan volcanes en Sicilia ni en sus islas satélite, pero el volcán por excelencia, aquel que según los antiguos albergaba la fragua de Vulcano, ha sido y será el Etna. O la Etna, para ser más precisos, pues en italiano se la designa con artículo femenino.

En su ladera nevada, como lleva siendo todo el invierno, distingo a Massimo Casagrande abrigado hasta los ojos, agachándose a recolectar sciara para la instalación que acompañaría su exposición Etna passeggiata, que se clausura hoy en la galería Antonio Recca de Catania. Lo veo detenerse ante las piezas dispersas, sopesarlas, dudar entre dos de tamaño similar, desechar una demasiado grande o demasiado pequeña. Desenfundar una mano de su guante para sentir el contacto directo con la superficie porosa que un día fue pura incandescencia, fuego petrificado.

La serie de Casagrande viene de lejos. Su título rinde homenaje a la Sicilia paseada del maestro Vincenzo Consolo, y se remonta a una visita de algunos atrás a la Muntagna, como la llaman sus vecinos. Como cualquiera que ascienda por la falda del volcán cuando esta blancura toma posesión de ella, el artista se sintió fascinado por el violento contraste entre la nieve y la piedra negra diseminada por doquier, creando un paisaje onírico que más temprano que tarde había de quedar plasmado en una obra sobre el papel.

Etna passeggiata es una exploración de ese territorio real, pero también del negativo que su visión revela en nuestro interior. Las formas abolidas, las líneas esenciales que se destacan en medio del silencio absoluto. La soledad del hombre frente a lo que Miguel Ángel Cuevas, compañero de Casagrande en tantas aventuras, llama el herido volcán de sombra voraz..

[Alejandro Luque]