Entrevista

Arcadi Espada

«La provocación, la polémica, es mi oficio»

Alejandro Luque
Alejandro Luque
· 13 minutos
Arcadi Espada (Sevilla, May 2018) | © Alejandro Luque / M’Sur

Sevilla | Mayo 2018

No puede decirse que Arcadi Espada (Barcelona, 1957) concite la unánime simpatía de las masas. Sus manifestaciones sobre el caso de La Manada, que él cree malinterpretadas, o sus opiniones sobre la consulta del 1-O y el independentismo catalán le han aupado en varias ocasiones a la categoría de trending topic, a menudo en medio de estridentes insultos. El periodista, que pasó por La Vanguardia y El País entre otras cabeceras antes de recalar en El Mundo, afirma no inmutarse ante estas reacciones. Incluso muchos de sus detractores no niegan méritos a obras suyas como Raval: del amor a los niños, premio Francisco Cerecedo; Contra Catalunya, premio Ciudad de Barcelona; o sus Diarios, premio Espasa de Ensayo. Su última obra es una defensa de Francisco Camps, ex presidente de la Generalitat valenciana, titulada Un buen tío (Ariel). De ello habló con MSur en torno a un café “arpeggio, muy corto” en un hotel sevillano, varios días antes de la sentencia de la Gürtel.

Un buen tío cuenta que todo empezó con una invitación a cenar por parte de Camps, para agradecerle algunos artículos suyos. ¿Le pidió él que escribiera este libro, o es fruto de algún tipo de compromiso con la verdad?

«Camps fue a lo sumo la víctima de la conspiración de los necios»

La idea del libro es mía, y en efecto surge cuando Camps me llama para agradecerme un par de columnas que había publicado en el periódico. Como tantos españoles, yo fui pensando que le habían regalado los famosos trajes, me parecía ridículo que no fuera así teniendo en cuenta la campaña que se desató por este asunto. Mi sorpresa fue máxima cuando me dijo que los había pagado. Ahí pensé que tenía que escribir esta historia. Añadí que si Camps quería colaborar, respondiendo a mis preguntas, naturalmente, yo estaría encantado. Mi única condición es que no leería una línea del libro hasta que no estuviera hecho, y lo respetó con exquisito tacto. Nunca, en cuatro años, me hizo la más mínima indicación al respecto. Le llevé el resultado final a Valencia, lo leyó y le gustó.

Entre las acusaciones de corrupción de los últimos tiempos hubo “presas” política y mediáticamente más apetecibles que Camps. ¿Por qué cree que se cerró el cepo sobre él?

Todo esto implicaría que hubiera una conspiración y nada de eso. Yo creo que las cosas son más sencillas y más complicadas al mismo tiempo. Camps fue a lo sumo la víctima de la conspiración de los necios. Es evidente que hay políticos que se aprovechan de la situación para desgastarlo, gente de su partido y de fuera. Él cree que su caso es una conspiración, yo no lo creo. Fue víctima del mal trabajo periodístico, judicial, fiscal, y de esas cosas que caracterizan a una democracia de una calidad precaria.

Siendo inocente, ¿no podría ser rescatable para la política, o el veredicto fue, como usted señala en las últimas páginas, la absolución de un cadáver?

Nunca se sabe, la vida y la política dan muchas vueltas, pero es evidente que dejó la presidencia de la Generalidad, dejó de dedicarse a lo que más le gusta, que es la política, y en ese sentido es un looser, una figura acabada. Ahí la máxima responsabilidad fue del PP, siempre digo que la izquierda mató a Camps y la derecha lo enterró. No reaccionó como era debido a la evidencia judicial de que era inocente.

Desde los tiempos de su libro Raval, la posibilidad de desacreditar a una persona, ¿se ha vuelto más fácil?

«Con internet, la influencia de la verdad es lineal, y la de la mentira, exponencial»

Más fácil, sin duda. La capacidad de descrédito, la publicación exponencial de las mentiras, ha crecido. La verdad tiene más posibilidades técnicas de llegar a nosotros, por internet, por el acceso inmediato a una gran cantidad de información, pero lo mismo sucede con las mentiras. El problema para la verdad es que la mentira es más atractiva, más seductora. A mayor cantidad de mentiras, mayor capacidad de que prendan en el corazón de la gente. Con internet, la influencia de la verdad es lineal, y la de la mentira, exponencial.

El anuncio de Pablo Iglesias de comprarse una casa provoca una oleada de opinión que amenaza la estabilidad de un partido, y en cambio la sospecha de la corrupción no pasa la factura que cabría esperar. ¿Cómo interpretar este fenómeno?

El presidente del gobierno, como Pablo Iglesias, no tiene ninguna imputación judicial, pero ha sufrido un descrédito importante a partir del caso Bárcenas, que ha influido gravemente en su carrera política. Ha pasado de tener una mayoría amplia en el parlamento, a tener que gobernar con una gran precariedad. Si le damos a las campañas su valor, evidentemente el presidente ha pagado. Pablo Iglesias ahora tendrá que pagar la diferencia entre la moral pública y privada, así de sencillo. Por supuesto no es delito comprarse una casa, ni las condiciones de la hipoteca, pero los políticos están sujetos, más que cualquiera, al cruce entre lo que dicen públicamente y lo que hacen privadamente.

Aunque reconoce que ningún medio puede ser puesto como ejemplo, El País es el gran señalado de su libro. Que el periódico convoque un gran foro para impulsar observatorios por la calidad de la información y contra las noticias falsas, ¿indica que han aprendido la lección?

Creo que eso se acerca más al sarcasmo. Yo escribí una carta al director, en la cual casi le pedía ayuda, una ayuda retórica pero bastante sincera y cordial, porque pensaba realmente, ¿cómo es posible que esto lo hiciera El País? El planteamiento no me hacía ir redactor por redactor, pero se podía dar una respuesta general. Nunca contestó. Javier Moreno es además director hoy de la Escuela de Periodismo de El País, y es sorprendente que sea el único grupo de comunicación que no ha publicado una sola línea en España sobre este libro. No deja de ser descorazonador, por mucha campaña contra las fake news que publiquen. Las tienen en casa.

La irrupción de los medios digitales, ¿ha mejorado la calidad de las noticias?

«A mí el periodismo me da igual que sea en papel, o en i-pad»

Sí, ha mejorado en muchos sentidos. Desde el más pequeño, el nombre del presidente de Kazajistán se escribe bien y muchas otras cosas. Los backgrounds son mucho más intensos. Sin duda, la digitalización ha traído grandes beneficios. Eso sí, menores si el periodismo hubiera podido mantener su modelo de negocio.

Günter Wallraff sostenía que si no existieran los periódicos en papel, este sería el momento de inventarlos. ¿Lo cree así?

Oh, sí, Wallraff, aquel personaje siniesto, pero sigamos… A mí el periodismo me da igual que sea en papel, o en i-pad. Lo que creo que tiene mucho futuro, pero el futuro que corresponde a las élites de la sociedad, es el periódico sí, el artefacto, una ordenación del día clara, jerarquizada, concreta y profunda. ¿Por qué dice Wallraff eso? Porque efectivamente el enorme alud de información que tenemos cada día, agradece poder tener un guion sosegado, concentrado, es muy necesario. Ahora, para eso, los periódicos tienen que encontrar un modelo de negocio concreto, que debe partir de una constatación: a la gente que antes compraba los periódicos le bastaban los titulares, la cartelera, el chiste y los crucigramas, que ahora tienen gratis. Hay que esforzarse por dar una audiencia cualitativa motivos para que se sienta compensada y crezca.

Los políticos viven pendientes de su reputación, pero los periodistas también están en el ojo del huracán. Usted mismo se ha visto bajo lo que se llama shitstorm, ¿le afecta?

De ninguna manera. Por suerte soy un pionero digital, y de toda la jauría de los analfabetos puestos uno tras otro, tuve noticia muy pronto. Llevo un blog desde hace quince años, y supe desde el principio lo que era un troll, los mensajes dirigidos, etc. Para mí no es novedad. Esas campañas no buscan tanto descreditarme a mí, como mis vínculos, sobre todo cuando arrecian las elecciones de algún género. Son personas que quiere resaltar mi vinculación con Ciudadanos, por el hecho de que estuve orgullosamente en su fundación, sí. Aprovechan la circunstancia para desacreditar a otros. Por lo que a mí respecta, me trae sin cuidado. Son opiniones de una masa ignorante y analfabeta, de la que forman parte los políticos, que son en general de formación e intelectual escasa. No tiene criterio de autoridad lo que digan, no puede englobarse en el sentido de la crítica, a la que he prestado atención siempre… Toda esa espuma del trending topic y el matonismo digital, me traen al pairo.

Su entrada en Wikipedia destaca su polémica en torno al caso de La Manada, acusándole de defender a los condenados frente a la víctima…

«El periodista iba antes río arriba: es siempre un testigo incómodo de los excesos»

Alguien entra ahí, y pone lo que se le ocurre, yo ni siquiera lo he visto. Tiene relevancia que nos sorprendamos. Una de las preguntas más estúpidas que me hacen es, ¿es usted un hombre polémico? Esto antes no se preguntaba. El periodista iba antes río arriba, porque la verdad suele estar muy arriba. Es siempre un testigo incómodo de los excesos, de lo que se llama pueblo, a veces mucho más siniestro y criminal que el poder institucional, y se manifiesta en esas redes, esos vertederos donde hozan tranquilamente… La provocación, la polémica, la llevo perfectamente, es mi oficio, discutir sobre las cosas. Expreso mis opiniones de la manera más rigurosa y atractiva que puedo, y cuando hago periodismo de hechos, trato de ser fiel, riguroso. Que vaya a favor de La Manada, como dicen estúpidamente que voy, o de los niños del Raval apartados de sus padres, o de Camps, o de héroes despreciados de la historia que salvaron a judíos, aunque eran franquistas… me trae sin cuidado. Entre el corte de cara de Camps y el mío hay mucha diferencia.

¿Un periodista debe verter sus opiniones sin más, en cualquier circunstancia, o hay situaciones de especial sensibilidad que exigen cierta mesura o prudencia?

Yo jamás he pensado en el lector, ni en la masa, ni en nada que no sean dos cosas: tratar de ser lo más fiel posible a lo que entiendo como verdad en un momento determinado, y tratar de traicionarme lo menos posible, sabiendo que a veces es imprescindible una pequeña traición para poder sobrevivir. Todo lo demás, el lector, los clics, me traen sin cuidado y me traían cuando empecé.

Ya que ha mencionado a Ciudadanos, en su día dijo que la elección de Albert Rivera era un error…

«Rivera debe tomar a este país por las solapas y llevar a cabo una tarea de regeneración»

Eso es algo que está en las webs, pero… Cometió un error grave con Libertas, del que por cierto se ha disculpado, rectificó, y hoy es la mejor esperanza que tiene la política española. Hay que decirlo con independencia de lo que yo piense sobre algunas decisiones de las que toma. Rivera debe tomar a este país por las solapas y llevar a cabo una profunda tarea de regeneración, especialmente de la política. Lo seguiré criticando, a Ciudadanos y a Podemos y a todos, porque es mi oficio. Soy un crítico, también por supuesto de la realidad de mi oficio, que sigue siendo la manera de percibir el mundo más genuina que tenemos.

Escribió aquel libro, Contra Catalunya

Se va a reeditar, por cierto, en septiembre…

Por eso iba a preguntarle. ¿Va a añadirle muchos capítulos?

Voy a añadir un largo prefacio. Lo he estado releyendo y la verdad, ese libro fue un presagio.

¿Cuánto de provocación tenía el título?

Es otra de las cosas que suele estar mal entendida, pero no cambio mi manera de trabajar por ello. El título de Catalunya está así no por nada, aunque escribo en castellano y uso la fórmula Cataluña, porque Cataluña es algo lo suficientemente importante para traducirlo, a diferencia de Carod Rovira, que no tiene entidad para que traduzcamos su nombre. El caso es que en la época en que se escribió este libro, la manera de esterilizar cualquier amago de pensamiento crítico, de disidencia o discrepancia, se decía que ‘esto va contra Catalunya’.

El periodismo, ¿ha estado a la altura de lo que cabía exigirle en el capítulo del procés?

«El Proceso es una de las grandes mentiras de la Europa contemporánea»

Sin duda, el periodismo ha sido el gran aliado de la monumental fake news del proceso, que es una mentira de abajo a arriba, una de las grandes mentiras de la Europa contemporánea. Ha habido muchas mentiras graves en la Historia, pero esta la han fabricado y programado básicamente periodistas. No es extraño que Puigdemont sea periodista. Cuando llegó a la presidencia, me puse muy poético porque se había cerrado el círculo: qué mejor que que llegara a la presidencia en medio de mentiras fabricadas por periodistas un periodista malo, manipulador, mediocre.

Repasando sus Diarios, se comprueba que se ocupó mucho de ETA en aquellos años. ¿Qué análisis hace del comunicado de su disolución?

No le doy ningún valor, ni al comunicado de ETA, que ni he leído, ni al hecho propio del perdón. Escribí hace tiempo que lo peor de exigir perdón a ETA es que tenerlo que aceptar. Lo único que me ha sorprendido es lo de los obispos, eso es sensacional. No entiendo por qué el Fiscal general del Estado no ha intervenido en este asunto, después de que hayan reconocido que fueron cómplices de ETA. Quizá puede esclarecer algún asunto que no esté prescrito, y sin embargo se dedica con fruición a estudiar los artículos del pobre valido que dirige como persona interpuesta la Generalidad… Eso solo da cuenta de la fragilidad intelectual del Fiscal, y del aparato judicial español, y sobre todo lo canallas que llegaron a ser los religiosos vascos.

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