Opinión

Una novia para la madre

Sanaa El Aji El Hanafi
Sanaa El Aji El Hanafi
· 3 minutos

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La mujer en Marruecos no tiene otro objetivo que no sea la carrera para buscar novio. Así que cuando una madre publica en Facebook un anuncio de que convoca exámenes para elegir la novia de su hijo, las chicas compiten para ver quien ganará el derecho a llamarse Señora de Anas.

Las chicas difieren en sus niveles de belleza y de inteligencia. Pero su denominador común es que se precipiten a adquirir un nombre poderoso, no por medio de destacar en las Ciencias ni en Letras ni en Deporte, ni tampoco en el Arte… La única opción de destacar en algo, para todas las chicas que participan en esta competición, es convertirse en la esposa de Anas.

Así de sencillo. Así de tremendo.

Quien elige la compañera de vida de un hombre no es el novio personalmente, sino su madre

Este asunto tiene que ver con un anunció que publicó una empresa internacional especializada en la leche y sus derivados. Un anuncio que se parecía a un programa de televisión de ‘reality show’ con sus eliminatorias y sus competiciones. El objetivo por alcanzar era ser elegida por la madre del novio y ser coronada novia ante la audiencia. ¡Un triunfo en toda regla!

No se pierda de vista un detalle: quien elige la compañera de vida de un hombre no es el novio personalmente, sino su madre. Consagrando así el ideario tradicional de la relación entre los recién casados y el rol de la suegra. ¿Con quién se casa la chica? ¿Con Anas o con su madre? ¿Son los criterios de la suegra los que garantizarán la felicidad de la pareja?

Abreviando: lo mínimo que se puede decir de este anuncio es que es humillante para la mujer.

Las mujeres son las primeras en pagar el precio… de la falta de imaginación de los publicistas

Tras una enorme presión en las redes sociales y en la prensa, la empresa canceló la emisión. Pero ya el hecho de que haya sido diseñada un anuncio de este tipo suscita una nueva pregunta sobre la empresa anunciadora y la agencia de publicidad: ¿qué visión tienen de la mujer en particular y de la humanidad en general? ¿Cómo se puede concebir que los responsables del departamento de comunicación y en la agencia publicitaria – todos ellos personas a las que se les supone un alto nivel educativo – no cuestionaran el contenido humillante de este anuncio?

Sí, claro: el objetivo de la empresa, y el de los anuncios que diseña, es ganar dinero. Pero ¿se puede comercializar cualquier cosa, por negativo que sea su impacto sobre los derechos de la mujer – o los del niño o los derechos humanos en general – solo por el objetivo de aumentar ganancias? ¿No habla el mundo hoy de la responsabilidad social y ética de las empresas?

Lamentablemente, como ya se ha dicho mucha veces: ante toda calamidad política o económica, las mujeres son las primeras en pagar el precio. Es más: pagan el precio incluso cuando alguien sufre de pobreza de espíritu y falta de creatividad.

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© Sanaa El Aji | Primero publicado en MC-Douliya · 4 Mayo 2018 | Traducción del árabe: Ilya U. Topper

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