Opinión

Hasta en España…

Sanaa El Aji El Hanafi
Sanaa El Aji El Hanafi
· 3 minutos

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En el año 2016, en una ciudad española, una chica de 18 años sufrió una violación en grupo por parte de cinco personas, cuyas edades oscilaban entre los 25 y los 27 años. Los violadores filmaron la violación en video y se intercambiaron las imágenes en whatsapp.

En abril de 2018, el tribunal emitió su sentencia contra los perpetradores: cinco años de cárcel. Una condena que fue recurrida por la acusación, que pedía un castigo de hasta 22 años y diez meses de cárcel de cumplimiento efectivo.

Los jueces que pronunciaron la sentencia constataron de que el asunto era un caso de agresión sexual, pero no de violación, porque en las cintas de vídeo no parece que la víctima se haya resistido a los violadores.

Adjudican la responsabilidad a la víctima de una violación en lugar de a los perpetradores

Decenas de miles de ciudadanos salieron a la calle en varias ciudades de España en manifestaciones de rechazo a la sentencia. Por su parte, intelectuales, responsables políticos y activistas de derechos humanos también escribieron sobre el caso para criticar la sentencia.

Incluso un colectivo de monjas católicas apareció con una carta en internet, que se difundió a gran escala. Según estas monjas era importante que en la Iglesia se alzara una voz para decir que las mujeres que eligen un estilo de vida libre no son necesariamente menos respetables que las demás.

Un propuesta de rechazo a la setencia fue firmada por más de 1.300.000 personas.

El caso nos pone de nuevo ante la pregunta de las representaciones sociales injustas que adjudican la responsabilidad a la víctima de una violación en lugar de atribuírsela a los perpetradores. Algo que ocurre incluso en los Estados democráticos.

Porque ¿cómo podemos discutirle a la víctima de una violación colectiva por parte de cinco jóvenes de complexión física fuerte y sólida que no haya mostrado resistencia? Más aun sabiendo que muchas investigaciones y ensayos apuntan a que numerosas víctimas de violaciones parecen entregarse al perpetrador, ya sea por efecto del choque que sufren, o a veces por causa del miedo a que las peguen o las maten.

En este caso, el despertar ciudadano y las protestas, y también el recurso interpuesto contra la sentencia por la acusación pública, nos impulsan a cuestionar la mentalidad machista que traspasa la culpa a la víctima de una violación en lugar de los violadores. Una mentalidad tan difundida que incluso influye a la Judicatura. Pero el asunto nos demuestra una vez más que no estamos al margen de la mentalidad machista, ni siquiera en países avanzados que reconocen a las mujeres derechos más amplios que los que tienen en nuestro país.
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© Sanaa El Aji | Primero publicado en MC-Douliya · 7 Mayo 2018 | Traducción del árabe: Ilya U. Topper

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