Crítica

Ética de barrio

Alejandro Luque
Alejandro Luque
· 5 minutos
trespartes

Giorgio Faletti
Tres actos y dos partes

Género: Novela
Editorial: Anagrama
Páginas: 152
ISBN: 978-84-339-7881-3
Precio: 14,90 €
Año: 2011 (2014 en España)
Idioma original: Italiano
Traductor: Juan Manuel Salmerón Arjona

¿Llegó tarde Giorgio Faletti al público español? ¿Podrían sus libros haber corrido otra suerte en nuestro país? Lo cierto es que la noticia de la muerte de este escritor ocupó muy poco espacio en los medios españoles, mientras que en Italia, donde era muy querido y leído, supuso una conmoción. No podía ser de otro modo tratándose de un autor que antes de conquistar las librerías había sido comediante de éxito, presentador televisivo junto a Raffaela Carrá, cantante y prolífico compositor. Su primera obra como narrador, Yo mato (2002) fue un superventas instantáneo a la que siguieron otras novelas afines al thriller ambientadas en los Estados Unidos. Sus Apuntes de un vendedor de mujeres exploraban por su parte la Milán de los años 70, un territorio que Faletti conoció muy bien. El último de sus títulos publicados, Tres actos y dos partes, gira sin embargo en torno a un mundo que el de Asti ignoraba profundamente: el fútbol.

Se nota que Faletti no es un tifoso, pero su libro no tiene tanto que ver con el fútbol como con la corrupción que todo lo enfanga.

El protagonista es Silvano, Silver, ex boxeador y ex presidiario al que la vida le dio una segunda oportunidad permitiéndole desempeñar tareas de utillero en un equipo de Segunda División que está a punto de ascender a Primera. Hasta aquí, el esfuerzo del novelista se dirige únicamente a disimular sus lagunas en materia balompédica, lo que logra mal que bien. Es decir, se nota que no es un tifoso, pero tampoco se deja cazar en ningún gazapo. Con eso basta. Sobre todo porque el nudo argumental no tiene tanto que ver con el llamado deporte rey como con la corrupción que todo lo enfanga. Así, Silver descubre que alguien quiere comprar el partido decisivo para el ascenso, y que entre los implicados está la estrella de su equipo, que a la sazón es su hijo.

El viejo, que años atrás dio al traste con su carrera pugilística amañando un combate, decide entonces abortar la operación fraudulenta con sus precarios medios, pero tratando como es obvio de no perjudicar directamente a su hijo. Para ello, esta vez no podrá limitarse a usar los puños, como antaño sobre el ring: también tendrá que demostrar buena cabeza. Y también sacar a relucir esa ética de barrio que parece olvidada, ese código que reivindica la superioridad moral de los humildes sobre la sinvergonzonería de “los de arriba”.

Nos queda la sensación de que Faletti no es un virtuoso del idioma, pero saca adelante con esfuerzo y honestidad una buena historia

Esta es la trama con la que Faletti pone a prueba sus facultades. Mejor con el monólogo interior que con los diálogos, siempre un tanto acartonados, se muestra asimismo hábil en el proceso de ir mostrando cartas en sucesivos capítulos cortos, que enganchan de un modo muy efectivo al lector. Puede que el personaje de Silver se parezca demasiado al perdedor que hemos visto mil veces en el cine, pero el autor logra humanizarlo y hacerlo verosímil. Y llegamos al final con la sensación de que Faletti no es un virtuoso del idioma ni un novelista grandioso, pero se faja bien con las palabras y, sobre todo, saca adelante con esfuerzo y honestidad una buena historia. Por decirlo en términos futbolísticos, Faletti no es un crack, no es un goleador nato, no juega en la liga de las estrellas. Pero lo vemos correr arriba y abajo por la banda, bombear balones al área y destacarse con detalles de calidad, y es suficiente para hacerse merecedor de aplauso.

La figura de Silver es, en fin, la metáfora de esa Italia “de abajo” que nunca acaba de pagar sus pecados, mientras que el poder sale siempre impune de sus desmanes. Pero ese deseo de redención cuando todo parece perdido, ese último rapto de honradez y de dignidad, salva no solo a una persona, sino a toda la sociedad a su alrededor. Relatos como este son los que granjearon a Giorgio Faletti un buen número de incondicionales en su país. Tal vez ahora que ya no está sus libros logren seducir también a los lectores españoles, a los que estos asuntos no deberían resultarles del todo ajenos. Y tal vez no sea tarde para descubrir a un escritor interesante.