Opinión

Je me souviens

Alejandro Luque
Alejandro Luque
· 7 minutos

opinion

 

Me acuerdo de cuando a los hombres les daba vergüenza ir al mercado.

Me acuerdo de los “colegios de niños” y “colegios de niñas”.

Me acuerdo de las frases que empezaban así: “Yo no soy machista pero…”

Me acuerdo de que a las adultas solteras las llamaban solteronas.

Me acuerdo de la expresión “soltero y cuarentón, qué suerte tienes, bribón”.

Me acuerdo de que las adultas solteras “quedaban para vestir santos”.

Me acuerdo de cuando a los hombres les daba vergüenza empujar carritos de niño.

Me acuerdo de que en los anuncios de detergentes solo aparecían mujeres.

Me acuerdo de cuando era raro que las mujeres compraran el periódico.

Me acuerdo de cuando las adultas solteras “se quedaban para el poyetón” o eran “poyetonas”.

Me acuerdo de cuando a las chicas que se habían besado con más de un chico se las llamaba putas.

Me acuerdo del “vídeo del aborto” que proyectaban en clases de Religión.

Me acuerdo del luto y del medio luto.

Me acuerdo de Gloria Fuertes.

Me acuerdo de “los chicos no lloran”.

Me acuerdo de cuando las mujeres no entraban en los bares, ni siquiera de día o acompañadas de sus maridos.

Me acuerdo de que en los anuncios de bricolaje solo aparecían hombres.

Me acuerdo de cuando era extraño que un hombre y una mujer fueran amigos.

Me acuerdo de la expresión “Se te va a pasar el arroz”.

Me acuerdo de la expresión “Además de cornudo, apaleado”.

Me acuerdo del rosa y el azul.

Me acuerdo de una mujer manifestándose con las manos unidas en rombo, imitando la forma de una vulva.

Me acuerdo de cuando la novia entregaba el ramo a la amiga soltera.

Me acuerdo de cuando se decía que las rubias eran tontas.

Me acuerdo de las bofetadas en el cine.

Me acuerdo de la falda de Miguel Bosé.

Me acuerdo de la gente que pensaba “mejor un hijo cojo que maricón”.

Me acuerdo de cuando ellas nunca daban el primer beso.

Me acuerdo de la dulce Neus.

Me acuerdo de cuando las mujeres fingían el orgasmo.

Me acuerdo de la mili.

Me acuerdo de “Yo, Tarzán; tú, Jane”.

Me acuerdo de cuando no había cocineros hombres en la tele.

Me acuerdo de cuando todos los cocineros famosos eran hombres y se hacían llamar chefs.

Me acuerdo de la expresión al volante “Mujer tenía que ser”.

Me acuerdo de cuando estaba mal visto que una mujer llevara un preservativo en el bolso.

Me acuerdo de las mujeres que iban a los videoclubs a alquilar porno, porque a los maridos les daba cosa.

Me acuerdo de la expresión “vestirse por los pies” y “llevar los pantalones”.

Me acuerdo de los calzonazos.

Me acuerdo de las esposas que no tenían cuenta propia en el banco.

Me acuerdo de la expresión “mujeres que fuman” para referirse a las prostitutas.

Me acuerdo de La maté porque era mía.

Me acuerdo del Destape.

Me acuerdo de que las chicas no podían hacer gimnasia, ni lavarse la cabeza, ni batir mayonesa cuando estaban con la regla.

Me acuerdo de cuando los hombres abrían la puerta del coche a las mujeres.

Me acuerdo de Las Vulpes y su canción Quiero ser una zorra.

Me acuerdo de cuando los hombres debían abrir los tarros y las botellas.

Me acuerdo de la pata quebrada.

Me acuerdo de los confesionarios.

Me acuerdo de la expresión “Socorrer a una dama en apuros”.

Me acuerdo de los piropos de los albañiles desde el andamio.

Me acuerdo de los pagafantas.

Me acuerdo de las imágenes seccionadas de órganos sexuales en el libro de Ciencias de EGB.

Me acuerdo de la Reina de las Fiestas.

Me acuerdo de “Profesión: Sus Labores”.

Me acuerdo de los modistos y las costureras.

Me acuerdo de la casilla “Cabeza de familia”.

Me acuerdo de los niños del barrio peleándose sin motivo.

Me acuerdo de Interviú.

Me acuerdo de la casilla “Sra. de…”

Me acuerdo de Carme Chacón, embarazada, pasando revista a las tropas como ministra de Defensa.

Me acuerdo de los hombres que presumían de “ayudar a mi mujer en casa”.

Me acuerdo de la campaña Póntelo, pónselo.

Me acuerdo de cuando los niños colonizaban el centro del patio en los recreos, y las niñas charlaban en los márgenes.

Me acuerdo de cuando en los anuarios todos los Españoles del Año eran hombres.

Me acuerdo de Jesús Gil en un jacuzzi, rodeado de chicas en bikini.

Me acuerdo de los príncipes azules.

Me acuerdo de cuando los hombres no intentaban ligar con chicas más altas que ellos.

Me acuerdo cuando las despedidas de soltero acababan en un burdel.

Me acuerdo cuando a las amantes clandestinas se las llamaba “queridas” y se les “ponía un piso”.

Me acuerdo de cuando estaba mal visto que un niño jugara con muñecas.

Me acuerdo de cuando a las madres se les regalaban sartenes.

Me acuerdo de la expresión “Los que se pelean se desean”.

Me acuerdo de la cerveza para él y la coca-cola para ella.

Me acuerdo de que a las chicas audaces o habilidosas se las llamaba marimacho.

Me acuerdo de un chiste en el que aparecía una mujer que era presidenta del Gobierno, que leía un libro titulado Secretos de Estado y en la última viñeta corría al teléfono para divulgarlos.

Me acuerdo de cuando los maestros eran maestros y las maestras “señoritas”.

Me acuerdo de: los niños fútbol, las niñas voleibol.

Me acuerdo de la expresión “quien bien te quiere te hará llorar”.

Me acuerdo de Pancho y Javi compitiendo por el amor de Bea en el primer capítulo de Verano azul.

Me acuerdo de cuando escribir poesía era de afeminados.

Me acuerdo de un poeta al que su mujer le regaló una campanilla, para que la llamara cuando necesitara cualquier cosa.

Me acuerdo de los primeros topless en las playas de Cádiz.

Me acuerdo de cuando el adulterio estaba contemplado en el código penal.

Me acuerdo de Pepe Le Pew, la mofeta con acento francés que acosaba a una gata en los dibujos animados.

Me acuerdo del eslogan “Nosotras parimos, nosotras decidimos”.

Me acuerdo de cuando, ante un abandono de hogar, se decía que el padre de familia “se había ido a por tabaco”.

Me acuerdo de la expresión “Compuesta y sin novio”.

Me acuerdo de cuando había que sacar a las chicas a bailar.

Me acuerdo de Tootsie y del barón Ashler.

Me acuerdo de cuando no había azafatos.

Me acuerdo del eslogan Un diamante es para siempre.

Me acuerdo de los matasuegras.

Me acuerdo de cuando en las bodas se exigía juramento de fidelidad.

Me acuerdo de la frase “Llora como mujer lo que no supiste defender como un hombre”.

Me acuerdo del jugar a médicos y enfermeras.

Me acuerdo de la expresión “Tienes que darte a valer”.

Me acuerdo de cuando se decía que el día de la boda era el más feliz de tu vida.

Me acuerdo de las mujeres que, mientras hacían labores domésticas, hablaban solas.

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