Crítica

Feminismo, modelo para armar

Alejandro Luque
Alejandro Luque
· 4 minutos
Manspreading
Dirección: Abdelatif Hwidar

Género: Cortometraje
Intérpretes: Clara de Luna, Marco Huertas, Toni Climent
Produccción: La Marmota Insomne
Guión: Chon González, Abdelatif Hwidar
Duración: 8 minutos
Estreno: 2018
País: España
Idioma: Español

El manifiesto de las francesas cuestionando la nueva ola feminista, las críticas que arrecian, Catherine Deneuve matiza, otras replican… ¿Qué está ocurriendo? ¿Se nos ha ido la olla con las reivindicaciones? ¿Estamos combatiendo el extremismo machista con un nuevo extremismo? ¿Viene una ola neopuritana en camino?

Estas y otras preguntas que están en el debate público de hoy han sido abordadas por Abdelatif Hwidar en su nuevo cortometraje, anterior a todo este jaleo. Y me atrevería a decir, de entrada, que son abordadas de un modo sutil e inteligente, sobre todo porque tiene la delicadeza de tratar al espectador como adulto con capacidad para pensar por sí mismo.

Hwidar radiografía nuestra actitud cotidiana,  calibra nuestro compromiso y nuestra cobardía

El director ceutí, que ya ganara el Goya al Mejor corto con Salvador (Historia de un milagro cotidiano), aunque sea más conocido por series como El Príncipe, repite ambientación en su nuevo trabajo. Pero si en aquella cinta su mirada se movía por el metro de Madrid para reflexionar alrededor del fenómeno terrorista, ahora baja a las entrañas de Valencia para referirse, como indica el título, al manspreading, el ingrato despatarramiento masculino que fue objeto de una campaña en el transporte público madrileño, con la consiguiente polémica.

Pero esta curiosa e insolidaria práctica es solo un pretexto del director para hablar de otras cosas de mayor alcance. En apenas ocho minutos, sin salir de la atmósfera congestionada de un vagón en hora punta, Hwidar se las arregla para radiografiar nuestra actitud ante situaciones cotidianas, para calibrar nuestro compromiso y nuestra cobardía, para evaluar la calidad de nuestro comportamiento cívico, en suma.

La película, apoyada en unos actores estupendos y en un equipo técnico impecable, se limita a exponer el panorama sin dogmatismos ni demagogias. Es el espectador, como decía antes, quien debe asomarse al retrato colectivo que se brinda y decidir con quién o quiénes se identifica. Lo que se pone sobre la mesa es un modelo para armar.

La esencia: una convivencia basada en el entendimiento natural entre hombres y mujeres

Resulta muy difícil decir algo más sin incurrir en eso que ahora se ha dado en llamar spoiler. Lo cierto es que el guión juega de un modo más que perspicaz a ofrecer distintos puntos de vista, huyendo de cualquier asomo de cliché. Y tal vez sea esto lo que más necesita el debate en este momento: escapar, como decía Emilio Lledó en una entrevista, de los lugares comunes, asumir la complejidad del conflicto, conciliar posturas –nunca mejor dicho, hablando de despatarramientos– sin perder de vista la esencia del asunto: la búsqueda de una convivencia basada en la igualdad efectiva y el entendimiento natural entre hombres y mujeres.

Hwidar nos revela con magistral precisión que un tema como el manspreading –aunque podría hablar de muchas otras prácticas– no se aviene fácilmente a la simplificación: entran en juego la educación, la cultura democrática, el sentido de la justicia, la solidaridad… Dicho esto, conviene no extenderse más de la cuenta para reseñar un corto. Véanlo y sí, luego entonces lo comentamos hablamos. No será, lo aseguro, una charla corta.

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