Francia


Los vértices del ‘hexágono’ —apodo con el que los franceses describen su país— comunica con regiones muy diferentes: si la costa provenzal y la isla de Córcega son territorios mediterráneos, el norte es vecino de Inglaterra y Bélgica.

La diferencia entre estas regiones, la gente que las habita y los idiomas que se hablan en ellas es difuminada por la conciencia de pertenecer a la República, entendida como una visión del mundo igualitaria, sin diferencias de etnia o religión, y aglutinados por un idioma común, el francés, considerado como la ‘lengua de la cultura’ por excelencia.

La Revolución Francesa, en 1789, no sólo tuvo una componente de lucha de clases sino también elementos de una rebelión contra una aristocracia entendida como una comunidad casi étnica y contra una Iglesia poderosa; los ideales de laicidad e igualdad ciudadana establecidos entonces determinan aún hoy el discurso político. El organismo público que trabaja por la difusión de la cultura francesa en el mundo se conoce como «misión laica».

Francia sigue manteniendo una enorme influencia política y cultural en lo que fue, hasta mediados del siglo XX, su imperio colonial: todo el Magreb y la mayor parte de África Occidental al sur del Sáhara, así como Siria y Líbano. Su expansión empezó en 1830 con la colonización de Argelia y se dio por clausurada en el Mediterráneo en 1962, con la independencia del mismo país, tras una guerra traumática para ambos bandos (Yibuti siguió siendo francesa hasta 1977, pero su independencia no causó un terremoto político como sí hizo la renuncia a Argelia, y hasta hoy, Francia sigue manteniendo ‘territorios de ultramar’  en Sudamérica, el Índico y el Pacífico).

El estrecho vínculo entre Francia y sus antiguas colonias y protectorados del Magreb ha facilitado una fuerte inmigración de magrebíes hacia la metrópoli en la segunda mitad del siglo XX. Pese a que no existen problemas lingüísticos —muchos magrebíes hablan fluidamente francés desde el colegio primario—, la integración no ha funcionado bien y hoy, numerosas ciudades francesas albergan enormes guetos de ciudadanos con raíces magrebíes, nacidos en Francia  pero tratados como una clase inferior. Su aislamiento ha llevado en la última década a la aparición de corrientes integristas y extremamente machistas que hoy ponen en tela de juicio los principios laicos que fundamentan la nación.

La división de poderes entre el presidente y el primer ministro es espinosa. Durante el siglo XX,  ambos cargos eran ocupados a menudo por personas de diferentes partidos, con el primer ministro responsable en la política interna y el presidente protagonista en el exterior.Desde 2007, las elecciones presidenciales y legislativas coinciden con un mes de diferencia, con el efecto de que  presidente y primer ministro suelen ser del mismo partido. A la vez, el cargo de primer ministro ha ido cediendo su perfil político propio al presidente.

A los dos grandes bloques del partido de centro-derecha – actualmente Unión por un Movimiento Popular (UMP) y el Partido Socialista (PS) se añade el polémico Frente Nacional (FN), considerado de extrema derecha y boicoteado por los demás partidos, y una pléyade de pequeños partidos de izquierda, ultraizquierda y ecologistas.

Próximas elecciones presidencias y legislativas: 2017

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                        Córcega