Marruecos


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Creado como Estado: siglo XVI
Independencia de Francia: 1956
Capital: Rabat
Población: 33 millones
Lenguas: árabe (oficial), magrebí, tamazigh, francés (de facto cooficial)
Religiones: islam suní (religión de Estado), judaismo (minoría)
Moneda: dirham (0,10 € )
Internet: .ma  Prefijo: +212-
Gobierno: Monarquía constitucional
Rey: Mohamed VI (desde 1999)
Primer ministro: Aziz Akhennouch | RNI (desde 2021)
Conflictos: Sáhara Occidental
Vecinos:
España, Argelia

Ciudades:
Casablanca: 3,3 mill
Fes: 1,1 mill
Tánger: 950.000
Marrakech: 930.000
Salé: 830.000
Meknés: 630.000
Rabat: 580.000

Marruecos en la revista M’Sur


Marruecos es el país más occidental
de la cuenca mediterránea (su nombre árabe, Maghreb, significa ‘Occidente’). Comparte con los países asiáticos de Oriente Medio poco más que una religión común y las raíces de uno de sus idiomas. Es inexacto clasificarlo como ‘país árabe’: la mitad de la población habla tamazigh, un idioma bereber, la otra mitad, dáriya, una variante del árabe ininteligible fuera del Magreb. La enseñanza público se da en árabe fus·ha y en francés, idioma ampliamente difundido entre la clase intelectual y de facto cooficial en la Administración, pero no lengua materna.

Es el único país africano que mantiene intacta su estructura política desde hace siglos: la dinastía actual lleva dirigiendo el estado desde 1666 y en el siglo XVIII y XIX fue una importante potencia regional. Los cuarenta años de protectorado francés y español —a diferencia de Argelia, no fue declarado colonia— apenas modificaron el aparato de administración pública: es, así, uno de los Estados más antiguos del mundo. Además, es el único país del mundo árabe que nunca formó parte del Imperio Otomano.

La sociedad marroquí es una de las más tradicionales de toda la región mediterránea, pero se trata de una tradición muy liberal en comparación con los países árabes. El avance del islamismo político en las ciudades —es prácticamente inexistente en el campo— ha ido erosionando en parte las libertades sociales. Por otra parte, la reforma legal de 2004 otorgó a la mujer la situación legal más avanzada de todos los países islámicos, después de Túnez.

Casi la totalidad de la población es musulmana suní, al menos formalmente, porque las prácticas religiosas de gran parte de  la población tienen poco que ver con el islam estandarizado y más con la veneración de tumbas de santos, árboles y cuevas, en el marco del marabutismo.

Además existe una hoy muy reducida minoría judía que se cifra en unas 3.000 personas. Este colectivo tenía un destacado papel social y cultural hasta mediados del siglo XX, cuando la mayor parte emigró a Francia, Canadá e Israel, aunque hasta hoy hay judíos en los más altos cargos del Estado marroquí. La mitad de la población mizrají de Israel es de origen marroquí y Rabat siempre ha mantenido una relación buena, aunque extraoficial, con Tel Aviv.

De 1961 a 1999, el país fue dirigido por el rey Hassan II. Pese al Parlamento, el sistema multipartidista y la celebración de elecciones, normalmente manipuladas, el poder del rey era absoluto y las libertades políticas, escasas, especialmente durante los ‘años de plomo’ (1963-1981). En los noventa, el rey inició cambios democráticos. Tras su muerte y llegada al trono de su hijo Mohamed VI, en 1999, se desarrolló un debate político con una notable libertad de prensa, pero a partir de 2010 fue sofocada de nuevo.

La ‘primavera árabe se extendió a Marruecos tras su éxito en Egipto y dio lugar a la creación del movimiento 20 de Febrero (20-F). En respuesta, el rey hizo redactar una nueva Constitución, aprobada en julio de 2011 por una mayoría aplastante, aunque el 20-F había pedido el boicot. Asume el tamazigh como lengua cooficial pero introduce únicamente cambios cosméticos respecto al sistema político y no ha supuesto un cambio democratizador.

En noviembre de 2011, el partido islamista PJD ganó las elecciones legislativos con el 22% de los votos, casi el doble de su rival más cercano, el conservador Istiqlal, pero esto no supuso un cambio en la política del país, dado que el poder principal está en manos del rey. Renovó su mayoría en 2016 pero sufrió un descalabro en 2021, y el Gobierno pasó a una coalición de tecnócratas, encabezadas por el empresario multimillonario Aziz Akhannouch, uno de los hombres más ricos del país.

Conflictos

Desde 1975, Marruecos administra el Sáhara Occidental, que considera parte integrante del territorio nacional bajo el nombre de «provincias del Sur». Rabat reconoce a los saharauis como ciudadanos, pero sofoca los movimientos independentistas. La larga guerra contra el independentista Frente Polisario fue interrumpida por un alto el fuego en 1991, que dura hasta hoy, pero Rabat nunca ha llegado a celebrar el referéndum prometido.

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