Reportaje

Por qué siguen fugados los criminales de guerra

Ángel Villarino
Ángel Villarino
· 14 minutos
Cementerio musulmán en Sarajevo | © Rachel Avnery / Gush Shalom
Cementerio musulmán en Sarajevo | © Rachel Avnery / Gush Shalom

Slobodan Milosevic, ex presidente de Serbia, lleva más de tres años en prisión preventiva. Acusado de crímenes de guerra ante el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY), su comparecencia se ha convertido en un maratón obstaculizado por la mala salud del político serbio. El pasado día 29, una enésima audiencia terminó sin que se tomara ninguna decisión sobre el punto del día: si juzgar a Milosevic por todos los delitos que se le imputan o establecer dos juicios, uno referido al conflicto de Kosovo y otro a la guerra en Croacia y Bosnia.

Pero Milosevic no es el único acusado. Otros supuestos criminales de guerra faltan en el banquillo. ¿Dónde están Radovan Karadzic, Ratko Mladic, Ante Gotovina…? Han pasado diez años desde que se firmó la paz de los Balcanes en Dayton y los responsables de las masacres más sangrientas cometidas en Europa desde la II Guerra Mundial siguen sin aparecer. El TPIY, capitaneado por la fiscal Carla del Ponte, sigue esforzándose por apresarlos y dice haber conseguido que las administraciones de los países implicados comiencen a colaborar.

Parte de la población serbia sigue considerando héroes a los fugitivos más buscados de Europa

Según un reciente informe presentado ante el TPIY, el Consejo de Ministros de Bosnia-Herzegovina ha formado una escuadra especial para capturar a los criminales, ha ordenado cerrar la frontera con Serbia y ha lanzado un plan especial de captura. Ahora que la adhesión de Bosnia a la Unión Europea empieza a tomar forma, nadie está dispuesto a quedarse fuera por culpa de una decena de supuestos asesinos.

Antes de alcanzar la meta hay que conciliar posturas, entre ellos la complicidad de una parte de la población, que sigue considerando héroes a los fugitivos más buscados de Europa. Karadzic es montenegrino y Mladic un general serbio de Bosnia. Hay una recompensa de casi cuatro millones de euros por su captura. Ante Gotovina es un ex militar de Croacia. Su ‘precio’ es menor: unos 50.000 euros.

Lo que parece cierto es que el TPI ha encontrado por fin el método de sentar a Radovan Karadzic y Ratko Mladic en el banquillo: la promesa de un futuro en la Unión Europea.

«Nosotros tenemos los servicios secretos, los servicios estatales de frontera; están las tropas de EUFOR, los hombres de la OTAN, la Policía Europea y también algunas de nuestras mejores unidades militares. Haremos todo lo posible para poner en marcha los mecanismos para que finalmente Karadzic y el resto de acusados en La Haya sean arrestados», dice el discurso presentado ante las autoridades europeas hace algunas semanas por el presidente del Consejo de Ministros bosnio, Adnan Terzic.

Tras la insistencia de Del Ponte, también el Gobierno de Serbia está dando señales de compromiso. El Ministerio de Interior ha comenzado a negociar con la familia de Karadzic su rendición voluntaria al Tribunal de La Haya. En la prensa nacional, Sonja Karadzic, hija del acusado, no esconde que Belgrado «está contactando con todos los miembros de la familia cada siete u ocho días», pero asegura que «como no tenemos contacto con él desde hace años, nuestra respuesta es siempre la misma: no tenemos noticias de Radovan».

El Tribunal cree que la Iglesia Ortodoxa serbia está protegiendo a Karadzic

El camino recorrido por Del Ponte para llegar hasta este punto ha sido arduo. Impotente ante la negativa a colaborar, llegó incluso a amenazar con revelar públicamente los nombres de las personas que se oponen al arresto de los principales criminales. Se refería especialmente a los datos de aquéllos que, ya sea desde la OTAN, la Unión Europea o la República Serbia, han protegido a Karadzic y Mladic. Entre ellos, aclaran fuentes consultadas por La Clave, podría haber grandes sorpresas: algún que otro alto diplomático ruso incluido.

Del Ponte apuntó especialmente a la Iglesia Ortodoxa Serbia como cómplice de Karadzic. En una entrevista concedida al semanario montenegrino Monitor, la fiscal del TPIY aseguró que «estamos ante un problema muy grave si realmente el Gobierno montenegrino no sabe lo que está pasando en la Iglesia, especialmente porque se inmiscuye en actividades políticas y se ocupa de esconder a los acusados de La Haya».

No es una novedad. Hace años que muchos altos funcionarios de la Unión Europea denuncian que el gran aparato logístico de Karadzic está patrocinado por la cruz ortodoxa. Los monasterios situados en Serbia, las únicas arquitecturas del país que con la caída del comunismo han registrado mejoras, podrían haber servido de refugio a Karadzic. En especial el monasterio de Ostrog, en Montenegro, y la nueva estructura eclesial levantada a pocos kilómetros de allí, en el Valle de Jovan.

No es un secreto: Karadzic es el orgullo de la Iglesia Serbia ortodoxa, que en los últimos años se ha enfrentado en más de una ocasión a las autoridades estatales montenegrinas. En el TPIY se ha contemplado alguna vez la posibilidad de entrar por la fuerza en las estructuras parroquiales sospechosas de albergar criminales de guerra en Montenegro, como hicieron las Fuerzas de Estabilización de la OTAN para Bosnia-Herzegovina (SFOR) en una ocasión, hiriendo en la operación a dos sacerdotes. Sin embargo, la opción de fuerza ha sido desestimada porque se considera que contribuiría a desestabilizar la zona y porque iría en contra de la legalidad vigente en la autonomía montenegrina, que confiere a los miembros de la Iglesia un estatus diferente al resto de los ciudadanos.

«Karadzic se esconde en mis oraciones», dice el patriarca de la Iglesia Ortodoxa serbia

«La policía montenegrina deja pasar los vehículos de los funcionarios de la Iglesia sin particulares controles. Algunos policías montenegrinos paran los coches de los grandes dignatarios para inclinarse y besarles la mano. En esta situación ¿cómo podría la Comunidad Internacional operar contra ellos sin perder credibilidad, sin causar un conflicto o elevar la tensión?» se pregunta un oficial italiano que permeneció durante meses en Montenegro y que prefiere mantener el anonimato.

Hace algunas semanas, el patriarca Amfilohije invitó a Carla del Ponte a «venir a los monasterios de la Iglesia ortodoxa en Montenegro y controlar si allí se esconde el ex líder de los serbobosnios Radovan Karadzic». La misma invitación llegó hace dos años, con otras palabras y a través de los periodistas de la publicación nacionalista serbia Vijesti, que le preguntaron dónde se hallaba el asesino. «Karadzic se esconde en mis oraciones», respondió Amfilohije. La Iglesia Ortodoxa no ha reconocido nunca públicamente los crímenes, ni ha invitado a sus responsables a arrepentirse o a entregarse.

Rechazo al Tribunal

«Para muchos de nosotros el Tribunal Penal Internacional no debería encargarse de procesar a los así llamados criminales de guerra. Occidente siempre realiza estos experimentos de justicia fuera de casa, utilizando como conejillos a los países débiles. No se dan cuenta del efecto de estos actos, que podrían volver a desequilibrar nuestro país, por no hablar de Bosnia, que mantiene un equilibrio fragilísimo gracias al desastre que fue Dayton». Así se expresa Zeliko Dujkovic, corresponsal diplomático de diario serbio Novosti.

«Para mucha gente que sufrió realmente las heridas de la guerra, toda esa gente que el TPIY llama criminales de guerra, son héroes, defensores de la patria. Tanto para los serbios como para los croatas. Nuestro pueblo se pregunta ¿por qué nuestros oficiales han de responder ante un tribunal y los de otros países no? La mayoría de nosotros odiamos a Mladic, pero no queremos que las fuerzas internacionales impartan justicia por nosotros, especialmente después de lo que han hecho, de lo que nos han hecho, demostrando que no saben lo que es la justicia» añade el periodista. Sus palabras reflejan una postura ampliamente extendida entre la población serbia. Esto explica la facilidad con la que se mueven los acusados.

La leyenda dice que Karadzic está rodeado por tres anillos de seguridad

Según las fuentes que maneja el TPIY, alertado por la comunidad bosnia de la región, Karadzic ha sido incluso huésped de honor en una villa de otro alto oficial retirado en la ciudad de Igalo. La leyenda asegura que Radovan está protegido por 25 hombres, la mayoría ex miembros de las unidades especiales del Ministerio de Interior de la República Serbia. En torno a él se formarían tres anillos de seguridad, el último compuesto por sus cuatro guardias personales. Karadzic, concluye el mito, no se separa nunca de su pistola. Podría ser verdad. También se habla de que Mladic está protegido por 13 fieles combatientes, un número bíblico.

«Radovan Karadzic y Ratko Mladic no permanecen largos periodos en Bosnia. También las autoridades de Serbia y Montenegro desechan energicamente desde hace tiempo la posibilidad de que se encuentren en territorios bajo su jurisdicción. Así se está creando una atmósfera divina para las especulaciones», aseguró recientemente David Leakey, comandante de la Fuerza de la Unión Europea en Bosnia-Herzegovina (EUFOR), el cuerpo que en diciembre de 2004 tomó el relevo de las SFOR.

yugoslavia-disolucion

Las fechas

1918 El Imperio Austrohúngario se desmorona. En los Balcanes se crea el ‘Reino de Eslovenos, Croatas y Serbios’.
1928 El Estado adopta el nombre de Reino de Yugoslavia.
1945 Yugoslavia se refunda como estado comunista bajo el liderazgo de Josip Broz Tito. Se establecen 6 repúblicas federadas y dos territorios autónomos: Kosovo y Voivodina.
1961 El país se aleja de la órbita soviética y funda el Movimiento de Países No Alineados.
1980 Muere Tito.
1988 Milosevic, miembro del partido comunista, toma el poder en Serbia.
1991 Las repúblicas Eslovenia, Croacia y Macedonia declaran su independencia.
1992 Bosnia-Herzegovina decide en referéndum su independencia. Se inicia la guerra civil, con masacres de limpieza étnica.
1995 Los Acuerdos de Dayton otorgan a Bosnia la independencia bajo mandato internacional.
1999 Conflicto en Kosovo entre la mayoría albanokosovar y el ejército de Serbia. La OTAN bombardea Belgrado.
2000 Elecciones en Serbia. Milosevic es obligado a abandonar el poder tras masivas protestas callejeras.
2001 Milosevic es detenido y entregado al Tribunal de La Haya.

Del Ponte ha llegado a insinuar que Estados Unidos tampoco está muy preocupado por el arresto del criminal. «La OTAN es un extraño instrumento, porque nos ha ayudado mucho a la hora de recoger pruebas, pero siempre ha afirmado que no tiene autorización para localizar a los fugitivos», dijo la fiscal. La tesis de que la OTAN no ha arrestado todavía a Karadzic y Mladic para obtener un pretexto con el que mantener sus tropas en la plaza estratégica bosnia se cobra terreno en el país, a pesar de que no existen pruebas.

¿Acuerdos secretos?

El ex asesor de Carla del Ponte, Graham Blewitt, insinuó en una ocasión que si los criminales no aparecen es porque así se acordó en Dayton. «Ha habido ocasiones en las que se podría haber arrestado a Karadzic, pero las SFOR no lo han hecho», explicó, añadiendo que seguramente «se trata de un acuerdo cerrado en Dayton».

Se sospecha que Karadzic se mueve impunemente entre las fronteras de Montenegro y Bosnia

La propia mujer del criminal, Ljiljana Zelen Karadzic, aseguró en una sonada entrevista que esa es la clave central del caso: «En 1995, Radovan y Holbrooke llegaron a un acuerdo según el cual mi marido renunciaba a las funciones políticas en la República Serbia de Bosnia y se retiraría de la vida pública, política y social, sin hacer ninguna declaración a los medios de comunicación. A cambio, Estados Unidos haría lo posible para retirar todas las acusaciones contra él, y crearía las condiciones para facilitarle una vida profesional y familiar normal. Se ha verificado oficialmente la existencia de este acuerdo en los archivos de la República Serbia y en los de Estados Unidos». Holbrooke negó inmediatamente las acusaciones.

La sospecha de que el criminal se mueva impunemente entre las fronteras de Montenegro y Bosnia no es descabellada. Oficialmente existen sólo algunos pasos, pero el resto de la frontera está lleno de agujeros y su totalidad es practicamente imposible de controlar, especialmente en las zonas montañosas. Varios testimonios aseguran que hasta el año 2001, Veselin Slijvancanin, quien finalmente acabó en La Haya, pasaba de un lado a otro de la frontera con su escolta y que mantenía reuniones a la luz del día con antiguos aliados. Ahora una acción similar sería imposible.

Aunque entre los cientos de fugitivos que quedan por apresar aún están los más buscados y poderosos, todos los meses la lista se acorta. Van cayendo oficiales menores, policías, soldados, comisarios, todos ellos acusados de complicidad o ensañamiento en los exterminios y refriegas. Muchos de ellos son procesados por tribunales locales, con la autorización del TPIY. Su captura no aparece en los diarios internacionales, pero sí en la prensa balcánica.

Hace dos semanas, la policía de Bijeljina, en el noreste de Bosnia-Herzegovina, una zona que pertenece a la entidad serbia (la ‘República Srpska’), anunció el arresto de tres serbobosnios acusados de crimenes de guerra. Sus nombres, Kosta Kostic, Milos Milosevic y Raco Simic, eran conocidos gracias a los testimonios de los familiares de las víctimas. Los tres asesinaron a sangre fría a al menos 19 civiles, entre ellos una anciana de 91 años.

El último informe de Del Ponte dió luz verde al ingreso de los Estados balcánicos en la Unión Europea. Probablemente tenía motivos para ello. Se podría estar estrechando el cerco.

Los buscados

Radovan Karadzic
(Savnik, Montenegro, 1945). La fiscalía le acusa de genocidio, complicidad con genocidio, crímenes contra la humanidad (exterminio, asesinato, persecuciones por razones políticas, raciales y religiosas y actos inhumanos), violaciones de las leyes y usos de la guerra (asesinato, aterrorizar a civiles y toma de rehenes) y violación de la Convención de Ginebra. Los hechos que se le imputan se remontan a julio de 1991 y diciembre de 1992, cuando participó en una masacre para asegurarse el control de zonas de Bosnia-Herzegovina autoproclamadas «República Srpska». El acusado empleó tácticas de terror para forzar a los no serbios a abandonar esas zonas. Las fuerzas serbobosnias, bajo control de Karadzic, intentaron reducir significativamente la presencia de musulmanes, croatas y demás población no serbia de Bosnia, en particular en Bijeljina, Banja Luka y Srebrenica.

Ratko Mladic
(Kalinovik, Bosnia, 1942). Acusado de genocidio, crímenes contra la humanidad y violación de las leyes y usos de la guerra. La fiscal mantiene que como comandante del Ejército serbobosnio bombardeó, desde mayo de 1992, zonas de Sarajevo, matando y aterrorizando a la población. Sus fuerzas ocuparon pueblos de Bosanski Krajina y del este de Bosnia, deportando a miles de ciudadanos no serbios, muchos de los cuales fueron asesinados o recluidos en campos de prisioneros. De enero a marzo de 1993, sus fuerzas atacaron la zona de Cerska (este de Bosnia). Miles de musulmanes se vieron obligados a huir a áreas controladas entonces por el Gobierno bosnio. Más de 7.000 prisioneros musulmanes capturados alrededor de Srebrenica fueron ejecutados sumariamente en julio de 1995, enterrados en fosas comunes y exhumados después para ocultarlos en otros lugares.

Ante Gotovina
(Zadar, Croacia, 1955). Está acusado de los siguientes cargos: crímenes contra la humanidad (persecución por razones políticas, raciales y religiosas; deportación y otros actos inhumanos) y violaciones de las leyes y usos de la guerra (saqueo de propiedad pública y privada; destrucción sin freno de ciudades, pueblos y aldeas, y asesinatos). La acusación afirma que del 4 de agosto de 1995 al 15 de noviembre de 2004, Croacia lanzó una ofensiva militar, Operación Tormenta, para reconquistar el territorio de Krajina, habitado por serbios. En esta operación, el acusado ejerció ‘de iure y de facto’ el control de las fuerzas, cuyo fin fue la expulsión de la población serbia. Las fuerzas croatas se apoderaron de ciudades, pueblos y aldeas en el sur de Krajina, y, cumpliendo órdenes del acusado, perpetraron actos inhumanos, incluido el asesinato de 150 serbios.