Reportaje

Los disidentes del frente

Ilya U. Topper
Ilya U. Topper
· 8 minutos
Mohamed Abdelaziz, líder del Frente Polisario (Tinduf, 2004) | © Ilya U. Topper/M'Sur
Mohamed Abdelaziz, líder del Frente Polisario (Tinduf, 2004) | © Ilya U. Topper/M’Sur

 

Madrid |  Con Ander Ormaetxea  (Tinduf)  | Junio  2007

“Clientelismo, nepotismo y tribalismo”. Así funciona la cúpula actual del Frente Polisario, que dirige los destinos de los refugiados saharauis en los campamentos de Tinduf. Es la opinión de Ahmed Chia, portavoz de Jat Chahid (La Vía del Mártir), la única facción disidente del Frente que se conoce.

El grupo reconoce al Polisario como representante único del pueblo saharaui y pretende establecerse oficialmente como corriente del movimiento en el próximo congreso del Frente, que debería haberse celebrado en otoño pasado, pero fue aplazado. Basa su oposición en dos críticas: por una parte, asegura Chia, “la cúpula ha ido perdiendo la confianza de la base, y el sistema se ha ido a pique, las instituciones se convirtieron en propiedades privadas”.

Por otra parte, “la situacion del Polisario se ha ido empeorando desde el primer año tras el alto el fuego. La direccion, una vez calladas las armas, ha demostrado una gran debilidad en su forma de gestionar el conflicto. Ha ido ofreciendo concesiones y más concesiones, en el momento en que el adversario no muestra mas que intransigencia”. “La direccion se ha autoacorralado, con un discurso defensivo y cada vez más tímido”, asegura Chia. Critica que la primera reunión directa de los representantes marroquíes y saharauis en siete años, celebrada en Nueva York el 18 de junio, se iniciara “sin condiciones”.

La reunión se saldó sin resultados, aunque con el compromiso de volver a reunirse en agosto. Aunque el discurso oficial también menciona la vuelta a la lucha armada como un recurso siempre abierto, Jat Chahid insiste en esta opción aún más que la cúpula oficial: “La reanudacion de la lucha armada es una opcion legitima, y no va a ser más dificil que el haber conseguido un alto el fuego, si no habrá mas remedio, no se puede seguir en esta situación hasta el infinito”, se explaya el portavoz. “El Polisario no tiene autoridad para negociar la soberanía: quien decide la soberanía es el pueblo saharaui y solo él. Cualquier solucion, negociación o salida que le pretende quitar la soberanía a los saharauis, estos no estan obligados a aceptarla”, dice, en lo que parece un intento de establecer una facción de “línea dura”.

Una postura que teóricamente le debería ganar seguidores entre la juventud saharaui, desesperada tras 30 años de espera inútil y con ganas de volver a las trincheras. “Como no haya un cambio pronto, cogeremos las armas”, opina un joven saharaui que vive entre España y los campamentos, pero que afirma no conocer la existencia de la Vía del Mártir.

¿Quiénes forman Jat Chahid? Según un joven saharaui de los campamentos, se trata de “cuatro gatos” que “quisieron implantar aquí sus ideas y reunieron a mucha gente, pero no prosperaron y se fueron a España”. Un cooperante español que lleva un año en Tinduf los desconoce: “Jamás he oído nada relacionado con el tema. Lo que si sé es que la unidad de los saharauis por su causa es total y no creo que a estas alturas vayan a cambiar de estrategia”.

¿Un ‘submarino’?

Los representantes del oficialismo en Tinduf confirman que la corriente existe pero aseguran que hay “poquísimos” miembros de ella en los campamentos, y que tienen su base en España. Añaden que Jat Chahid podría ser un ‘submarino’ de Rabat, destinado a dividir la sociedad saharaui y quitar legitimidad al presidente de la autoproclamada República Árabe Saharaui Democrática, Mohamed Abdelaziz.

Ahmed Chia conoce estas acusaciones. “Eso fue lo primero con que nos recibieron, pero lo esperábamos: “Si no estás conmigo estás con mi enemigo” es el lema que aplica la dirección”, afirma.

En una disidencia semiclandestina dentro de un movimiento proscrito es difícil saber quién es un portavoz autorizado. Jat Chahid salió a la luz primero en 2006 de la mano de Mahjoub Salek, uno de los cofundadores del Frente Polisario, como oposición a la cúpula del movimiento encabezado por Mohamed Abdelaziz, pero sin distanciarse de las posturas políticas del frente. En junio de ese año ya aparecían fisuras: Salek denunció que habían aparecido comunicados con la firma de Jat Chahid que no tenían nada que ver con el grupo. En otoño del mismo año, otro comunicado anuncia la expulsión del propio Salek, ratificada por Ahmed Chia en la entrevista.

Chia insiste en que la facción actúa desde los campamentos: “Tenemos a un coordinador cuyo nombre dimos públicamente con el fin de evitar confusiones, y la Comision interna lleva su trabajo con un gran margen de descentralizacion”. No aclara este nombre, pero según dijo en 2006 Mahjoub Salek al semanario marroquí TelQuel, se trata de un guerrillero tres veces herido en combate que se identifica con el nombre de guerra Tchourouni.

Al menos la parte referida al nepotismo en el seno del Frente Polisario recibe confirmación de una cooperante española que ha pasado largas temporadas en Tinduf, pero prefiere no dar su nombre: “En los campamentos hay clases. La cúpula del Frente Polisario se ha apoltronado en el poder y se beneficia de la ayuda humanitaria mucho más que las capas pobres. Quien tiene un primo entre los dirigentes vive mejor que los demás. Incluso cuando llevas medicinas o dinero a un grupo de base, los dirigentes políticos intentan desviar una parte”, relata. “Nadie sabe nunca qué se ingresa, qué se gasta y quién lo maneja, todo cabe”, opina Ahmed Chia.

Similar es la radiografía del Frente que hace Gajmoula Ebbi, una de las tres mujeres que formaban parte del buró político del Polisario, y presidenta de la Unión de Mujeres Saharauis en los años ochenta. Se distanció de la cúpula tras la revuelta de 1988, durante la que varios integrantes del movimiento Polisario fueron encarcelados en Tinduf por sus propios compañeros de armas. En 1991, Gajmoula abandonó el Frente y viajó a Marruecos, donde hoy es diputada por el Partido del Progreso y Socialismo (PPS, ex comunista) y miembro del Consejo Real Consultor para los Asuntos Saharauis (Corcas).

No es la única disidente que se ha pasado al otro bando: entre la treintena de personalidades del Polisario ‘recuperados’ por Marruecos destacan Omar Hadrami y Brahim Hakim, recompensados con un cargo de gobernador de Settat, el primero, y con el de embajador itinerante, el segundo. Incluso Baba Sayed, el hermano menor de El Uali Mustafa Sayed, fundador del Polisario, dejó el movimiento en 1998, denunció su inmovilismo y pidió asilo político en Canadá.

Ebbi no quiere responder respecto a las disidencias que existen hoy en el seno del Polisario. “Esto no interesa. Lo importante es avanzar hacia la paz”, sostiene, aunque sí describió a la prensa marroquí la cerrazón respecto a toda opinión divergente que reinaba en las reuniones del Frente y critica la posición privilegiada de los miembros de la tribu R’guibat.

La acusación de tribalismo afecta igualmente al Corcas, cuyo presidente, Jalihenna Uld Rachid, es otro ‘r’guibati’, nombrado por el rey Mohamed VI en 2006 al frente de este organismo de 141 notables saharauis. Aunque el Corcas prevé fomentar “la participación de la población en la gestión de sus asuntos”, en realidad no tiene “ningún interés”, en palabras de Aminatu Haidar, una mujer de 40 años, calificada a veces de “Pasionaria saharaui”, que pasó cuatro años en una prisión marroquí. Defiende al Polisario —al que no pertenece— como “único representante legítimo del pueblo saharaui”.

El hecho de que activistas como Aminatu o Ali Salem Tamek, aunque sigan siendo acosados por la policía, puedan defender la independencia del Sáhara en la prensa marroquí ha trasladado el foco de la lucha de Tinduf a Marruecos y quita protagonismo a la cúpula en torno a Mohamed Abdelaziz. Quizás por eso, la postura inflexible de Jat Chahid parece sospechosa a algunos saharauis.

“Para mi son unos traidores. Tienen algo raro u oscuro que no me cuadra. Yo quiero combatir contra los marroquíes. Son ya muchos años de espera, pero es que justo ahora tenemos que ser cautos. Los marroquíes recibirían encantados cualquier ataque o acción que justifique una respuesta suya frente a la comunidad internacional” opina un joven saharaui cercano al Frente Polisario. “Finalmente simularían ser las víctimas y defenderse. ¿Comprendes? El verdugo convertido en víctima, por eso me suena muy provocativo lo de la Vía del Mártir”.

La prensa marroquí señala otra de las posibles salidas de Rabat para romper con 30 años de inmovilismo: convencer a Mustafa Bachir Sayed, otro hermano del mítico El Uali, de que tome las riendas. Durante años uno de los principales negociadores frente a Marruecos, Bachir vive hoy en Mauritania, alejado de la gestión de los campamentos de Tinduf. Aunque nunca ha criticado públicamente a Abdelaziz, su carismática personalidad podría cambiar el rumbo del Frente Polisario.

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©  Ilya U. Topper / Ander Ormaetxea | Parcialmente publicado en La Clave Nº 324 · 29 Junio 2007