Entrevista

Rashad Bayumi

«En el islam no existe el concepto de gobierno religioso»

Ángel Villarino
Ángel Villarino
· 8 minutos
Rashad Bayumi (El Cairo, 2011) |  © Ángel Villarino
Rashad Bayumi (El Cairo, 2011) | © Ángel Villarino

Rashad Mohamed Bayumi es una de las cabezas visibles del movimiento que en las últimas semanas ha jugado el papel de ‘hombre del saco’ para los observadores europeos de la revolución egipcia: los Hermanos Musulmanes, un movimiento islamista creado en 1928.

Bayumi, profesor de Geología en la Universidad de El Cairo, y miembro veterano de la organización fue elegido por la dirección del partido en las elecciones internas de 2010, en las que Mohamed Badie reemplazó a Mohamed Mahdi Akef como presidente del movimiento. Bayumi sustituyó a Mohamed Habib en el cargo del vicepresidente.

Como la mayoría de los líderes de los Hermanos Musulmanes, fue arrestado en 2006 y permaneció en la cárcel durante algún tiempo por su militancia en el ilegalizado pero influyente movimiento islamista, que cuenta con el apoyo de entre el 20 y el 30 por ciento del electorado, según calculan los expertos. En 2005, los candidatos ‘independientes’ afiliados al movimiento ganaron 88 escaños, la quinta parte del hemiciclo, y se convirtieron en primera fuerza de la oposición.

«Nos unimos a los jóvenes egipcios que fueron los que movilizaron a los demás»

Su acercamiento al régimen se ha calificado de histórico. Tras participar en la primera ronda de conversaciones con el vicepresidente Omar Suleiman, su grupo anunció que se retira de las negociaciones ¿Qué les hizo cambiar de opinión?
Iniciamos las conversaciones con el Gobierno para mostrar que no nos negamos a tener diálogo. Y también para reclamar los derechos del pueblo egipcio. Sobre todo, nos unimos a los jóvenes egipcios que fueron los que movilizaron a los demás.
Le decimos a Suleiman que si no responden a nuestras reclamaciones, esto significa que no hay diálogo, que el diálogo está muerto.

Entonces, ¿no hay solución de consenso para acabar con esta crisis?
Es muy fácil tomar decisiones para llegar a un acuerdo, pero tienen que demostrar que se lo toman en serio, pero tienen que garantizar nuestras demandas, las cuales son, en primer lugar,  que se retire todo el Ejecutivo y todos sus diputados. En segundo lugar, levantar la Ley de Emergencia. Tercero, formar un Gobierno que represente a todos los egipcios. Cuarto, garantizar elecciones libres y justas. Reclamamos la libertad de todos los presos políticos, la libertad de manifestación y  de formación de partidos políticos.

¿Estarían dispuestos a alcanzar un acuerdo bajo estas condiciones?
Si Suleiman responde a nuestras reclamaciones, quizá planteamos apoyar su Gobierno como gobierno de transición, pero hasta ahora no tenemos la impresión de que lo vaya a hacer.

«¡Qué tendrá que ver la revolución de Irán con la de Egipto!»

Da la impresión de que existe una división interna en la Hermandad Musulmana entre los que apoyan el diálogo y los que lo rechazan. 
No, es un malentendido. Pero ya hemos explicado nuestro punto de vista y seguiremos en la plaza Tahrir hasta que respondan a nuestras demandas.

Occidente teme que las protestas de la oposición puedan desembocar en una revolución islámica en Egipto al estilo de Irán.
Qué tendrá que ver la revolución de Irán con la de Egipto. No es cierto. Eso es lo que quieren hacer ver los aliados de Israel y el régimen lo utiliza como medida de presión para asustar a los gobiernos occidentales. Es una mentira y no es cierto, pero ya estamos acostumbrados a las mentiras del Gobierno. Desde los años 50, la prensa estatal intenta dar muy mala imagen de nosotros y la comunidad internacional no ha intentando comprobarlo nunca para saber si era cierto o no. En el islam no existe el concepto de gobierno religioso, sólo existe el concepto de gobierno laico democrático.

Entonces, ¿no están a favor de una la República Islámica?
Estamos a favor de la justicia humana. Si un estado islámico no respeta la justicia humana, no lo queremos. Y si la democracia garantiza la justicia, queremos un estado democrático. Tenemos buena relación con Occidente, pero hay una gran diferencia entre los pueblos y sus gobiernos. Nosotros no estamos en contra de Occidente a no ser que abusen de nosotros. Los gobiernos occidentales se han mostrado muy indiferentes con lo que pasó en Gaza, Iraq y Afganistán. En cambio, los pueblos, la gente, no.

Si los Hermanos Musulmanes llegaran al poder ¿cuál sería su relación con los cristianos y las minorías religiosas?
Tenemos muy buena relación con los coptos. Son nuestros hermanos. En la plaza Tahrir, hay muchos cristianos de distintas iglesias. Están tanto los católicos como los ortodoxos como los protestantes, y todos son ciudadanos egipcios. Tenemos muy buena relación con todos. Estamos muy tristes por el atentado de Alejandría [contra una iglesia copta,  el 31 de diciembre], rechazamos la violencia. Quienes cometen esos actos no son musulmanes.

Mohamed Ghanem, líder en el exilio de los Hermanos Musulmanes, dijo en una entrevista a la televisión iraní que si su grupo llegara al poder en Egipto romperán con el tratado de paz con Israel. ¿Secunda esa opinión?
Esta es su opinión personal. Existen tratados internacionales y los vamos a respetar; al igual que respetamos también la Ley y la Constitución. Pero el Gobierno no ha consultado ni al pueblo ni al Parlamento egipcio cuando hizo los tratados, por eso tenemos que reconsiderar esos tratados y consultar al pueblo y al Parlamento. Los israelíes abusan de los palestinos y nosotros, los árabes, respetamos el tratado de paz. Los israelíes no.

De presentarse a las próximas elecciones,  ¿tienen algún candidato definido?
No vamos a presentar a un candidato para las elecciones presidenciales. No queremos la presidencia, pero sí que vamos a elegir el mejor, el que más nos conviene, el que elija el pueblo egipcio como el presidente. A lo mejor,  si participamos en las elecciones será sólo para apoyar.

Los Hermanos Musulmanes apoyaron al principio a Mohamed ElBaradei como portavoz de las protestas,  ¿Lo apoyan aún?
El Baradei es sólo una persona y es uno de los que reclaman el cambio, pero no es el portavoz del pueblo egipcio.

Rechazo al modelo iraní

Una musulmana se manifiesta por los coptos  (El Cairo, 2011) © Eva Chaves/M'Sur
Una musulmana se manifiesta por los coptos (El Cairo, 2011) © Eva Chaves/M’Sur

Bayumi no es el único que rechaza la comparación de Egipto con Irán. También el el doctor Ashraf Abdel Ghaffar, otro dirigente de los Hermanos Musulmanes, se pronuncia a favor de un país donde el islám sea un elemento básico, incluyendo la charía (ley coránica) pero sin ser una república islámica al estilo de Irán. Así lo defendió el 8 de febrero en Estambul.

«El concepto de Estado Islámico es incorrecto. Puede funcionar para los chiíes, pero nosotros no seguimos el modelo iraní», rechazó Abdel Ghaffar. «Queremos un país con igualdad y libertad para todos, sin importar la fe que profese cada uno».

El planteamiento parece contradecir el lema electoral de los Hermanos Musulmanes: «El islám es la solución». «Sí, es la solución, porque en el islám no hay corrupción y sí hay libertad para todos los seres humanos. Claro que esto no implica que todo el mundo deba hacerse musulmán», aseveró.

Eso sí, Abdel Ghaffar subrayó que su movimiento pretende mantener la ‘charía’ como principal fuente de derecho, una mención presente desde 1980 en la Carta Magna de Egipto y que implica que ninguna nueva ley puede contradecir la jurisprudencia islámica.

Según Ghaffar, su intención es que todos los acuerdos firmados por Mubarak sean sometidos a votación popular y revisar las relaciones con Israel, país al que el movimiento islamista está dispuesto a reconocer si se retira hasta las fronteras reconocidas por la comunidad internacional.

Otra de sus propuestas es redactar una nueva Constitución, lo que alarma a Israel, que considera que busca imponer un estado islámico similar a Irán. «No tenemos un modelo único, sino que nuestro modelo son todos los estados democráticos donde se puede elegir al gobierno democráticamente», aseguró sin embargo Abdel Ghaffar, en alusión a Turquía, donde un partido islamista, el AKP, gobierna en un marco democrático, siguiendo el concepto de los partidos democristianos europeos.