Reportaje

Sangre amarilla

Darío Menor
Darío Menor
· 6 minutos
Esquelas en Nuoro, Cerdeña | © Ilya U. Topper / M'Sur
Esquelas en Nuoro, Cerdeña | © Ilya U. Topper / M’Sur

“Giallo” (amarillo) significa mucho más que un color en italiano. Escuchar esta palabra en una conversación es sinónimo de misterios y crímenes sin resolver. Desde que la editorial Mondadori utilizó esta tonalidad por primera vez para una serie de novelas negras hace ochenta años, todos los sucesos inexplicables que aparecen en Italia, que son muchos y en todos los ámbitos de la sociedad, desde la política hasta los crímenes familiares, son etiquetados con el término “giallo”.

El que ha generado más expectación de los últimos años es el asesinato de la estudiante británica Meredith Kercher en Perugia en 2007. A diferencia de los otros tantos casos que sólo alimentan a la prensa italiana, este crimen se ha convertido en un “giallo” internacional.

Durante los últimos cuatro años, los diarios y televisiones italianas, estadounidenses y británicas han seguido con fruición el recorrido del proceso. Esta semana se alcanzó el paroxismo con la absolución por parte del tribunal de apelación de los acusados, la estadounidense Amanda Knox, bautizada como el “ángel negro” por su cara de no haber roto nunca un plato, y su exnovio, el italiano Raffaele Sollecito. Ambos habían sido condenados en primera instancia a 26 y 25 años de cárcel, respectivamente.

“Italia es el país de los crímenes sin resolver»

“El crimen de Perugia reúne muchas características para atraer la atención de la audiencia, como el hecho de que los protagonistas sean jóvenes y extranjeros y de que haya un componente sexual que excita la fantasía. Sin embargo es sólo uno más entre tantos. En la historia italiana hay un ‘giallo’ tras otro, como la muerte de Aldo Moro en 1968, el desastre aéreo de Ustica en 1980, la matanza de la Piazza Fontana en 1969, el asesinato de Pier Paolo Pasolini en 1975… Italia es el país de los misterios sin resolver, forma parte de la tradición cultural de nuestro país”, explica Edoardo Novelli, profesor de Comunicación Política en la Universidad Roma 3.

Informativos y crímen

Esta tendencia hacia lo inexplicable se acrecienta con la labor de los medios de comunicación, que en muchas ocasiones dejan a un lado la ética profesional para cultivar a su audiencia sirviendo un “giallo” tras otro. Aunque en otras naciones también existe este fenómeno, los italianos se llevan la palma.

Según el estudio “La seguridad en Italia y Europa: significados, imágenes y realidad”, realizado por el Observatorio de Pavía, especializado en el análisis mediático, la criminalidad ocupa mucho más espacio en los principales informativos de televisión italianos que en los españoles, franceses, británicos y alemanes.

La Rai emite el doble de noticias criminales que TVE

Durante el año pasado, el TG1, el principal telediario de la Rai, la televisión pública italiana, dio más de 1000 noticias de temática criminal. Esta cifra es el doble de las que ofreció el Telediario de TVE, tres veces más que su equivalente inglés, cuatro veces más que el francés y dieciocho veces más que el alemán. La sobreexposición mediática de este tipo de delitos no se debe a un aumento de la criminalidad (en Italia, de hecho, está bajando) ni sigue los intereses reales de los ciudadanos. Según las encuestas, seis de cada diez habitantes de España, Francia, Reino Unido, Alemania e Italia consideran la economía, no la delincuencia, su principal preocupación.

Para el profesor Novelli esta realidad muestra que gran parte de los medios de comunicación siguen una tendencia “enfermiza”. “Descartan otras noticias de mucho mayor relieve cuando optan por un ‘giallo’ pensando que así logran más audiencia. Cuando estalla uno de estos casos, las televisiones hacen continuas conexiones en directo con el lugar de los hechos. Dan la sensación de que ofrecen información en tiempo real, aunque en realidad no haya noticia. Es un concepto equivocado”.

Culebrón adictivo

Optar por informar de un “giallo” en lugar de otra noticia puede ser un día una decisión acertada, pero caer en ello de forma continua resulta una tendencia dudosa. “Es un modo de no hablar de otras cosas, de tener entretenida a la gente y no ocuparse de sus verdaderas preocupaciones”, advierte el profesor Novelli.

Cuando un “giallo” pega fuerte, no hay donde esconderse. En casi todos los canales de televisión, diarios y tertulias de café es el tema principal de conversación, si no el único. Poco importa que no haya novedades de importancia: todos los medios se vuelcan en el caso dando una noticia tras otra. Esta secuencia, advierte el profesor Edoardo Novelli, acaba generando en la audiencia el mismo efecto adictivo que las telenovelas.

 «Para un abogado es difícil, para un periodista aún más»

Markus Wiget | Abogado penalista

¿Puede haber influido en la sentencia el juicio paralelo que se ha vivido en la Prensa anglófona?
No creo que los jueces se hayan dejado condicionar por las informaciones que han sido publicadas. Siempre es difícil para un abogado valorar un proceso desde el exterior; para un periodista es aún más complicado. Se tiende a simplificar la información. Hay que conocer todos los detalles para dar un análisis acertado. En mi opinión, los medios de comunicación estadounidenses se han equivocado manteniendo una posición tan partidista. Han defendido con insistencia la inocencia de su compatriota sin esperar a la sentencia. La prensa británica, por el contrario, ha sido mucho más serena.

¿Considera que se han cometido errores en el proceso?
Si ha habido errores el sistema judicial italiano tiene capacidad más que suficiente para corregirlos. Antes de promulgar la sentencia final se valoran las posibles imprecisiones y se analiza si éstas son decisivas o no. En cualquier caso, todos los sistemas judiciales cometen errores. La Justicia de Estados Unidos tampoco es perfecta. Según las informaciones aparecidas en los diarios, parece que hubo algunas equivocaciones que llevaron a la primera sentencia.