Opinión

El hijo de todos

Uri Avnery
Uri Avnery
· 12 minutos

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Tel Aviv | Octubre 2011

La frase más sensata ―casi escribo «la única sensata»– que se pronunció esta semana brotó de los labios de un muchacho de 5 años.

Después del intercambio de prisioneros, uno de esos reporteros sabelotodo de TV le preguntó: «¿Por qué liberamos a 1.027 árabes a cambio de un soldado israelí?» Evidentemente esperaba la respuesta habitual: porque un israelí vale lo mismo que mil árabes.

El niño contestó: «Porque cogimos a muchos de ellos y ellos cogieron sólo a uno.

Durante más de una semana, todo Israel estuvo en un estado de intoxicación. En efecto, Gilad Shalit gobernaba el país (Shalit quiere decir «gobernante»). Su imagen estaba en todos lados, al igual que la del camarada Kim en Corea del Norte.

Esto fue uno de esos momentos raros en los que los israelíes podrían sentirse orgullosos. Pocos países, o ninguno, habrían estado preparados para cambiar a 1.027 prisioneros por uno. En la mayoría de los sitios, incluyendo a Estados Unidos, tomar tal decisión habría sido políticamente imposible para un líder.

De algún modo, esto es una continuación de la tradición del gueto judío.

¡El ‘rescate de los prisioneros’ es un deber sagrado religioso, nacido de las circunstancias de una comunidad perseguida y aislada. Si un judío de Marsella era capturado por corsarios musulmanes para ser vendido en el mercado de Alejandría, el deber de los judíos en El Cairo era pagar el rescate y “redimirle”.

Como decía un antiguo refrán: » En Israel, todos son garantes para todos los demás».

Los israelíes podían mirarse al espejo ―de hecho, lo hicieron― y decir “¿No somos maravillosos?»

Justo después de los Acuerdos de Oslo, Gush Shalom, el movimiento pacifista al cual pertenezco, propuso la inmediata liberación de todos los prisioneros palestinos inmediatamente. Son prisioneros de guerra, dijimos, y cuando una lucha termina, a los prisioneros se les manda a casa. Esto transmitiría un poderoso mensaje humano de paz a cada ciudad y pueblo palestino. Organizamos una manifestación conjunta con el líder de los árabes de Jerusalén, Feisal Husseini, ya fallecido, delante de la prisión Jeneid cerca de Nablus. Participaron más de diez mil palestinos e israelíes.

Pero Israel nunca ha reconocido a estos palestinos como prisioneros de guerra. Los considera criminales ordinarios, sólo que peores.

Israel no reconoce a los palestinos como prisioneros de guerra sino como criminales

Esta semana, nadie ha descrito en ningún momento a los prisioneros liberados como «luchadores palestinos», o «militantes» o simplemente «palestinos». Todos los periódicos y programas de TV, desde el elitista Haaretz hasta el más primitivo tabloide, se referían a ellos exclusivamente como «asesinos», o, ya que estamos, “viles asesinos”.

Una de las peores tiranías en el mundo es la tiranía de las palabras. Una vez que una palabra se ha afianzada firmemente, gobierno pensamiento y acción. Como la Biblia dice: «La lengua tiene poder sobre vida y muerte» (Proverbios 18:21). La liberación de mil combatientes enemigos es una cosa, la liberación de mil viles asesinos es algo distinto.

Algunos de estos prisioneros han ayudado a los terroristas suicidas en la matanza de mucha gente. Algunos han cometido actos realmente horrorosos ―como la joven palestina guapa que usó internet para atraer a un muchacho israelí enamorado de 15 años hacia una trampa, donde fue acribillado a balazos.Sin embargo, otros recibieron sentencias de cadena perpetua por pertenecer a una «organización ilegal» o por poseer armas, o por lanzar una bomba casera ineficaz contra un autobús sin hacer daño a nadie.

Casi todos fueron condenados por tribunales militares. Como se ha dicho, los tribunales militares son a los tribunales de verdad lo que la música militar es a la música de verdad.

Todos estos prisioneros, en lenguaje israelí, tienen «las manos manchadas de sangre”. ¿Pero que israelí no tiene las manos manchadas de sangre? Seguramente una joven soldado que dirige por control remoto a un avión no tripulado para que mate a un sospechoso palestino y a su familia al completo no tiene las manos manchadas de sangre pegajosa. Tampoco un piloto que lanza una bomba sobre un barrio residencial y sólo siente “un leve temblor en el ala”, como se expresó un antiguo jefe de Estado Mayor. (Un palestino me dijo una vez: » Dame un tanque o un avión de combate, y abandonaré el terrorismo inmediatamente.»)

El principal argumento contra el intercambio fue que, según la estadística de los Servicios de Seguridad, el 15 % de los prisioneros liberados se vuelven a convertir en «terroristas» activos. Quizás. Pero la mayoría de ellos se convierten en partidarios activos de la paz. Prácticamente todos mis amigos palestinos son antiguos prisioneros; algunos de ellos estuvieron entre rejas durante 12 años y más. Aprendieron hebreo en la prisión, consiguieron familiarizarse con la vida israelí viendo la televisión e incluso comenzaron a admirar algunos aspectos de Israel, como nuestra democracia parlamentaria. La mayor parte de los prisioneros solo quieren irse a casa, volver a la normalidad y fundar una familia.

Nelson Mandela era un terrorista encarcelado porque rechazó condenar el terrorismo

Pero durante las infinitas horas de espera ante la vuelta de Gilad, todas nuestras televisiones mostraron escenas de matanzas en las que estaban implicados los prisioneros que se iban a poner en libertad, como la joven que condujo a su destino a un chico con cinturón bomba. Era una diatriba continua de odio. Nuestra ferviente admiración de nuestra propia virtud estuvo mezclada con la escalofriante sensación de que somos otra vez las víctimas, forzados a liberar a los viles asesinos que van a intentar matarnos otra vez.

No obstante, estos prisioneros creyeron vehementemente que ellos habían servido a su pueblo en su lucha por la liberación. Como dice la famosa canción: » Dispárame como un a soldado irlandés / No me ahorques como a un perro / Pues luché por la libertad de Irlanda … «. Nelson Mandela, deberían recordarlo, era un terrorista activo que languideció en la prisión durante 28 años porque rechazó firmar una declaración que condenaba el terrorismo.

Los israelíes (probablemente como la mayoría de la gente) son bastante incapaces de ponerse en el lugar de sus adversarios. Esto hace prácticamente imposible seguir una política inteligente, y especialmente en este asunto.

¿Cómo es que Binyamin Netanyahu dio su brazo a torcer?

El héroe de la campaña es Noam Shalit, el padre. Una persona introvertida, retraída y tímida ante la publicidad. Dio un paso al frente y luchó por su hijo cada día durante estos cinco años y cuatro meses. Al igual que la madre. Literalmente, salvaron su vida. Consiguieron poner en pie un movimiento de masas sin precedente en las crónicas del estado.

Desde el momento que liberaron a Gilad  no se permitió hacer público cómo había sido tratado

Esto ayudó a que Gilad pareciera el hijo de todos. Es un joven tímido con una sonrisa simpática que puede verse en cada una de las imágenes y vídeos de antes de la captura. Era un jovencito guapo, delgado y modesto. Esta semana, cinco años más tarde, parecía el mismo, sólo que más pálido.

Si nuestros servicios de inteligencia hubieran sido capaces de localizarlo, indudablemente habrían tratado de liberarlo por la fuerza. Esto bien podría haber sido su condena a muerte, como ya sucedió en el pasado. El hecho de que ellos no pudieran encontrarlo, a pesar de sus cientos de agentes en Gaza, es un logro notable para Hamás. Esto explica el por qué de que se le mantuviera en el aislamiento estricto y no se le permitiera conocer a nadie.

Los israelíes se tranquilizaron al descubrir que, al ser liberado parecía estar en buena forma, sano y despierto. Acorde a las pocas frases que dijo durante su paso por Egipto, le habían dado acceso a radio y televisión y sabía de los esfuerzos de sus padres.

Desde el momento que puso un pie en el suelo de Israel, no se permitió hacer público casi nada de cómo había sido tratado. ¿Dónde se le escondía? ¿Cómo lo alimentaban? ¿Hablaron sus captores con él? ¿Qué pensaba de ellos? ¿Aprendió árabe? Hasta ahora, ni una palabra sobre esto, probablemente porque esto podría arrojar alguna luz positiva sobre Hama. Le darán detalladas instrucciones antes de concederle permiso para hablar.

Los corresponsales extranjeros me preguntaban esta semana repetidamente si el trato había abierto el camino a un nuevo proceso de paz. En lo que se refiere a la opinión pública ha ocurrido todo lo contrario.

Los mismos periodistas me preguntaron si Binyamin Netanyahu no le preocupaba el hecho de que el intercambio iba a reforzar Hamás y supusiera un duro golpe para Mahmoud Abbas. Se quedaron boquiabiertos cuando les contesté: esto era uno de sus objetivos principales, si no el principal.

Hamás no plantea ningún peligro en absoluto. ¿Qué pueden hacer? Lanzar unos cohetes…

El golpe maestro fue un golpe contra Abbas.

Las maniobras de Abbas en Naciones Unidas han preocupado profundamente a nuestro gobierno de derechas. Aunque el único resultado práctico sea una resolución de la Asamblea General para reconocer el Estado de Palestina como un estado observador, esto será un gran paso hacia un verdadero estado palestino.

Este gobierno, como todos nuestros gobiernos desde la fundación de Israel – incluso más – está totalmente en contra de la estructura del Estado palestino. Este acabaría con el sueño de la ‘Gran Israel’ hasta el río Jordán y nos obligaría a devolver un gran pedazo de ‘la tierra que Dios nos prometió» y a evacuar muchos de los asentamientos.

Para Netanyahu y compañía esto es el verdadero peligro. Hamás no plantea ningún peligro en absoluto. ¿Qué pueden hacer? Lanzar unos cohetes, matar a unas personas… ¿y qué? En ningún año, el ‘terrorismo’ ha asesinado ni a la mitad de gente que muere en nuestras carreteras. Israel puede lidiar con esto. El régimen de Hamás probablemente no podría gobernar Gaza, en primer lugar, si Israel no hubiera aislado la Franja de Cisjordania, contrario a su solemne promesa en Oslo de crear cuatro pasos seguros entre los dos territorios. No ha abierto ninguno.

A propósito, esto también explica el momento elegido. ¿Por qué Netanyahu dio su visto bueno a algo a lo que se ha opuesto violentamente toda su vida? Porque Abbas, el pollo sin plumas, de repente se ha convertido en un águila.

El día del intercambio, Abbas hizo un discurso. Sonó bastante llano. Para el palestino medio, el caso era muy simple: Abbas, con todos sus amigos israelíes y americanos, no ha liberado a nadie durante años. Hamás, que usa la fuerza, ha liberado a más de mil, incluyendo a miembros de Fatah. Conclusión: «Israel sólo entiende el lenguaje de la fuerza».

La enorme mayoría de israelíes apoyó el intercambio, aunque convencida de que los viles asesinos tratarían otra vez de matarlos.

Abbas no ha liberado a nadie durante años. Hamás ha liberado a más de mil

Nunca fueron las líneas de división tan claras como esta vez: aproximadamente el 25 % se opuso. Esto incluye a todo los extremista de la derecha, a todos los colonos y a casi todo lo nacional-religiosos. Todos los demás ―el enorme campo del centro y de la izquierda, los laicos, los liberales y los religiosos moderados― lo apoyó.

Esto es la corriente mayoritaria israelí, que da esperanzas para el futuro. Si Netanyahu hubiera propuesto un acuerdo de paz con los palestinos esta semana, y si le hubieran apoyado los jefes del ejército, el Mossad y el Servicio de Seguridad (como hicieron esta semana), lo habría apoyado esa misma mayoría.

Respecto a los prisioneros: otros 4.000 se hallan todavía en prisiones israelíes, y este número seguramente volverá a crecer. Quienes se oponen al trato tienen toda la razón cuando dicen que éste dará a las organizaciones palestinas un nítido incentivo para renovar sus esfuerzos de capturar a soldados israelíes y así poder haber liberar a más prisioneros.

Si todo Israel está borracho de emoción porque un muchacho ha sido devuelto a su familia… pero ¿qué sucede con las otras 4.000 familias? Lamentablemente, los israelíes corrientes no se hacen esa pregunta. Están acostumbrado a ver a los prisioneros palestinos sólo como fichas de un juego para negociar. ¿Cómo abortar los intentos de capturar a más soldados? Hay sólo una alternativa: ofrecer una vía creíble de liberarlos a través de un acuerdo.

Como por ejemplo la paz, si me permiten la expresión.