Opinión

Hermanos y Emiratos

Una relación en espiral

Sultan Al-Qassemi
Sultan Al-Qassemi
· 6 minutos

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El año pasado, los Hermanos Musulmanes —una organización vista con mucho escepticismo tanto dentro como fuera de Egipto y especialmente en algunas regiones del Golfo— ascendieron al poder, primero a través del Parlamento y luego de la presidencia.

En la primavera del 2012, decidí hacer un acto de fe, abrir un canal de comunicación y visitar la organización para preservar las relaciones entre Egipto y Emiratos Árabes Unidos, entonces fuertes.

Tras unas cuantas llamadas telefónicas, mensajes privados de Twitter y correos electrónicos, terminé encontrándome con “el Ingeniero”, la segunda persona más poderosa de la organización. Khairat al-Shater, un veterano de la Hermandad que pasó 12 años en las cárceles de Hosni Mubarak, me recibió en su oficina.

Durante una conversación franca y detallada me contó que los Hermanos no interfieren en asuntos de otros países y que “envían las garantías más explícitas al Golfo y a Emiratos Árabes Unidos” en lo que se refiere a su seguridad (una declaración que se repitió públicamente en numerosas ocasiones). El resto de la conversación es extraoficial; sin embargo, los mensajes de garantía se repitieron una y otra vez.

Cuando me fui, me sentí muy seguro, eso sí, hasta que me di cuenta de que los Hermanos no tienen realmente un gran historial en mantener su palabra.

Durante el año pasado, las relaciones entre los Hermanos de Egipto y Emiratos Árabes Unidos han ido de mal en peor, sin que se vislumbre un final. Declaraciones irresponsables de esta o aquella personalidad solo han exacerbado la situación.

Emiratos había descubierto una supuesta célula oculta de los Hermanos operando en el país

Y aún así mantuve la fe de que relaciones de una década se pudieran salvar a pesar del rápido deterioro del frente diplomático. Creía que antes de que pasase mucho tiempo, los políticos noveles de los Hermanos se darían cuenta de que el buen camino a seguir consistiría en priorizar el desarrollo de su propio país en lugar de perseguir metas clandestinas regionales.

<p>El primer día de este año, una fuente oficial contó a un periódico de Sharjah que, tras años de supervisión, Emiratos Árabes Unidos había descubierto una supuesta célula oculta de los Hermanos operando en el país.

Inmediatamente, el todopoderoso Departamento de Dirección de los Hermanos pidió la intervención del presidente Mohamed Morsy, a quien le faltó tiempo para enviar a miembros superiores a Emiratos, junto con el jefe del espionaje egipcio a “tratar sobre las circunstancias que rodean los arrestos recientes”, llevando una carta de Morsy a su homólogo emiratí.

Este repentino incremento de interés en la supuesta célula de los Hermanos en Emiratos se vuelve más intrigante cuando consideramos las circunstancias similares que no se registraron en el radar del gobierno de los Hermanos. De hecho, el pasado noviembre, había 1.401 egipcios en las cárceles saudíes, incluyendo al abogado egipcio Ahmed al-Gizawy, y más de 350 egipcios en las cárceles emiratíes, para los que no se envió tal delegación de alto nivel.

Un investigador egipcio señaló que había un problema con “la cantidad de atención que las autoridades egipcias dedican a estos detenidos específicos”. Tal discrepancia en el trato empujó a algunos a calificar a los miembros de los Hermanos como ciudadanos de primera de Egipto.

«El pensamiento de los Hermanos Musulmanes no reconoce fronteras ni soberanías»

No se puede discutir que algunos de los arrestados son miembros de los Hermanos, tras la admisión de Mahmoud Ghozlan, un portavoz de los Hermanos, ni que esta sea la razón por la que estas personas fueron detenidas.

En octubre, el ministro de asuntos exteriores de Emiratos Árabes Unidos aludió a lo que parecía ser una acumulación de pruebas incriminatorias contra la célula clandestina diciendo que “el pensamiento de los Hermanos Musulmanes no reconoce fronteras ni soberanías en las naciones. Así que no es inusual que la organización internacional de los Hermanos trabajen para hacer incursiones en las soberanías y leyes de otros países”.

Si se probase que esta supuesta célula es efectivamente una operación clandestina, podría ir en contra de todas las promesas y garantías que Shater me dio personalmente.

Mientras Emiratos Árabes Unidos insiste en que debe celebrarse un juicio para juzgar lo que considera una vulneración de su soberanía,muchas personas de ambas partes continuarán con la esperanza de que se encuentre una solución rápida que se ocupe de esta alarmante espiral en las relaciones entre El Cairo y Abu Dabi. No obstante, desde el punto de vista de Emiratos, la pelota sigue estando en el tejado de los Hermanos, quienes deberían demostrar que sus garantías verbales se traducen a la realidad sin dilación.

Al contrario que otros países de la zona, Emiratos nunca ha interferido en los asuntos internos de Egipto. A pesar de alojar varias zonas de medios de comunicación, no ha dedicado una cadena de noticias 24 horas sin anuncios para propagar un cierto punto de vista entre los egipcios ni se ha respaldado a un cierto partido político contra otros.

Emiratos Árabes Unidos también ha sido amigo fiel de Egipto, alojando a más de 300.000 egipcios leales durante décadas, incluyendo a numerosos miembros de los Hermanos que han prosperado gracias al trabajo duro y al acogedor ambiente comercial del país.

Tal y como argumenté anteriormente, puede que sea el caso de que las actividades regionales clandestinas de los Hermanos las lleven a cabo miembros de segunda o tercera clase demasiado entusiastas y que los altos líderes de los Hermanos (incluyendo los que he conocido) no sean conscientes de tales actividades o no las han condonado de forma explícita.

En tal caso, recordaré al estimado líder superior de los Hermanos un proverbio árabe: si fuiste consciente, entonces es un desastre, y si no fuiste consciente, entonces el desastre es mayor.