Entrevista

Vinicio Capossela

«Prefiero la palabra descubrir a conquistar»

Alejandro Luque
Alejandro Luque
· 6 minutos
Vinicius Capossela (Milán, 2012) |  © Isabella de Maddalena
Vinicio Capossela (Milán, 2012) | © Isabella de Maddalena

Vinicio Capossela, uno de los músicos italianos más estimulantes de los últimos tiempos, lleva mucho tiempo empeñado en no parecerse a sí mismo. Nacido en Hannover (Alemania) en 1965, su familia era originaria de Irpina, en la Campania, aunque su música es hija del underground que prosperó en la Emilia-Romagna en los años 80. Desde su debut discográfico, el brillante All’una e treintacinque circa (1990), ha jugado a ser imprevisible en títulos memorables como Camera a sud (1994), Il balo di San Vito (1990) o Da solo (2008). Una de sus características ha sido siempre su gusto por las alusiones literarias, desde guiños a John Fante hasta Los cuentos de Canterbury, pasando por Oscar Wilde.

Su último disco, Rebetiko Gymnastas, tiende puentes con Grecia, pero bebe de todos los vientos. El pasado mes de febrero vino a presentarlo a España, y habló para M’Sur del mar, de la situación del sur de Europa, de sus lecturas, de Berlusconi y de las previsiones electorales italianas, que luego tomarían un rumbo imprevisto.

Tras Marinai, profeti e baleni, ahora un disco de lo más mediterráneo. ¿Qué encuentra en el mar que no tiene en tierra firme?
El mar es el lugar de la Historia no verificable y de la metáfora de nuestro viaje entre el nacimiento y la muerte. El Mediterráneo es el mar más antiguo, el mar del mito, de los encantos, de los monstruos. Y es también el mar de los puertos que se reclaman entre Oriente y Occidente, con un mismo derretimiento de languidez y de ausencia, como por ejemplo el de Cádiz y el Pireo.

Lo de la industria discográfica, ¿es una tormenta pasajera o ya podemos hablar de naufragio?
Es un naufragio porque la embarcación que lo regía, el disco, ahora no tiene valor comercial. Quizá esto devolverá a algunos músicos la espontaneidad que tenían en el momento de partir.

La cultura griega y la italiana, ¿tienen más en común de lo que italianos y griegos suelen creer?
Media Italia se llama Magna Grecia, la mitad de nuestra lengua se funda entre orígenes de aquella Grecia, y desde hace una cincuentena de años se dice “una cara, una raza».  Como por la lengua esta cercanía no es tan explícita, en realidad hay muchas diferencias que vuelven fascinante el conocerse, e incluso el reconocerse.

Y en lo estrictamente musical, ¿qué sonoridades ha buscado usted incorporando músicos griegos a sus canciones?
Hemos titulado este disco Rebetiko Gymnastas para indicar el hecho de que estas canciones han practicado un ejercicio que ha modificado el ritmo y la edad. Han envejecido de improviso bajo el golpe del pecado, como en el retrato de Dorian Grey.

Siempre se ha dejado inspirar por los libros, de Primo Levi a Melville o Conrad, pasando por Miguel Ángel. ¿Qué biblioteca paralela podríamos ver junto a Rebetiko Mou?
El Zorba de Nikos Kazantzakis. Fue un escritor inmenso, ha escrito incluso la continuación de la Odisea de Homero en 33.333 versos, en una nueva métrica llamada decaheptasílabo, y ha titulado su autobiografía personal Informe a El Greco, el famoso pintor español de origen cretense, como un soldado da el informe a su general de la conducta de su vida. Luego está también la poesía de Yannis Ritsos, y la sublime biblioteca oral de las Madinades Cretenses.

Y respecto a su propia literatura, ¿publicará más después de Non si muore titte le mattine?
Estoy escribiendo ahora un pequeño libreto titulado Tetferi, como el libreto de cuentas, el albarán, donde saldo mis cuentas pendientes con esa Grecia que brinda siempre la posibilidad de reflexiones universales.

Cantó contra Berlusconi, ¿tiene algo que cantarle a Monti antes del adiós?
Dinero, pero incluyendo a Liza Minelli para hacer un dúo delante del Parlamento.

Todo parece indicar que gobernará la izquierda en Italia [después del 24 y 25 de febrero de 2013]: ¿Alguna canción para ellos, a modo de petición previa?
Non dimenticar che ti ho voluto tanto bene [No olvides que te he querido mucho]. Y para que no olviden las ideas de las cuales procede originalmente, por ejemplo las leyes sobre la igualdad del pueblo.

Cree que el problema común de Grecia, Italia y España es la corrupción política. ¿Sólo eso nos hermana en la desgracia?
Es un problema grave, y todavía más grave la consecuencia del problema, la desafección de las labores cívicas y políticas. El alejamiento de los ciudadanos de las instituciones, el clientelismo. Todo esto induce a la gente común a ser peor, “roban todos, todos son iguales». Esto corrompe la cultura de todo un país e impide la esperanza. Como decía Gabber, “no temo a Berlusconi en sí mismo, lo temo en mí».

Lo de ser el Tom Waits italiano, ¿ha quedado atrás, o es una etiqueta demasiado pegajosa?
Era una idea de hace mucho, mucho pelo.

En Italia es una gran celebridad, en España todavía está abriendo mercado… ¿Cómo le condiciona un público todavía por conquistar?
No me gusta el término conquistar, prefiero la palabra descubrir. Descubrir y ser descubierto, como en la dialéctica amorosa las primeras caricias son siempre las más emocionantes.

Marian

Pregunta invitada de… Marian Trapassi

Viviendo en Sevilla he notado la importancia de la música popular. El flamenco, por ejemplo, apasiona a todos, jóvenes y jovencísimos. ¿Por qué crees que en Italia hemos perdido las raíces musicales?
Perdimos la música popular cuando perdimos las estrellas. Cuando se extinguió la cultura campesina y cuando extraviamos la experiencia de lo sagrado, de la fiesta y del rito. Pero no todo está perdido.