Opinión

Volver al frente

Aïcha Zaïmi Sakhri
Aïcha Zaïmi Sakhri
· 4 minutos

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¿Se está viniendo abajo el movimiento de mujeres tradicional de Marruecos? ¿Le falta peso o visión para seguir defendiendo los derechos de las mujeres y su igualdad? ¿Está todavía en el terreno, como en 1993, cuando consiguió recoger más de un millón de firmas sin la ayuda de internet ni de redes sociales? Para responder a esas preguntas, nuestra revista illi invitó a una mesa redonda a grandes figuras de la lucha feminista. El objetivo: hacer balance de la última década y dibujar las perspectivas del combate futuro. Esto es con lo que nos quedamos:

No se puede negar que falta perfil al activismo ni que son bastante endebles las acciones realizados en la calle para apoyar el día a día de las mujeres. De las mujeres, hay que recordar, que forman el colectivo más vulnerable de los estratos desposeídos de la sociedad. A esto se añade una aparente desmovilización, causada por una guerra de egos siempre latente, que lamentablemente ha impedido que una mujer líder con capacidad de unir a las demás represente al movimiento femenino.

Con una sola mujer en el Gobierno, y no muy feminista, el panorama es sombrío

Desde la reforma de la Constitución en 2011, sobre el movimiento femenino planea también la sensación de haber perdido el tren. Tal vez, el movimiento no se haya posicionado con suficiente claridad a favor de la libertad de conciencia, más allá del artículo 19, que evoca la igualdad pero siempre acorde al espíritu general de la Carta Magna que, por su parte, sigue están sometida a la referencia religosa.

Finalmente, las feministas militantes han descubierto que el Código de la Familia (Mudáwana) no es especialmente revolucionario en lo que a su aplicación se refiere. Una lectura progresista de ese documento legal puede darse en cualquier momento de cabeza contra el artículo 400, que deja a los jueces la opción de bucear en las referencias religiosas si no encuentran una norma clara en el texto. Hoy día, con una sola mujer en el Gobierno – y francamente una no muy feminista – que se ocupa de este campo, el panorama es más bien sombrío.

Casi diez años después de la reforma del Código de la Familia , la igualdad jurídica entre mujeres y hombres en el derecho matrimonial termina en el punto en el que la charia (ley coránica) empieza a tener todo previsto. ¿Qué hacer en un conexto tan esclerótico? ¿Qué perspectivas hay para la igualdad ciudadana? ¿Un código de la familia laico, aboliendo el artículo 400? Por qué no… mientras esperemos la necesaria y urgente reapertura de la iytihad, (la interpretación coránica moderna).

¿Por qué no reivindicar el derecho a un matrimonio civil, al margen del religioso?

El combate feminista, si bien su obligación es defender los derechos de la mayoría de las mujeres, no debe olvidar tampoco los combates «invisibles» por la igualdad. En el Marruecos del año 2013 existen mujeres y hombres reticentes ante la idea de casarse bajo el régimen legal actual, y que experimentan un sufrimiento moral debido a las desigualdades y las contradicciones del Código de la Familia.

Desde este punto de vista ¿por qué no reivindicar el derecho a un matrimonio civil que se registre en el Ministerio del Interior, al margen de una boda religiosa? Esto consagraría la igualdad ciudadana. El matrimonio civil se adaptaría mejor a las exigencias de la vida moderna y daría a los y las ciudadanas el derecho a elegir, necesario en un Marruecos plural: boda religiosa o boda civil, y por qué no ambas cosas para aquellos y aquellas que lo deseen.

Porque la democracia no son sólo las estadísticas y el recuento de votos. Son también los valores. Y proteger a las minorías y respetarlas es parte de esto.