Opinión

Las olvidadas

Aïcha Zaïmi Sakhri
Aïcha Zaïmi Sakhri
· 4 minutos

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Casi una de cada cinco mujeres marroquíes desempeña el rol de cabeza de hogar según la última encuesta del Alto Comisariado del Plan. La cifra acarrea importantes consecuencias, dado que ser mujer y responsable de una familia es una situación para la que muchas mentalidades no han estado nunca preparadas. Las mujeres la afrontan como buenamente pueden.

Para explicar esta cifra alta, los analistas señalan, invariablemente, la mayor longevidad de las mujeres, la diferencia de la edad media en el momento de casarse respecto a mujeres y hombres, y finalmente la relativa reducción de la mortalidad materna. Vale. Veamos ahora el acceso de las mujeres al mercado de empleo. Ahí no lo tienen nada fácil. Más de la mitad de estas mujeres cabeza de hogar son viudas (un 55 por ciento), mientras que las casadas constituyen un 26,5 por ciento del total, las divorciadas, un 11 por ciento y las solteras, un 7 por ciento. El 88 por ciento de ellas no tiene ningún diploma de estudios (cifra que llega al 97 por ciento en el medio rural, que siempre se olvida por vergüenza).

Casi una de cada cinco mujeres marroquíes desempeña el roz de cabeza del hogar

Sin embargo, les “salva” su acceso al trabajo en el sector agrícola: las mujeres cabeza de hogar en el campo tienen la tasa de actividad más alta de todas (un 36,2 por ciento). Decir que estas cabezas de hogar viven en una situación de precariedad socioeconómica es un eufemismo.

En nuestra revista recordamos que el gran avance del Código de la Familia [reformado en 2004] ha sido designar a la mujer junto al esposo como responsable de la gestión del hogar y de los hijos. Para la igualdad, eso está muy bien. Pero si bien la noción de patriarcado ha desaparecido del contrato de matrimonio, sigue prevaleciendo en las mentes y en las leyes sobre la herencia: es frecuente que un hombre deje una viuda a la que una familia poco escrupulosa privará de todos los bienes. Estas viudas, no lo olvidemos, forman el mayor bloque de las mujeres cabezas de hogar en Marruecos. En todo caso están completamente desprovistas de toda protección jurídica, social y económica. Son las olvidadas de un país donde la educación de los hijos sigue siendo la responsabilidad de las mujeres.

Si el matrimonio es un proyecto institucional, debe ser considerado como tal con todas sus consecuencias, incluido el caso de fallecimiento, para garantizar la protección necesaria y obligatoria a las dos partes contractuales, y si hace falta, recurriendo a la solidaridad estatal. Si no es así ¿qué diferencia hay respecto a la convivencia sin más o las parejas de hecho? ¿Por qué la viuda no recibe el 50 por ciento de la jubilación del marido difunto? Y ya de paso ¿por qué los viudos no se benefician de la jubilación de su difunta esposa? ¿Por qué no heredan ellas la mitad, como concepto civil? Si no hay voluntad de cambiar las leyes sobre la herencia [inspiradas en la religión], al menos podríamos aplicar un reparto justo y equitativo a los bienes adquiridos durante el matrimonio.

Si bien la noción del patriarcado ha desaparecido del contrato de matrimonio, sigue prevaleciendo en las mentes y las leyes de herencia

De todas formas, la sociedad ya no tiene los medios económicos para mantener los conceptos patriarcales en sus textos jurídicos. ¿Las mentalidades están al acecho? No hay que hacer caso: la realidad social, demostrada por las cifras recogidas en el terreno, deberían alarmar a quienes toman las decisiones e impulsarlos a reformar las leyes para garantizar una mejor protección de las viudas, las divorciadas, y simplemente de las mujeres que no tienen los recursos económicos para educar a sus hijos, esos futuros pilares del desarrollo del país. Las mujeres cabeza de familia nos lo recuerdan. No las convirtamos en olvidadas. Una de cada cinco. Podría ser usted. Podría ser yo.

Publicado en illi · 2 Abr 2014

Traducción del francés: Ilya U. Topper