Opinión

Más allá de las apariencias

Aïcha Zaïmi Sakhri
Aïcha Zaïmi Sakhri
· 4 minutos

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Espero que este número de la revista illi les encuentre descansadas y listas para retomar una actividad cotidiana que para la gran mayoría de nosotras no siempre es fácil. El verano ha sido caliente en lo que a actualidad se refiere. Respecto a los asuntos graves, hemos llorado las numerosas víctimas civiles palestinas, hemos denunciado la feroz agresión israelí, hemos rezado para que la paz no sea una palabra vana en esta región. En un plano menos dramático, la polémica que ha hecho arder internet ha sido la chilaba de la señora Benkirane, esposa del primer ministro, en su visita a Washington.

Se ha dicho de todo, o casi. La propia Benkirane ha respondido con bastante poco acierto a sus detractores, invocando que quería subrayar el valor de la artesanía marroquí cuando ésta, como sabemos, es capaz de un refinamiento muy superior al vestido que ella llevaba en la ceremonia de bienvenida en la Casa Blanca.

Cuando las mujeres se hacen visibles en el plano político, se critica de inmediata su apariencia, antes que sus actos

Pero ¿por qué ha suscitado tantos comentarios la apariencia de la esposa del jefe del Gobierno? ¿Será que a las mujeres se nos reduce a las apariencias? ¿Será que no existe una igualdad hombres-mujeres en estas circunstancias? ¿Por qué también se burlan de la vestimenta (a menudo austera) de Angela Merkel?

Cuando las mujeres se hacen visibles en el plano político y pasan a la parte de delante del escenario, se critica de inmediata su imagen, antes que sus actos. Por esto, muchas mujeres en el poder eligen colores mates… que hacen casi olvidar que ellas son mujeres. Para que su aspecto no le reste credibilidad al contenido de su función.

Pero quiérase o no, la apariencia es importante, al margen de que una sea hombre o mujer. Tiene sus códigos y a menudo transmite el mensaje que queremos expresar en una situación concreta. No nos vestimos igual para ir al trabajo, para estar en familia, hacer deporte, ir al mercado, a una fiesta o a la playa. Cada uno lo hace según sus posibilidades, claro está.

Pero en la forma de vestir hay también un mensaje: hago un esfuerzo para gustar o para no gustar, a veces para provocar o para negarme a mí misma. La señora Benkirane, con su chilaba inapropiada para las circunstancias (al fin y al cabo ¡estaba invitada en la Casa Blanca!) ¿ha intentado deliberadamente no gustar? O señalar que la apariencia es una preocupación superficial a la que no merece la pena dedicarle atención?

La aparición oficial de la esposa de un jefe del gobierno al lado de él es una gran primicia en nuestro país

En todo caso, esta polémica nos ha hecho olvidar lo esencial: la aparición oficial de la esposa de un jefe del gobierno al lado de él es una gran primicia en nuestro país. Significa reconocer la noción de la pareja moderna que relega la poligamia a su lugar: al olvido.

Si esta polémica ha suscitado tantos comentarios, a menudo crueles y malvados, es porque el rol de la esposa de un hombre político en visita oficial es representar lo mejor que pueda su país, sus tradiciones, sus culturas y sus hábitos. Y esto, por cierto, vale igualmente al revés para el cónyuge de una mujer política.

La política, eso es así, es a menudo un asunto de comunicación. Eso sí, como primicia ha sido un poco duro…

Publicado en illi | 2 Sep 2014 | Traducción del francés: Ilya U. Topper