Reportaje

Francia exhibe sus armas

Núria Vilà
Núria Vilà
· 7 minutos
Feria de armamentos Eurosartory en París ( Jun 2016) | © Núria Vilà
Feria de armamentos Eurosartory en París ( Jun 2016) | © Núria Vilà

París | Junio 2016

Lockheed Martin enseña músculo con sus misiles de un metro de largo. En la carcasa llevan grabados ‘US army’, y no es para menos: son uno de los principales contratistas del Gobierno estadounidense. En la feria Eurosatory, celebrada el pasado junio en París con más de 1.500 compañías de 56 países dedicadas a la defensa, Lockheed Martin tenía uno de los stands más grandes. Por el contrario, en el lado opuesto del pabellón, la compañía rusa Rosoboronexport se presentaba con una caseta pequeña, pese a que provee armamento al gobierno sirio de Bashar Al Assad.

“No queremos promover la guerra. Queremos asegurar la paz. En el inicio de la humanidad, Caín mató a su hermano Abel. Eso es, el ser humano lucha desde el inicio del mundo”, explica el portavoz del pabellón de Brasil en la exhibición, Carlos Pierantoni. “Ha habido guerra desde que pudiésemos usar bastón o tirar una piedra, y creo que seguirá así. No creo que nunca haya paz en el mundo. Demasiada gente estúpida, y cada país tiene derecho a protegerse”, justifica el presidente de Bofors Test Center, Stefan Krol, una compañía sueca que proyecta el eslogan “Somos el camino más corto hacia la verdad absoluta”.

Francia produce más de la cuarta parte de todo el armamento fabricado en Europa

Eurosatory es una feria bienal que reúne lo más granado de la industria armamentística mundial en París. Considerada a veces la feria de armamento más grande del mundo, no permite la entrada a curiosos; sólo se accede por invitación: aquí se dan cita los profesionales: militares, policías, altos cargos políticos. Según datos de la propia Feria, en 2016, hubo 57.000 visitantes de 151 países, entre ellos 13 ministros de Defensa y decenas de viceministros y directores de armamento de los Ejércitos.

El respaldo para este evento en la periferia norte de París es muy oficial: organizado por las empresas Gigat y Coges, está patrocinado por el Ministerio de Defensa francés. No sorprende: Francia produce más de la cuarta parte de todo el armamento fabricado en Europa y su sector de defensa abarca 5.000 empresas y 400.000 empleos, de los que 165.000 están directamente relacionados con la producción de armamento. Así lo dicen las cifras del propio Gobierno galo, que subvenciona con 120 millones de euros anuales la presencia de sus empresas en el mercado mundial.

El Ministerio de Defensa francés cerró el año 2015 con una cifra de exportaciones récord en materia militar: 16.000 millones de euros, casi duplicando los 8.200 millones de 2014, que a su vez suponían ya un incremento del 18% respecto a las cifras de 2013.

En 2016, Francia consiguió vender más armamento que nunca antes

Con estos números, Francia se podría situar en un futuro como segundo exportador mundial, solo por detrás de Estados Unidos y por delante de Rusia y China. A nivel europeo ya ocupa la primera posición, seguido de Alemania.

El mismo Ministerio de Defensa francés hace gala de su inigualable estado de forma en la presentación de las exportaciones del último año en la página web oficial: “El año 2015 se considera como histórico”, escribe, y avanza que “2016 ya se inscribe en los próximos resultados excepcionales; son las ventas más fuertes jamás realizadas en todos los sectores. El rendimiento de nuestras exportaciones hacen de la Defensa uno de los sectores económicos más dinámicos de Francia”, asegura.

Medalla de plata en exportaciones

Pese al éxito francés, las voces que recelan de este modelo se alzan vacilando: “Francia estos días reclama el estatus de ‘patria de los derechos humanos’, pero legítimamente nos lo podemos cuestionar”, reflexiona Barah Mikaïl, director de Estrategia y profesor asociado en la Universidad Saint Louis en Madrid.

“Desde Charles de Gaulle hasta Nicolás Sarkozy, la realpolitik siempre ha prevalecido sobre aquellos ‘principios’ en la política exterior de Francia”, continuaba en un artículo en el medio digital Middle East Eye, en que criticaba las consecuencias que podía comportar en hecho que el país francés negocie y provea armamento a los gobiernos autoritarios árabes con el supuesto pretexto de limitar el crecimiento de movimientos yihadistas.

Porque es ahí donde van las armas de Francia: en el período 2010-2014, el 38% de las exportaciones francesas fueron a parar a Oriente Próximo, según cifras del Ministerio de Defensa francés. La base de datos del instituto sueco SIPRI arroja una imagen aún más llamativa: en los últimos cinco años – 2011-2015 – un 44 por ciento de la producción francesa se ha exportado a países miembros de la Liga Árabe. La parte del león se la lleva Marruecos, con armas por valor de 1.300 millones de dólares, pero le siguen Egipto, Arabia Saudí, Emiratos…

El Cairo compró armamento por 5.000 millones de euros en 2015 y ese mismo año, Qatar firmó contratos por 6.300 millones. Concretamente, a principios de 2015 Francia vendió 24 aviones de combate Rafale a cada uno de los dos países. Además, el presidente egipcio Abdelfatah Sisi también le compró a París dos portahelicópteros Mistral, un lote de misiles del fabricante MBDA, corbetas y una fragata, según recoge el portal Defensa.com.

“Francia tiene una obligación de transparencia que le falta» critica Amnistía Internacional

En general, Francia sirve de principal proveedor a las monarquías del Golfo Pérsico, sobre todo después de las primaveras árabes de 2011. El reino saudí, poco respetuoso con los derechos humanos, es uno de los clientes más destacados de Francia. Así, el gobierno de Hollande ha sido criticado en los últimos tiempos por organizaciones como Amnistía Internacional por el hecho de seguir suministrando armas a Arabia Saudí pese a la ofensiva de este país contra Yemen. Desde la intervención saudí en marzo de 2015, más de 6.400 personas han muerto y 30.000 han resultado heridas en el país más pobre del Golfo Pérsico.

Si bien el Ministerio publica anualmente un informe con los países donde exporta armamento, Amnistía Internacional criticaba recientemente en un comunicado que Francia “no proporciona ninguna precisión sobre los tipos y cantidades de material exportado, su utilización ni los destinatarios finales”. Concluía que “Francia tiene una obligación de transparencia que le falta, y que permitiría instaurar confianza y seguridad entre los Estados y animaría un control democrático por parte de las asambleas legislativas nacionales”. En definitiva, “permitiría prevenir el desvío de armas a través de medios ilícitos, así como la transferencia en el mercado negro o a utilizadores finales no autorizados”.

«Una arma nunca es peligrosa: el peligro es la gente que la utiliza»

Aun así, el presidente sueco Stefan Krol, de Bofors Test Center, no considera que el problema sean meramente las toneladas de material militar exhibidas en Eurosatory: “Siempre depende del uso que le demos. Una arma nunca es peligrosa: el peligro es la gente que la utiliza”, reflexiona.

“Todos estos productos aquí en Eurosatory son sistemas de protección. Esto es un signo. Protección antibalas para los niños, ¿es este un futuro agradable para el mundo? Quiero un chaleco antibalas rosa para mi esposa”, bromea Krol que, pese a creer trabajar por un mundo mejor, pronostica un futuro agridulce. Mientras tanto, el armamento con sello francés –y norteamericano, entre otros países- sigue expandiéndose vertiginosamente.

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