Artes

Erri de Luca

M'Sur
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· 12 minutos
Erri de Luca (Sevilla, 2012) | © Alejandro Luque /M'Sur
Erri de Luca (Sevilla, 2012) | © Alejandro Luque /M’Sur

Los poemas del hombre de acción

 

“Soy la suma de los hombres que he sido”, suele decir Erri de Luca, sin ocultar que se trata de una adición compleja. Su currículo habla del obrero en pie de guerra, del militante del movimiento de extrema izquierda Lotta Continua, del ciudadano que se ofreció como voluntario para conducir camiones en el Belgrado castigado por la artillería de la OTAN, solo para saber qué sentía su madre bajo el bombardeo de Nápoles, o el hombre que acude a Lampedusa para tratar de ayudar a los desgraciados que se lanzan al mar en busca de una vida mejor.

También el alpinista, el buscador de cumbres como modo de desafiar a la muerte y de tomar distancia del ruidoso mundo, o el estudioso del hebreo antiguo afanado en traducir la Biblia, o la figura pública del intelectual de éxito que, sin embargo, rehúsa obstinadamente las comodidades de la torre de marfil. La política, la memoria, la indignación, la cultura, la perplejidad, el dolor: todos estos Erri de Luca y muchos otros se dan cita en la obra poética del autor, que ve la luz ahora en edición bilingüe gracias a los buenos oficios de Seix Barral.

Una producción que este recio napolitano, que confiesa haber descubierto la poesía de la mano de su padre, gracias a un disco donde se declamaba a García Lorca, nos invita a visitar echando mano de unos versos del Canto General de Neruda: Yo no vengo a resolver nada/ Yo vine aquí para cantar/ y para que cantes conmigo…

[Alejandro Luque]

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Fiumi di guerra

Alle fontane i vecchi

le donne con i secchi lungo il fiume

e l’aria fischiettava di proiettili e schegge,

la banda musicale degli assedi, insieme alle sirene.

Danubio, Sava, Drina, Neretva, Miljacka, Bosna,

ultimi fiumi aggiunti alle guerre del millenovecento,

gli eserciti azzannavano le rive, sgarrettavano i ponti,

luci della città, Chaplin, le luci di quelle città

erano tutte spente.

L’Europa intorno prosperava illesa.

Altre madri in ginocchio attingono alle rive,

dopo che il Volga fermò a Stalingrado la sesta armata

di von Paulus

e la respinse indietro e l’insegui fino all’ultimo ponte sulla Sprea,

affogando Berlino.

Acque d’Europa specchiano ancora incendi.

La Vistola al disgelo illuminata dalle fiamme del ghetto:

non poteva bastare al novecento.

L’acqua in Europa torna a costare l’equivalente in sangue.

 

Ríos de sangre

 

Iban los viejos a las fuentes

y las mujeres con cubos a lo largo del río

mientras el aire silbaba de proyectiles y esquirlas,

la banda musical de los asedios, junto a las sirenas.

Danubio, Sava, Drina, Neretva, Miljacka, Bosna

son los últimos ríos añadidos a las guerras del siglo veinte,

los ejércitos mordían sus orillas, derribaban sus puentes,

luces de ciudad, Chaplin, las luces de aquellas ciudades

estaban todas apagadas.

Alrededor, Europa prosperaba ilesa.

Otras madres arrodilladas acudían a las orillas,

después de que el Volga detuviera en Stalingrado al sexto

ejército de Von Paulus

y lo hiciera retroceder y lo persiguiera hasta el último puente

sobre el Esprea,

ahogando Berlín.

Las aguas de Europa todavía reflejan incendios.

El deshielo del Vístula iluminado por el hambre del gueto:

no fue bastante para el siglo veinte.

El agua en Europa vuelve a costar su equivalente en sangre.

 

 

 

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Preghiera di un soldato di notte

Chi ha costruito una casa nuova e non l’ha abitata

chi ha piantato una vigna e non ne ha raccolto

chi ha una ragazza promessa e non l’ha presa

vada alla sposa, all’uva, al focolare

e ne goda possesso per un anno

prima di unirsi agli altri nella guerra.

Infine chi ha paura, chi è tenero di cuore

resti a casa e non sciolga il coraggio

ai suoi fratelli in guerra.

Ho letto queste regole nei libri sacri

e ho avuto desiderio di appartenere a un popolo antico

di buon cuore con la gioventú.

Perché ho lasciato il raccolto in fiore

la casa senza tetto

e la ragazza al treno.

Sono di sentinella sulla notte

da una cresta di vetta

in una guerra insonne.

Le mitraglie sfracellano ghiaccio a lume di luna

aspetto che mi scuota il tremito del gelo

per tremare senza la vergogna.

Ho paura del cielo, che non faccia giorno

ho paura del suolo, che m’inghiotta vivo

ho paura del fiato che sale bianco al buio

e fa di me un bersaglio,

ho paura signore: perché a me questo?

Perché non ho diritto a vivere

e devo invece chiedere in ginocchio?

Non mi basta il domani, io voglio la durata

abituarmi agli anni, andare alle nozze dei figli

e in questa notte di bestemmia anche alle loro tombe.

Voglio avere sonno accanto alla ragazza

quando avrà i capelli bianchi.

Perché ti devo chiedere in ginocchio

di vivere, sfruttare fino a feccia

la vita che mi riempie?

Chi di noi avrà diritto a questo

non sarà il piú giusto, né il migliore,

potrei essere anch’io, signore, le tue stelle

spegnile con le nuvole

ch’io resti invisibile alla mira

e al casaccio di schegge, ma pure se non puoi

proteggermi o non vuoi

non mi lasciare il corpo sopra i sassi

e gli occhi non li dare ai corvi.

Non mi chiedere conto delle collere

contro di te, non so pregare in pianto.

Quando gela non escono le lacrime,

piangerò in primavera.

 

Plegaria de un soldado en la noche

 

Quien haya construido una casa nueva y no la haya habitado,

quien haya plantado una viña y no la haya recolectado,

quien tenga una muchacha prometida y no la haya tomado,

vaya con la esposa, con las uvas, al hogar

y disfrute de cada posesión por un año

antes de unirse a los otros en la guerra.

Al fin, el que tenga miedo, el que sea blando de corazón

quede en casa y no derrita el coraje

de sus hermanos en la guerra.

He leído estas reglas en los libros sagrados

y he tenido el deseo de pertenecer a un pueblo antiguo

de buen corazón con la juventud.

Porque he dejado la cosecha en flor,

la casa sin techo

y a la muchacha en el tren.

Bajo la noche soy un centinela

sobre la cumbre, en una garita

de una guerra insomne.

La metralla arrasa el hielo a la luz de la luna

espero a que un temblor me sacuda el frío

para hacerlo sin vergüenza.

Tengo miedo del cielo, de que no haya día

tengo miedo del suelo, de que me trague vivo

tengo miedo del aliento que asciende blanco en la oscuridad

y que me convierte en una diana,

tengo miedo, señor: ¿por qué esto a mí?

¿Por qué no tengo derecho a vivir

y debo en cambio rezar de rodillas?

No me basta el mañana, yo quiero toda la vida

acostumbrarme a los años, ir a la noche de los hijos

e incluso a sus tumbas en esta noche de blasfemia.

Quiero tener sueño junto a la muchacha

cuando tenga los cabellos blancos.

¿Por qué te debo rezar de rodillas

para vivir, explotar hasta la escoria

la vida que me llena?

Quien de nosotros tendrá derecho a esto

no será el más justo, ni el mejor,

podría merecerlo yo, señor, apaga

tus estrellas con las nubes

para dejarme invisible a la mira

y a las imprevisibles esquirlas, pero incluso si no puedes

protegerme o no quieres

no dejes mi cuerpo sobre las piedras

y no les des mis ojos a los cuervos.

No me pidas cuentas de la cólera

contra ti, no sé rezar mientras lloro.

Cuando hiela no salen las lágrimas,

lloraré en primavera.

 

 

 

 

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Valore

Considero valore ogni forma di vita, la neve, la fragola,

la mosca.

Considero valore il regno minerale, l’assemblea delle

stelle.

Considero valore il vino finché dura il pasto, un sorriso

involontario, la stanchezza di chi non si è risparmiato,

due vecchi che si amano.

Considero valore quello che domani non varrà piú

niente e quello che oggi vale ancora poco.

Considero valore tutte le ferite.

Considero valore risparmiare acqua, riparare un paio

di scarpe, tacere in tempo, accorrere a un grido, chie-

dere permesso prima di sedersi, provare gratitudine

senza ricordare di che.

Considero valore sapere in una stanza dov’è il nord,

qual è il nome del vento che sta asciugando il bucato.

Considero valore il viaggio del vagabondo, la clausura

della monaca, la pazienza del condannato, qualunque

colpa sia.

Considero valore l’uso del verbo amare e l’ipotesi che

esista un creatore.

Molti di questi valori non ho conosciuto

 

Valores

 

Considero un valor cada forma de vida, la nieve, la fresa,

la mosca.

Considero un valor el reino mineral, la asamblea de las

estrellas.

Considero un valor el vino mientras dura la comida,

una sonrisa involuntaria, el cansancio del que ha dado

todo, dos viejos que se aman.

Considero un valor aquello que mañana no valdrá nada

y aquello que hoy todavía vale poco.

Considero un valor todas las heridas.

Considero un valor ahorrar agua, reparar un par de

zapatos, callar a tiempo, acudir a un grito, pedir permiso

antes de sentarse, mostrar gratitud sin recordar de qué.

Considero un valor saber dónde está el norte en una

habitación, saber

el nombre del viento que está secando

la colada.

Considero un valor el viaje del vagabundo, la clausura

de la monja, la paciencia del condenado, cualquiera que

sea su culpa.

Considero un valor el uso del verbo amar y la hipótesis

de que exista un creador.

Muchos de estos valores no los he conocido.

 

 

 

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Zingari, un’estate

Dalle baracche del Zigeuner Camp vedevamo gli ebrei

colonne incamminate diventare colonne verticali

di fumo dritto al cielo, erano lievi

andavano a gonfiare gli occhi e il naso

del loro Dio affacciato.

Noi non fummo leggeri.

La cenere dei corpi degli zingari

non riusciva ad alzarsi al cielo di Alta Slesia.

In piena estate diventammo nebbia corallina.

Ci tratteneva in basso la musica suonata e stracantata

intorno ai fuochi degli accampamenti,

siepe di fisarmoniche e di danze,

la musica inventata ogni sera del mondo

non ci lasciava andare.

Noi che suonammo senza uno spartito, fummo chiusi

dietro le righe a pentagramma del filo spinato.

Noi zingari di Europa, di cenere pesante

senza destinazione di oltre vita

da nessun Dio chiamati a sua testimonianza

estranei per istinto al sacrificio

bruciammo senza l’odore della santità

senza residui organici di una pietà seguente,

bruciammo tutti interi, chitarre con le corde di budello.

 

 

Gitanos, un verano

 

Desde las barracas del Zigeuner Camp veíamos a los judíos

colonos deportados convertirse en columnas verticales

de humo que subía directo al cielo, eran leves

iban a inflamar los ojos y la nariz

de su Dios asomado.

Nosotros no fuimos tan ligeros.

Las cenizas de los cuerpos de los gitanos

no lograban alzarse al cielo de Alta Silesia.

En pleno verano nos convertimos en niebla coralina.

Nos mantenía en la tierra la música que sonaba y se cantaba

(hasta el aburrimiento)

alrededor de los fuegos de los campos,

barrera de acordeones y de danzas,

la música inventada cada tarde del mundo

no nos dejaba marchar.

Nosotros que sonamos sin ningún arreglo, fuimos encerrados

tras las líneas de un pentagrama de alambre espinoso.

Nosotros, gitanos de Europa, de pesada ceniza

sin destino en la otra vida

por ningún Dios llamados para dar testimonio

extranjeros por instinto al sacrificio

ardemos sin el olor de la santidad

sin los residuos orgánicos de una piedad siguiente,

ardemos enteros, guitarras con cuerdas de tripas.

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Con l’aiuto di Hölderlin

Il mese di maggio del novantanove

i belgradesi facevano gli astronomi

e scrutavano i cieli.

Il suolo esplodeva, tremavano le pietre

più dei vecchi, dei cani e dei bambini.

Le bombe alla grafite avevano staccato l’elettricità,

al buio aumentava la fraternità.

«Dove esiste pericolo, cresce

pure quello che salva»

(Wo aber Gefahr ist, wächst / das Rettende auch).

Il poeta non era a Belgrado quel mese di maggio,

era morto da un secolo e mezzo,

le sue pagine sì, stavano in tasca mia

da contraerea, da salvacondotto.

In guerra le parole dei poeti proteggono la vita

insieme alle preghiere di una madre.

In una guerra gli orfani e quelli senza un libro

stanno allo scoperto.

 

Con la ayuda de Hölderlin

 

El mes de mayo del noventa y nueve

los belgradenses se hacían los astrónomos

y escrutaban el cielo.

El suelo explotaba, temblaban las piedras

más aún que los viejos, los perros o los niños.

Las bombas de grafito habían cortado la electricidad,

en la oscuridad la fraternidad aumentaba.

«Donde existe el peligro, crece

también aquello que puede salvarnos.»

(Wo aber Gefahr ist, wächst / das Rettende auch.)

El poeta no estaba en Belgrado aquel mes de mayo,

estaba muerto desde hacía siglo y medio,

pero sus páginas sí, se encontraban en mis bolsillos

como arma antiaérea, como salvoconducto.

En la guerra las palabras de los poetas protegen la vida

junto a las plegarias de una madre.

En una guerra los huérfanos y quienes no tienen un libro

están al descubierto.

 

 

 

 

 

© Erri de Luca · Traducción del italiano: © Fernando Valverde · Sólo ida. Poesía completa está publicado por Seix Barral (Nov 2016)