Entrevista

Ignacio Cembrero

«En España no hay islamofobia, sino morofobia»

Alejandro Ávila
Alejandro Ávila
· 13 minutos
Ignacio Cembrero (2016) |© Moeh Atitar
Ignacio Cembrero (2016) |© Moeh Atitar


Sevilla | Diciembre 2016

Marruecos le puso una querella ante la Audiencia Nacional por enaltecimiento del terrorismo. La denuncia no prosperó, pero las presiones marroquíes le terminaron costando a Ignacio Cembrero su puesto como corresponsal de El País. Ponía fin a una etapa en la que se erigió como uno de los mayores expertos en el Magreb de la prensa española. Desde entonces, 2014, no ha perdido el tiempo y ha seguido investigando el fenómeno del islam en nuestro país. Los frutos de dicha investigación han quedado plasmados, negro sobre blanco, en más de 400 páginas: el libro La España de Alá. Un viaje a través de los musulmanes de España (La Esfera de los Libros, 2016), su segunda obra tras Vecinos alejados. Los secretos de la  crisis entre España y Marruecos (2006).

Cembrero, nacido en Madrid pero criado en Luxemburgo, Bélgica y Francia, estudió en París y trabajó durante 30 años (1979-2014) para el diario El País. Aparte de cubrir el Magreb, fue corresponsal en Bruselas en los años 80, y en los 90 coordinó desde esa capital el programa Meda Democracia de la Comisión Europea.

¿Es España la puerta de entrada a la tercera invasión musulmana, como se dice en la introducción de su libro?

No, para nada. Es una de las provocaciones del libro, que luego me dedico a desmentir. La puerta de entrada ha sido Grecia y, ahora, Italia le está cogiendo el relevo. España figura en un tercer o cuarto puesto. En lo que va de año han entrado en Europa unas 335.000 personas y solo 6.000 han entrado por España.

¿El término invasión es entonces una provocación?

En un país en el que no se venden libros es una forma de llamar la atención para que se venda alguno. Después dedico 400 páginas a desmentir lo que digo de entrada.

¿Se puede hablar de éxito en la integración de la comunidad musulmana?

«No hay integración de los musulmanes en ningún lugar de Europa, sino convivencia pacífica»

No hay integración, eso no existe en ningún lugar de Europa, sino convivencia pacífica. La integración pasa fundamentalmente por el conocimiento y respeto mutuo y pasa también por que ocupen puestos de responsabilidad. Hay una chica marroquí que se está haciendo un nombre en el mundo de la física, pero es más la excepción que confirma la regla. No ha habido nunca un diputado musulmán. En ciudades como Ceuta o Melilla, con la mitad de la población musulmana, tienen uno o dos concejales musulmanes.

¿Se ha convertido el término islamofobia en un escudo frente a los críticas para algunos musulmanes?

Yo creo que al islam se critica mucho. En primer lugar, quiero decir que en España tenemos un nivel de islamofobia muy bajo en comparación con los países europeos. Aquí además muchos jóvenes de origen marroquí que aseguran que en España no hay islamofobia, sino morofobia. En una charla, yo mismo critiqué su falta de movilización contra el terrorismo. Estoy convencido de que lo rechazan, pero creo que lo deberían expresar en voz más alta. Si saben que uno los aprecia, se les puede criticar sin caer, por supuesto, en la islamofobia.

¿Qué es lo que más valoran los musulmanes de vivir en España?

«Hay que reflexionar cómo un Estado laico puede  intervenir en los asuntos religiosos de los musulmanes»

Hemos demostrado hasta ahora ser más tolerantes, respetuosos y acogedores, como se demostró después del 11M. Es un país amable, con buen clima, buena comida, barato… Se sienten mejor tratados, los niveles de islamofobia son bajos, los grandes partidos no tienen un discurso antimusulmán. A los musulmanes no se les ha intentado imponer casi nada, como en Francia con los valores de la República. ¿Es la solución? En Bélgica no se les ha impuesto nada, pero no ha funcionado. Quizás porque aquí estamos con la primera y segunda generación, mientras que en Bélgica están con la segunda y la tercera.

¿Estamos preparados en Europa, un continente cada vez más secularizado, para convivir con millones de personas fieles a una religión conservadora?

Hacer que eso sea compatible es un problema. La tendencia en Europa, al contrario que en Estados Unidos, es a ser cada vez más laica. Eso suscita reservas o rechazo por parte de los musulmanes. Hay que reflexionar y buscar soluciones a cómo un Estado laico puede tratar de intervenir en los asuntos religiosos de los musulmanes, para ayudarles a emanciparse de la tutelas de los regímenes árabes y la influencia de Arabia Saudí. De momento, en España hay que poner a todas las religiones en el mismo plano de igualdad.

¿Deberíamos estar preocupados por que una tercera parte de los detenidos por yihadismo proceda de Ceuta y Melilla?

El fenómeno de la radicalización en Ceuta y Melilla tiene poco ver con lo que pueda pasar en Barcelona, Reus o Valencia. Allí no es un problema de identidad que los jóvenes intentan resolver abrazando el islam. Lo que pasa en Ceuta y Melilla son procesos de contagio del fenómeno marroquí. Un tercio de los marroquíes que han partido a Siria e Iraq proceden del entorno de Ceuta, como Tánger, Tetuán… El noroeste es la más contaminada por los procesos de radicalización.

¿Qué ocurre allí?

No lo he estudiado, pero constato que son ciudades en las que el partido islamista saca sus mejores resultados junto con Casablanca. Hay mucha migración rural, que ha ido a engrosar una ciudad como Tánger, que ha pasado en poco tiempo de 200.000 a 700.000. Un aluvión de personas y jóvenes que se han podido sentir muy perdidos. En cualquier caso, no me atrevo a dar una explicación.

¿A qué se debe la desproporción entre detenidos y condenados por yihadismo en España?

«Aquí no tenemos gente preparando atentados sino difundiendo propaganda y tratando de reclutar»

Según Reinares, desde que se endureció el código penal, esto pasa mucho menos. Ocurría porque los jueces no disponían de las herramientas para condenar. También creo que son delitos muy difíciles de demostrar. Aquí no tenemos gente preparando atentados, solo ha habido tres casos y no era más que una idea, no tenían medios para perpetrarlos. Aquí lo que tenemos es gente que está difundiendo propaganda y tratando de reclutar. El año pasado pillaron a uno con una pistola que era una pieza de museo, que se podía usar para matar, pero que, en fin, no es comparable con los fusiles de asalto empleados en Francia. Aquí no se encuentran armas ni explosivos, eso marca la diferencia.

¿Hasta qué punto es preocupante la financiación del islamismo más radical en España por parte de Arabia Saudí?

Esperemos que el petróleo obligue a Arabia Saudí a reducir drásticamente sus aportaciones a las comunidades musulmanas. Es un problema en muchos países europeos. El símbolo del islam en España es la gran mezquita de Madrid, aunque tienen otras en Marbella o la futura en Málaga. Tienen cuatro o cinco bajo su control. No digo que financien terrorismo, pero sí una visión muy rigorista, que en algunos casos ha resultado ser la antesala del terrorismo. Hay una fuerte implantación del salafismo en Cataluña, sus congresos salafistas han sido financiados por países del Golfo, como Kuwait, y Arabia Saudí. Para ellos tiene mucho morbo financiar mezquitas en España, porque esto es Al Andalus, la tierra de sus antepasados y tiene una connotación sentimental que Helsinki no tiene. Deberían financiar a través de un cauce institucional, en vez de a gente que le es afín ideológicamente.

Ha sido corresponsal en Marruecos y Líbano: ¿Podemos hablar de un mundo árabe?

«Estamos asistiendo a una ola de reinterpretación del islam más puritana y rigorista»

Las diferencias son enormes, pero sí tienen una cosa en común: la ola de puritanismo musulmán (que se ve en la forma de vestir de las mujeres, la frecuentación de las mezquitas…), que ha recorrido todo el mundo árabe y musulmán. Estamos asistiendo a una ola de reinterpretación del islam más puritana y rigorista. Eso sí, con matices, no es lo mismo Marruecos que el Estado Islámico o que Egipto.

¿Se desinflará?

Algún día lo hará, pero ahora mismo estamos en la tendencia contraria. Ignoro cuándo.

¿Qué está ocurriendo en el mundo árabe con el hiyab?

En el mundo árabe hay una tendencia general a cubrirse más, no solo el cabello, sino las piernas o el rostro. Es una tendencia general que lamento. Podemos ver fotografías de las universidades egipcias o marroquíes de hace 25 años, donde había una minoría de chicas con hiyab. Hoy en día, en cambio, la gran mayoría lo llevan. Van más cubiertas e incluso se separa a los chicos y las chicas. Hay mujeres que lo hacen espontáneamente, pero otras se sienten obligadas. Cuando muchas de ellas cruzan el Estrecho, las vemos quitándose buena parte de la ropa que llevan.

¿Es España rehén de sus relaciones con Marruecos?

Absolutamente, al 100%. Las autoridades españolas se consideran pilladas por la cooperación antiterrorista, que consideran fundamental para combatir el yihadismo en la Península, Ceuta y Melilla. Consideran clave a Marruecos para impedir que la inmigración llegue a costas andaluzas y canarias. Se paga un precio económico, ya que Marruecos es un socio privilegiado de la Unión Europea, el que más ayuda recibe en la orilla sur del Mediterráneo. Se paga un precio político y diplomático, como el apoyo discreto de los sucesivos gobiernos de España a Marruecos en el tema del Sáhara.

¿Se mantienen entonces unas relaciones de cooperación, más que de conflicto con Marruecos?

Hoy en día, sin lugar a dudas. Es una relación satisfactoria, aunque ha habido una etapa negra con Aznar, que mejoró con Zapatero y no se estropeó con Rajoy. Es buena, pero no es la relación de confianza que existe con otros países vecinos como Portugal o Francia. Para que esa relación sea buena hay que pagar un precio.

¿Cómo es el trabajo de un corresponsal en Marruecos? ¿A qué presiones se ve sometido?

«En Marruecos, el rey es el principal tema tabú y en segundo lugar el Sáhara»

Las presiones marroquíes hicieron que yo dejara de cubrir el norte de África en El País en el año 2014. Hay una larga tradición de periodistas expulsados, el último de ellos fue Luis de Vega de ABC. Te retiran la acreditación como periodista, pero te dejan el permiso de residencia: acabas haciendo las maletas. Las autoridades marroquíes siempre podrán decir que no te han expulsado.

¿Por qué Marruecos fue a por usted?

Yo no lo puedo demostrar, pero estoy convencido de que así fue. Me pusieron una denuncia en la fiscalía general y, cuando fue archivada, me pusieron a mí y a el diario El País una querella por enaltecimiento del terrorismo.

¿Cuál fue la causa profunda?

Acabar con un periodista incómodo que escribía historias que les molestaban profundamente. Había muchas, pero especialmente una que se titulaba “El rey de Marruecos ya no vive aquí”, donde contaba las numerosas ausencias del país del rey marroquí. Y otra explicando el indulto real concedido al pederasta español de origen iraquí, que suscitó una ola de protestas en Marruecos, que fue condenado a 30 años y fue indultado por el rey. Explicaba que la responsabilidad incumbía directamente a la Casa Real, una decisión no aposta.

¿Cuáles son las líneas rojas?

El rey es el principal tema tabú y en segundo lugar el Sáhara.

¿Qué relación sigue manteniendo España con el Sáhara?

Hay un gran divorcio entre las autoridades, socialistas o populares, que apoyan a Marruecos en el Consejo de Seguridad de la ONU con enorme discreción, y una opinión pública entregada al pueblo saharaui o el Frente Polisario.

¿Cuál es la mejor opción para nuestra antigua colonia?

«La familia saharaui cree que tiene derechos sobre la hija, sea o no mayor de edad»

Es muy complicado que nazca un nuevo Estado en una zona tan inestable como el norte de África. La opción menos mala es que salga adelante una autonomía. Para que el proyecto de autonomía marroquí sea creíble, lo primero que tienen que hacer es dejar de apalear a los saharauis cuando salen a manifestarse.

¿Qué explicación le ve al secuestro de mujeres por sus familias en el Sáhara, como es el caso de Maloma?

Es el típico enfrentamiento entra la cultura tribal y hábitos de chicas educadas en un país occidental. La familia cree que tiene todo tipo de derechos sobre la hija, sobre todo si es mujer, sea o no mayor de edad, que ha conocido a las mieles de España o Europa y no quiere renunciar a ellos. El Frente Polisario debería tomar cartas en el asunto con más contundencia y no lo ha hecho.

¿Y el papel del gobierno español en este caso?

Sé de más casos que no han salido a la luz, según me han dicho en Human Rights Watch. El gobierno español, a través de su consulado, ha hecho las gestiones que ha podido para intentar que la chica pueda volver. No ha amenazado con acabar con la ayuda humanitaria. Yo estoy seguro de que estas chicas desean vivir aquí, porque aquí se vive mejor y son más libres. Cuando vives en libertad, acabas apreciando la libertad.

 

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