Opinión

…a la figura Barbie

Soumaya Naamane Guessous
Soumaya Naamane Guessous
· 6 minutos

opinion

[Continuación de la columna «Del cuerpo rollizo…«]

Si la alimentación forzosa es una violencia hacia las mujeres, ¿qué pasa con las prácticas modernas para darle más valor al cuerpo?

A pesar de que las mujeres se liberan y se emancipan, siguen siendo prisioneras del dictado de la moda. Los cánones de belleza han evolucionado: la mujer bella es delgada. La industria del prêt-à-porter impone sus leyes mediante imágenes transmitidas por los canales de televisión, las revistas y los desfiles de moda. ¡Barbie es la referencia universal!

Si la fantasía del hombre tradicional era una masa de carne, el moderno sueña con un cuerpo delgado

Si la fantasía del hombre tradicional es bañarse en una masa de carne y grasa femenina, el hombre moderno sueña con un cuerpo delgado, esbelto, esculpido y con la cintura fina, pero con un trasero y unos pechos generosos. Para adecuarse a las fantasías del hombre moderno, la mujer moderna sufre también una violencia psíquica y física. A pesar de que la mujer se ha liberado, ella misma se encadena para gustarle a los hombres y escapar de las miradas críticas de los demás. ¡Pobre de a aquella a la que le traicionen algunos kilos! Estar gorda u obesa se convierte en un hándicap, una tara y acarrea complejos que afectan el bienestar y la confianza en sí misma.

A esto le sigue toda una dinámica destinada a ofrecer a las mujeres atentas los medios milagrosos para seguir guapas. El marketing se ha apropiado de la angustia de las mujeres y les propone todo tipo de productos farmacéuticos, materiales, terapias alimenticias, cuidados para el cuerpo… Una auténtica industria, respaldada por el consumo femenino masivo. La cirugía estética se ha desarrollado y propone todo tipo de intervenciones para eliminar los relieves poco agraciados.

Sacrificio en el altar de la belleza

Es difícil mantenerse esbelta en Marruecos porque, por un lado, la cocina marroquí es suculenta y rica en materias grasas. A ello se le suma la mezcla de diversas cocinas extranjeras igualmente sabrosas. Por otro lado, la alimentación está en el centro de los intereses de los marroquíes, en el centro del ocio y de las ceremonias. Teniendo en cuenta la debilidad de las actividades culturales y artísticas, las salidas de recreo son frecuentemente en restaurantes. ¡Estar atento a su figura conlleva grandes frustraciones!

Cada vez más mujeres se someten a terapias alimenticias estrictas

Cada vez más mujeres se someten a seguimientos médicos dietéticos que prescriben terapias alimenticias estrictas, obligando a las pacientes a alimentarse exclusivamente de ciertas verduras, incluso de proteínas, acompañadas a veces de la ingesta de medicamentos. La automedicación es cada vez más importante en las mujeres que pasan por alto los efectos secundarios. ¡Pero el peso Barbie no está garantizado de por vida! Los kilos amenazan en cuanto la mujer se relaja un poco. El temor del aumento de peso se convierte en ocasiones en una psicosis que fastidia los placeres de la vida.

El colmo de esta violencia dictaminada por la moda es la anorexia, denunciada cada vez más por los médicos. Cuántas mujeres no consiguen ya alimentarse, perseguidas por la amenaza del aumento de peso. Se vuelven esqueléticas y caen en la anorexia. Este fue el caso de numerosas modelos, lo que ha suscitado un debate sobre las normas físicas impuestas por los creadores de moda. Ha nacido una toma de consciencia y los creadores indignados han hecho desfilar a modelos con medidas conformes a la realidad. La talla 34 se ha reemplazado por la 38-44. Una manera de adaptar la moda a la población femenina y no crear más la ilusión del cuerpo perfecto, del control obsesivo.

Pero tranquilas. El marroquí se ha visto igualmente afectado por el culto de la figura. El hombre no estaba obligado a privarse de los placeres culinarios. Su aspecto físico importaba poco. Pero hoy, el dictamen de la moda se impone incluso a él. Las mujeres modernas quieren a hombres guapos. Y la belleza de los hombres se ha vuelto inseparable de su físico. Los hombres comienzan a experimentar las privaciones, el sufrimiento, los sacrificios y a hacer esfuerzos para seguir esbeltos, muscularse, tener abdominales marcados como si fueran tabletas de chocolate. No somos ya las únicas en sufrir para estar guapas. ¡Se ha hecho justicia!

La noción de belleza era cultural, cada sociedad determinaba sus cánones de belleza. Hoy, estos cánones son universales, representados por la figurita de moda.

La mujer estilizada es hoy el modelo universal. Estar delgada ya es el sueño de toda mujer

La mujer estilizada es el modelo universal. Estar delgada, elegante, es el sueño de toda mujer, sea cual sea su edad, pero esto no debe llevar al pánico. Si la alimentación forma parte de las necesidades primarias del ser humano, es, de la misma manera, indispensable para dar placer y satisfacer los cinco sentidos: escuchar el borboteo de un plato que se cuece a fuego lento, admirar un plato bien decorado, sentir el olor suave de un plato humeante, tocar con los dedos un bocado de pan empapado en una salsa untuosa, saborear y degustar un plato refinado… Placeres sin los que la felicidad estaría insípida.

Las mujeres de las generaciones precedentes han tenido más suerte que nosotras: ¡ellas comían para estar guapas! Hoy la moda impone privarse de buenos platos, de frustrar su apetito.

¿Por qué privarse para alimentar las apariencias? Ya no se trata de convertirse en bulímica, sino de encontrar un equilibrio para mantener la línea y los placeres. La higiene alimenticia se ha convertido en una preocupación de numerosas mujeres: comer bien y sano y hacer deporte regularmente. Si algunos kilogramos resisten y envuelven la silueta, tienen que ser aceptados. Lo esencial es sentirse bien en su propia piel para estar bien en su cabeza y no temer las miradas de otros.

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© Soumaya Naamane Guessous | Primero publicado en Famille actuelle · Abril 2011 | Traducción del francés: Alejandro Yáñez

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