Opinión

Abraham y su pandilla

Uri Avnery
Uri Avnery
· 10 minutos

opinion

 


De no ser porque sucedió de verdad,
todo el asunto podría haber quedado en una enorme broma pesada.

Picó Israel entero. Picaron la izquierda, la derecha y el centro. Picaron los periódicos y canales de televisión al completo.

Saltó la noticia: La UNESCO declaraba la Tumba de los Patriarcas en Hebrón patrimonio de la humanidad palestino.

Debo admitir que también yo piqué. Era una noticia tan clara y tan simple, su aceptación fue tan unánime, que me la tragué sin pensar. También era un poco extraña, de acuerdo, pero cosas más raras se han visto.

La “Caverna de los Machpelah” (como se llama la Tumba en hebreo) no es ni siquiera una cueva. Es un gran edificio llamado Al-Haram Al-Ibrahim, Mezquita de Ibrahim, entre los árabes. Se encuentra en el centro de Hebrón, localidad que los árabes llaman Al-Khalil, “amigo de Dios”, es decir Abraham.

¡Llega la antisemita UNESCO y declara el lugar patrimonio de la humanidad palestino!

Según la Biblia, Abraham, el patriarca de los judíos, le compró el lugar a su dueño para construir el sepulcro de su esposa, Sara. A su muerte, también él fue enterrado allí, así como su hijo Isaac junto a su esposa Rebeca, y su nieto Jacob y su esposa Lea. Se supone que la tumba de Raquel, segunda esposa de Jacob, se encuentra en el camino a Belén.

¡Y en estas llega la UNESCO, la antisemita rama cultural de la antisemita ONU, y declara el lugar patrimonio de la humanidad palestino!

¿Es que las agresiones a los judíos no tienen fin?

En Israel se desató un tsunami de emociones. La protesta galvanizó a los judíos. Todo el mundo ventilaba su cólera tan alto como podía. Pocas veces se ha visto tal unanimidad en el país.

Si me hubiera parado a pensar un segundo, me habría dado cuenta de que todo el asunto era una sandez. La UNESCO no asigna los sitios a un país. Los lugares patrimonio de la humanidad son… bueno, patrimonio de toda la humanidad. Eso sí, la declaración sí especifica el detalle de en qué país se hallan.

La santa iglesia de Nazareth está en Israel, pero no “pertenece” a Israel. Los sepulcros de los santos rabinos de Rusia o Egipto no pertenecen a Israel. La UNESCO no ha dicho que la Tumba de los Patriarcas / Al-Haram-al-Ibrahim pertenezca a los palestinos. Lo que ha dicho es que se encuentra en Palestina.

Según la legislación israelí, Hebrón no es parte de Israel: está bajo ocupación militar

¿Por qué Palestina? Porque de acuerdo con el derecho internacional, Hebrón es parte de Palestina, que según la ONU es un estado ocupado. De acuerdo con la legislación israelí, Hebrón tampoco es parte de Israel, sino que está bajo ocupación militar.

Quiero expresar mi agradecimiento a un exisraelí llamado Idan Landau, residente en los Estados Unidos. Landau se tomó la molestia de leer el texto original de la UNESCO y de enviar correos electrónicos para corregirnos las ideas. Fue leerlo y caer en la cuenta. ¿Cómo pude ser tan estúpido?

La resolución de la UNESCO es justa y correcta. Subraya el hecho de que el lugar es sagrado para las tres grandes religiones monoteístas. Por eso un fanático judío, colono estadounidense, asesinó hace algún tiempo a docenas de musulmanes que se encontraban allí rezando. Hay judíos fanáticos viviendo por los alrededores.

¿Se trata de un lugar realmente sagrado? La pregunta es una tontería. Un lugar es tan sagrado como lo crea la gente.

¿Están Abraham y su progenie verdaderamente enterrados allí?

Es improbable que Abraham, Isaac y Jacob estén enterrados allí, incluso si uno cree que existieron

Incluso eso es irrelevante. Somos muchos los que creemos que la primera parte de la Biblia, hasta la era asiria, es ficticia. Lo cual no le resta valor. La Biblia es la obra literaria más hermosa del mundo. Al menos en su versión hebrea, es decir, la original.

Es improbable que Abraham, Isaac y Jacob estén enterrados allí, incluso si uno cree que existieron. Hay una corriente de arqueólogos que opina que el sepulcro en cuestión se halla en otro lugar de Hebrón, no en el edificio hoy conocido como la ‘caverna’. Las tumbas que allí se encuentran pertenecerían a jeques musulmanes.

En cualquier caso, hay millones de personas que creen que los patriarcas bíblicos están enterrados en la caverna. Para ellos, el lugar es sagrado y se encuentra en la Palestina ocupada.

Sin embargo, todos esos que se toman la Biblia tan al pie de la letra, también deberían leerse el versículo 9 del capítulo 25 del Libro del Génesis, que dice así: “Abraham expiró y murió en buena vejez […] Y sus hijos, Isaac e Ismael, lo sepultaron en la Caverna de los Machpelah”.

Los que han estudiado en escuelas israelíes siempre se sorprenden mucho cuando les muestro este versículo. Eso se debe a que nunca se menciona en los colegios de Israel. Es como si no existiera.

¿Por qué? Porque Ismael es el patriarca de los árabes, igual que Isaac lo es de los judíos. Sabemos que Sara, nuestra matriarca, a la que la Biblia describe como una auténtica zorra, indujo a su obediente esposo Abraham a que enviara a su concubina Agar y a su hijo Ismael a morir de sed al desierto. Finalmente los salvó un ángel, después de lo cual ambos desaparecieron, si bien la Biblia proporciona una larga lista de sus descendientes.

La revelación de que en realidad la Biblia afirma lo contrario es sorprendente. Ismael no desapareció, sino que en algún momento hizo las paces con Isaac y juntos sepultaron a su padre.

Esto altera el relato completamente. Significa que la Biblia reconoce a los árabes como herederos legítimos de la Caverna de los Machpelah junto a judíos y cristianos.

Dudo que Binyamin Netanyahu haya leído nunca este versículo. Solo conoce lo que cualquier colegial israelí. La línea ortodoxa estricta.

Netanyahu sacó una kipá del bolsillo, se la puso y empezó a leer la Biblia en el Consejo de Ministros

Esta semana, en plena histeria anti-UNESCO, Netanyahu tuvo un gesto extravagante: en medio de una reunión formal del Consejo de Ministros, se sacó una kipá del bolsillo, se la puso y empezó a leer la Biblia, por supuesto no el mencionado versículo. Tenía cara de verdadera felicidad. Estaba exponiendo lo que son los malditos gentiles: una panda de antisemitas.

¿Es que Netanyahu se cree de verdad, y yo creo que sí, que esta parte de la leyenda bíblica es historia? De ser así, tiene el cerebro de un niño de diez años. De lo contrario es un tramposo. Lo que sí es, en todo caso, es un hábil demagogo.

Y no es el único. Ni mucho menos. El presidente de Israel, que es un perfecto caballero, se hizo eco de las acusaciones de Netanyahu contra la UNESCO. Y también el portavoz de la Knesset, que es un inmigrante de la Unión Soviética.

Hicieron falta cuatro días para que algunos comentaristas israelíes citaran el texto original de la resolución de la UNESCO. No se disculparon, eso era de esperar, pero al menos comenzaron a citar el texto verdadero. Tímida y calladamente algunos otros comentaristas se les fueron uniendo. La mayoría no se dignó a hacerlo.

Vemos lo fácil que es desatar un ataque de cólera divina en todo el Israel judío sin excepción

Hay que hacer especial mención de Carmel Shama Hacohen, embajador de Israel en la propia UNESCO. No se le conoce precisamente por ser uno de los pilares de la sabiduría. De hecho, solo se le envió a la UNESCO para que un protegido del ministro de Exteriores pudiera ocupar su escaño en la Knesset.

Durante la reunión de la UNESCO, Shama-Hacohen, cuyo verdadero apellido era solo Shama, pero como sonaba demasiado a árabe le añadió el muy judío Hacohen, se irritó mucho. Tras enzarzarse en una competición de gritos con el embajador palestino, subió corriendo a la tribuna y desde allí le gritó también al presidente.

William Shakespeare habría titulado todo el asunto Mucho ruido y pocas nueces, excepto por dos puntos.

El primero es que demuestra lo fácil que es desatar un ataque de cólera divina en todo el Israel judío sin excepción. Políticos y comentaristas de izquierdas y de derechas, de oriente y occidente, religiosos y laicos, todos se convierten en una masa furiosa incluso si el pretexto es falso.

Este tipo de erupciones pueden acarrear graves consecuencias. Desconectan los frenos internos.

La segunda es aún más peligrosa si cabe.

En el apogeo del tsunami, de pronto caí en la cuenta de que todo el mundo parecía estar disfrutando muchísimo. Entonces me di cuenta del motivo.

El sionismo albergaba la esperanza de curar a los judíos de sus “complejos de exilio”

Los judíos de Europa fueron perseguidos, deportados, torturados y asesinados durante siglos. Cualquier tipo de antisemitismo, incluyendo el antisemitismo asesino, formaba parte de la vida cotidiana. Estaban acostumbrados. El sadismo de los gentiles complementaba el masoquismo de los judíos.

He mencionado en otras ocasiones que esto es una parte de la cultura cristiana occidental procedente del Nuevo Testamento. En el islam no existe como tal, ya que el profeta exhortó a los creyentes a proteger a los demás “pueblos del libro”, los judíos y los cristianos.

El antiguo y perverso antisemitismo europeo desapareció, o al menos se ocultó, después de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, los judíos no acaban de acostumbrarse. Están seguros de que anda por ahí al acecho y puede volver en cualquier momento. Cada vez que lo hace, o que parece hacerlo, los judíos se sienten en el derecho de adoptar una actitud de “¡Lo estábamos advirtiendo!”

Todo ello es aún más complejo en Israel. El sionismo albergaba la esperanza de curar a los judíos de sus “complejos de exilio”. Esperaba convertirnos en gente normal, en “un pueblo como los demás pueblos”.

No parece haber tenido éxito. O quizá el éxito esté desapareciendo bajo la influencia de Netanyahu y su cuadrilla.

El episodio ha hecho felices a muchos judíos. Se dicen a sí mismos: “Teníamos razón. ¡Los gentiles son todos antisemitas!”

 

© Uri Avnery  | Publicado en Gush Shalom | 15 Jul 2017 | Traducción del inglés: Jacinto Pariente.

¿Te ha interesado esta columna?

Puedes ayudarnos a seguir trabajando

Donación únicaQuiero ser socia



manos