Opinión

Los periódicos cerrarán solos

Saverio Lodato
Saverio Lodato
· 6 minutos

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Palermo | Octubre 2018

Hay tantas razones –y todas muy razonables– para tenérsela jurada a los periódicos. Ninguna, y esto no hace falta ni decirlo, para amenazar, ni para invocar, propiciar o sugerir su cierre. Los únicos jefes de los periódicos, una vez que los editores los han financiado y los periodistas los han elaborado, son los lectores. El destino de cada cabecera está sólo en sus manos.

Es el lector el único dominus. Y este dominus, que no hace ruido, que no dice nada, que vive su condición bajo la bandera del mutismo, va a los quioscos o no va, saca la moneda o no la saca, manifiesta su credo laico –leyendo el periódico– cada santo día del año, o un día sí y otro no, en resumen: cuando le place.

Estamos en uno de esos casos en los que parece que hemos descubierto el agua caliente. Un caso muy grave, pero no trágico, aunque sólo sea por la virulencia de las maldiciones que estos días se están lanzando mutuamente los políticos del Gobierno y los directores de periódicos, y viendo que casi se está debatiendo de veras la posibilidad de cerrar por decreto redacciones enteras.

El hecho de que se trate de espuma pasajera no significa, sin embargo, que bajo la espuma no haya nada.

¿Qué esconde, qué es lo que revela, a quién se dirige, quién entiende esta extraña espuma mediática de fin de verano? Expone –y nadie se lo toma a mal– una profunda crisis en los periódicos y el periodismo italiano.

Hace 20 años, los mayores diarios tenían una tirada de 800.000 ejemplares; hoy es de 100.000

Crisis de ventas. Los dominus van cada vez menos al quiosco a soltar la moneda. Y los quioscos, cada vez más, cierran sus puertas. Crisis de confianza, de lealtad, por decirlo de una manera chic. Con la consecuente licuefacción de esa opinión pública –o esas opiniones públicas, en plural– sin la cual los periódicos, los semanarios, incluso los partidos tradicionales, a largo plazo, no van a ninguna parte.

Los periódicos, sin excepciones, pierden tirada. La hemorragia está a la vista de todos y -al menos en este momento- es imparable. ¿Cuáles son las raíces del fenómeno? ¿Es culpa del gobierno actual? ¿Depende del plan liberticida que persiguen los nuevos Usurpadores del Palacio? Quizá debamos admitir de veras, todos, y desconsoladamente, que los periódicos italianos están realmente escritos en el agua, si basta un soplo de viento del gobierno para doblegarlos. Pero no es así.

Intentemos entonces profundizar, sin olvidar que esta avalancha de pérdida de ejemplares es la consecuencia de muchos aludes que han sucedido en los últimos veinte años. No podemos remontarnos demasiado en la historia, pero bastará ofrecer al lector de hoy un hecho que debería hacerle pensar.

Una veintena de años atrás, el Corriere della Sera y Repubblica, los dos periódicos más vendidos – lo siguen siendo hoy– navegaban por encima de los 800.000 ejemplares, en una emocionante competición diaria, a base de adelantamientos y remontadas, con una tirada importante por bandera. Hoy en día, ambos giran alrededor de las 100.000 copias. Queda por imaginar, haciendo los cálculos por lo bajo, de qué salud gozan las otras cabeceras.

¿Culpa de internet, de la televisión en tiempo real, de los teléfonos móviles, de los iPads? Culpa de todo esto. ¿Pero solo por eso? ¿Estamos seguros? Todo el mundo -el ejemplo nos parece muy apropiado – les pide a los líderes de Partido Demócrata que expliquen la impresionante serie de derrotas encadenadas en los últimos años. Qué pena verse condenado a la irrelevancia. Tal vez incluso los gerentes de los periódicos podrían empezar a dar ejemplo, mirando su propia casa.

De ambos, de los periódicos y los partidos, ya nadie puede decir que tengan una paja en el ojo… Están luchando con una viga.

Tampoco queremos dar nombres –pero quien lee lo podrá entender solo– de esos periódicos (?) que venden diariamente mil ejemplares, financiados por no se sabe quién, lanzados con el exclusivo propósito de dar bombo a poderes ambiguos o interesados, cuando no ocultos. Y es justo que ellos también tengan su sitio. Que nadie los cierre, ni los amordace. En cuanto a respetarlos, considerarlos pertenecientes a la familia de la prensa, es harina de otro costal. A menudo son periódicos que miman y hacen compañía a imputados y condenados.

Por primera vez, absolutamente toda la prensa está en contra del «populismo’ del Gobierno

Pero ahora debemos completar nuestro razonamiento, al menos dándole alguna apariencia de conclusión.

Hagamos constar entonces –es un hecho– que toda la gama de la prensa italiana, en este momento, está totalmente desplegada contra el llamado «populismo» y el actual gobierno Lega-Movimiento 5 Estrellas. Todos, sin excepción. Algo que nunca había sucedido en la historia de nuestro país. Y la base de esta armada mortífera, concurridísima y sin precedentes, es el rechazo –legítimo, compartible o no– a las medidas económicas que este Gobierno está preparando.

Esto es lo que realmente hay bajo la espuma de los medios de comunicación: Finanzas, economía y dinero. Solamente las almas cándidas tendrían que preguntarse sobre esta situación: del parné es siempre difícil prescindir.

Pero hay dos observaciones en sentido contrario: el coro de toda la prensa a la que nos referimos, no parece que esté trayendo a los periódicos ni un lector más, ni tampoco está causando ni un voto menos entre ese 60 por ciento que apoya – encuestas mediante – a la mayoría gubernamental.

¿Significa algo o no?

En nuestra opinión, la razón es simple: cualquiera que aparece en la televisión reconoce, casi como quien no quiere la cosa, que en Italia hay seis millones y medio de familias terriblemente desgarradas por la pobreza, por debajo, o justo por encima, del umbral. Y, un momento después, ese mismo tertuliano se lanza contra las medidas del gobierno.

Si los grandes medios no comparten las medidas del gobierno, hacen bien en decirlo y repetirlo. Pero también tendría que decir cuál debería ser la manera de acudir en ayuda de esas 20 millones de personas, cambiando sus condiciones. Y con medidas, por supuesto, no «populistas», para así complacer a Europa y para hacernos vivir todos felices y contentos. Con propuestas de este tipo podríamos pensar que incluso los periódicos finalmente verían un aumento en las ventas.

Si se continúa con la manía actual, en cambio, los periódicos están destinados a perjudicarse ellos mismos. Sin necesidad de que sean los políticos del gobierno quienes aprieten el gatillo. Eso, aunque es totalmente acertado criticar a esos políticos.

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© Saverio Lodato | Publicado en Antimafiaduemila | 9 Oct 2018 | Traducción del italiano: Alejandro Luque

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