Crítica

Caleidoscopio negro de Estambul

Ilya U. Topper
Ilya U. Topper
· 4 minutos

Ahmet Ümit
El diablo está en los detalles

Género: Relatos
Editorial: Universo de libros
Páginas: 254
ISBN: 978-60-7980-840-2
Precio: 255 pesos mex.
Año: 2002 (2018 en castellano)
Idioma original: turco
Título original: Şeytan Ayrıntıda Gizlidir
Traducción: Rafael Carpintero et al.

En los breves relatos de Ahmet Ümit, el asesino puede ser cualquiera. Tan pronto será un sicario de una trama de corrupción política como un sobrino enamorado, un hijo celoso de la moral de su madre, un cazador enfadado con la mafia local, un tío codicioso, un policía corrupto, un patrón honrado, una prostituta herida en su orgullo… Cualquiera, salvo el mayordomo.

Los 18 relatos recogidos en este libro, publicado en 2002 en Turquía, trasladados al español en 2013 en un taller de traducción en Estambul dirigido por el veterano Rafael Carpintero y editado en México en 2018, se presentan como una panorámica de la sociedad turca a través del gran angular de un forense dedicado a los cadáveres. En cada historia habrá un muerto —a veces más de uno— y el inspector jefe Nevzat, acompañado siempre de su fiel ayudante Ali, va tirando del hilo, detalle a detalle, hasta dar con el asesino. Y casi siempre lo consigue de la misma manera: da primero con el motivo.

El motivo. Tomaré prestada la frase de Carpintero en el breve prólogo: La lista completa de pecados capitales. Efectivamente, en estos relatos, raro es el asesinato cometido por un simple cálculo frío de un criminal: muy a menudo hay una emoción fuerte tras la mano que mueve la navaja o el gatillo. Y a través de esta emoción se nos acercan complejos, tabúes, rasgos psicológicos de la sociedad turca. En muchos relatos puede parecer que nada cambiaría si la historia transcurriera en París o Madrid; solo al este del Egeo, sin embargo, un hombre es capaz de llevar a su madre al ginecólogo para verificar si ha tenido sexo. Leer El diablo… nos mete así de lleno en una Turquía actual donde una espesa capa de vida moderna tapa las cloacas del patriarcado. Y donde el amor y la honra siguen siendo una excusa para matar.

El inspector Nevzat hace justicia, pero la justicia no siempre consiste en detener al homicida

Eso sí, hay relatos donde uno diría que a Ümit se le ha desbocado la fantasía. ¿Un secuestro con fines de dominar el mundo? ¿Realmente hay sectas satánicas en Estambul que creen en la necesidad de sacrificios? (Bueno, no saque conclusiones precipitadas, recuerde que el diablo está en los detalles). Pero en la gran mayoría, uno cree estar ante una especie de fotografía de calle de Estambul. Y no se sorprendan si el asesino no es el mafioso sino el policía. Esto es más realista de lo que sospechan.

La fórmula del héroe con su escudero que salen a hacer justicia —y la justicia no siempre consiste en detener al homicida— puede ser algo facilona, pero funciona para la finalidad de los relatos: entretienen. Ahmet Ümit, prolífico productor de novelas policíacas, con una veintena desde sus inicios en 1992, en muchos casos superventas, y más de una convertida en guion de serie de televisión o de cómic, conoce bien su oficio.

Pero en esta colección tampoco va mucho más allá de una correcta factura profesional. El formato del episodio corto, entre ocho y quince páginas, no permite un desarrollo literario en profundidad, el carácter del asesino quedará apenas esbozado en cuatro trazos apoyados en alguno de los mencionados pecados capitales, y no hablemos ya del perfil psicológico de Nevzat y Ali: es austero (aunque posiblemente, el autor les haya dotado de mayor cuerpo en alguna otra obra y aquí puede prescindir de ello). La trama es siempre razonable, sí, pero con una media de tres o cuatro sospechosos por relato, hagan cuentas del espacio que le queda al escritor para dibujar los detalles. Esos en los que está el demonio.

Ahora bien: no cabe duda de que prefiero este caleidoscopio negro de Estambul a los esforzados intentos de otros grandes autores de explicarle al mundo la vida y milagros de la ciudad del Bósforo. Enseña más sobre Turquía y no cae en el pecado capital por el que se ha condenado más de un premio Nobel: el de ser profundo hasta el sopor. El diablo nunca aburre.

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