Opinión

Hiroshima y el coronavirus

Saverio Lodato
Saverio Lodato
· 4 minutos

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Palermo |  Abril  2020

Como decía con gusto el viejo Mao Tse Tung, “hay tanta confusión bajo el cielo”, que al sexagésimo (?), septuagésimo (?) día de coronavirus, alguien for fin está descubriendo a los napolitanos “sencillos”. Así es, exactamente aquellos de los cuales hablaban mucho Matilde Serao e Edoardo De Filippo, Scarpetta y Totò.

Hoy, la edición digital del diario Repubblica fue la primera, con mucho juicio, en publicar un bonito reportaje del fotógrafo Riccardo Siano sobre los Barrios Españoles napolitanos, y esta es la moraleja de la historia: “Vivir en menos de 20 metros cuadrados a nivel de calle, junto a otras cinco, seis, ocho personas, no es fácil”.

Ya. No me sorprende.

Estamos pendientes de la tele, esperando que nos donen palabras de “sabiduría” —ética, estética, política, cultural, alimentaria, gastronómica, ambiental, económica, escolar, de gimnasia y de deporte, religiosa, científica, judicial, etcétera, etcétera—, que nos indiquen el camino de la Virtud. Unas palabras de supervivencia y de recuperación tampoco vendrían mal.
Nos están repitiendo, en estos días, que vamos a ser diferentes, más buenos, más altruistas, menos egoístas, o sea: más generosos.

Qué bonito sería una ley estricta que prohibiera en los anuncios cualquier referencia al coronavirus

“Nada volverá a ser lo mismo” se ha vuelto un mantra. Ojalá fuera así.
Si así fuera, habría algo bueno en esta tragedia colectiva.
Si así fuera, estaríamos en vísperas de una nueva era de la humanidad.
Si así fuera, finalmente nos dirigiríamos hacia un planeta sin armas ni conflictos. Hacia un planeta hermoso, digno de ser habitado y visitado.
Quizás redescubrir a los napolitanos, tal y como hace hoy Repubblica, sea el ojo de la aguja por el que todos debemos pasar para tomar finalmente conciencia del mundo miserable que hemos construido.
Lo importante es empezar por algún lado, dicen.

Entonces, me permito añadir, sería bueno que también la gente que ve la tele, que queda pendiente de esas palabras de “sabiduría”, pudiera ver cuál es la cara de la pobreza italiana, por lo menos en estos tiempos de contagio. Ver con los ojos, meterse en el asunto, de primera mano; y no solo aludiendo de paso a la pobreza, hablando de otra cosa.

Sería igual de agradable si ciertos programas, ciertas emisoras y las caras de ciertos entrometidos desaparecieran, absteniéndose al menos en estos días calamitosos. Gran programa, diría.

Qué bonito sería si hubiera también una ley, muy estricta, muy dura, casi despiadada, una ley de las que se hacen en tiempos de guerra, una ley que prohibiera en los anuncios cualquier referencia al coronavirus. Se podrían enumerar decenas de casos de anuncios y todos desconcertantes, porque tratan de atrapar al pobre espectador, exhibiendo una actitud humana y tranquilizadora.

Entre estos absurdos anuncios hay uno que, al menos por ahora, les gana a todos: es de Mazda, la marca de coches japonesa, que nos recuerda: «En los tiempos de Hiroshima, estábamos allí. Y salimos más fuertes que antes». Y no importa si los que lo crearon tenían las mejores intenciones del mundo.

Especular con el horror, ¿es ésta la última carta de una lógica exasperada y orientada al beneficio? Eso parece.

Pero es precisamente en ese mundo tan atávico, aunque tan cercano, de atroz sufrimiento para la humanidad —el notorio Breve Siglo XX— en el que, con permiso de Mazda, nunca querríamos volver a caer. Un minuto de anuncio como ese es suficiente para borrar horas y horas de palabras de “sabiduría” en la televisión. ¿Tanto cuesta entenderlo?

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© Saverio Lodato | Publicado en Antimafiaduemila | 5 Abril 2020 | Traducción del italiano: Valeria Guerriero

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