Artes

Carlos Pérez Merinero

Sesión continua

M'Sur
M'Sur
· 4 minutos

Un hombre de cine

Carlos Pérez Merinero | David Pérez Merinero / Creative Commons

Se fue en silencio con poco más de 60 años y un buen montón de novelas y relatos, varios ensayos y los guiones de algunas de las mejores películas de la historia del cine español. Pero también con los cajones llenos de sorpresas que ahora, gracias al denuedo de su hermano David, van viendo poco a poco la luz.

El escritor de las novelas negrocriminales más salvajes de nuestro idioma, el flagelo de la corrección política, el espeléologo de las oscuridades humanas que conocíamos de novelas como Días de guardar o El ángel triste ha ido mostrándonos otras caras de su personalidad. La más insospechada de ellas es la de poeta, plasmada en el volumen Sesión continua que acaba de ver la luz en Mandala.

Con sus tics novísimos, pero con mejor oído que algunos de estos, Carlos Pérez Merinero escribe el mundo a la luz del viejo cinematógrafo, lo recorre con la mirada de quien apenas salió de su casa, de las cuatro calles del barrio madrileño en el que pasó sus últimos años, pero que gracias a aquella fábrica de sueños se movía por Londres, New York, Berlín, Medellín o el Nilo como si fueran escenarios familiares, trastiendas del propio hogar.

El cine como evasión y como espejo, como espacio de reflexión y de recreo, como reducto de libertad. Lo que tal vez buscó siempre ese grafómano rebelde conocido como CPM.

[Alejandro Luque]

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Londres palidece de frío
aquella tarde de Enero
en que Karl Marx y
Friedrich Engels juegan
una partida de cartas
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Admiro a las mujeres que
a pesar de la distancia saben
mantenerse fieles
Clark Gable en San Francisco

Alcances
históricos nos presentan
las mujeres de Tübingen
tan pronto sus maridos
marcharon a la guerra
desembarazáronse
celosamente ocultan
el método empleado
de cinturones
en la prisa colocados
Efebos
de otros pueblos se unen en abrazos
a las sabias mujeres de Tübingen         La orgía
es larga dura meses acabando todos
por pasarse a tierras donde
nunca
de seguro
llegarán inquisidores
Con la vuelta
de la guerra los maridos perdieron
la cabeza            Desde entonces
lo sabrían
se dedican a colgarse en los árboles
del bosque

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Yo soy un cineasta de ocasión
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Films abandonados por sus padres
a las puertas de la inclusa
Corredores largos y vacíos
repletos de gasa ya dispuesta al sacrificio eterno
de la luz
Oscura desbandada la de los pedidores de hostias
que vi una mañana en la Cinemateca cubana
donde nunca de verdad nunca estuvimos
Y todo por meternos a cineastas
hace falta decir que de ocasión?
sin films ni películas ni nada
poemas sólo           Desgraciadamente no perdidos
ni abandonados a las puertas
de corredores sin retorno           No fullerianos
para qué
Films deseados
todavía no perdida la virginidad
ardientemente           Eso
perder la virginidad una tarde de Abril
encima de la Plaza          Por el suelo
restos de celuloide impresionado
al lado anuncios de neón
con nombres de películas debajo de mí
yo con mis cosas proyectos de films
aún por realizar ganas enormes de correr
abrazar a los eunucos
y recitarles una a una
mis películas

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Eventos
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Melanie despierta por momentos
tomadas
que fueron las esquinas
Intuye
situaciones dominadas
lamentos
temores insalvados
carreras en los parques y
muchas
muchas
porcelanas chinas
Corriendo
me asomo a la ventana
Acertaste cariño
decenas de jirafas
reclaman sus derechos

 

El exilio se prolonga
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Enlaces en Tübingen
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