Opinión

La reactivación del Daesh

Haifa Zangana
Haifa Zangana
· 9 minutos

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Hubo señales de cambio en el discurso de Mustafa al Kazimi, apenas 12 días después de su nombramiento como primer ministro de Iraq, tanto en las alocuciones ante la administración estadounidense, como en las que el político dirigó a los países de la Unión Europea y al pueblo iraquí.

Si en sus primeros discursos, Kazimi subrayó que su Gobierno «pretende preparar elecciones anticipadas y justas y se compromete a combatir el coronavirus emergente en el país», sus declaraciones en reuniones con los embajadores de Estados Unidos y la Unión Europea destacaron su deseo de que las fuerzas internacionales continúen su apoyo a Iraq en su lucha contra el Daesh. Eso supone un cambio importante que trae a la memoria el proceso de los antecesores de Kazimi en el cargo del primer ministro, por variopintos que fuesen sus discursos y por mucho que haya cambiado el nombre de las «organizaciones terroristas».

Daesh no figuraba de forma prominente en el discurso de felicitación de Mike Pompeo, secretario de Estado de Estados Unidos, ni tampoco en el de Mohammad Javad Zarif, ministro de Exteriores de Irán. Ambos se habían centrado en alcanzar un equilibrio entre Estados Unidos e Irán mediante el cual los dos bandos pudieran negociar una fórmula de compromiso para resolver sus diferencias y repartirse el control de Iraq, acorde a sus intereses, sin ver amenazada la seguridad de sus países.

¿Por qué sale a escena Daesh ahora y quién se beneficia de su aparición en este momento?

De hecho, el acuerdo inicial respecto al nombramiento de Kazimi fomentó la sensación de que “su cometido era contribuir a reducir las tensiones entre Estados Unidos e Irán», en palabras de la agencia de noticias iraní. De la misma manera, Mike Pompeo expresó la buena voluntad de la administración estadounidense hacia Teherán, más que hacia el pueblo iraquí, al conceder que la exportación de electricidad iraní a Iraq estuviese exenta durante 120 días de las sanciones económicas impuestas a Irán.

¿Cuáles son, pues, las implicaciones del cambio de discurso de Kazimi? ¿Por qué sale a escena Daesh ahora y quién se beneficia de su aparición en este momento en particular?

Hay numerosos sectores que necesitan insuflar nueva vida al Daesh o crear otros grupos similares para cuando surja la necesidad. En cuanto a la permanencia estadounidense en Iraq, ¿es una coincidencia que Daesh esté llevando a cabo operaciones esporádicas en el país, cuando el régimen está a punto de debatir y reconsiderar los detalles del acuerdo de seguridad firmado entre Iraq y Estados Unidos, a partir del próximo mes?

Esto llevó al portavoz del comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, es decir, el propio Kazimi, a declarar inmediatamente que «Iraq todavía necesita la permanencia de las fuerzas de la coalición internacional con el cometido de entrenar y preparar al Ejército iraquí para hacer frente a los desafíos”.

Daesh proporciona un fundamento para que continúe el dominio de las milicias leales a Teherán

En cuanto a Irán, el surgimiento de Daesh proporciona un amplio fundamento para que continúe la presencia y el dominio de las milicias leales a Teherán, frente a la creciente ira pública contra ellas, desatada después de que se demostrara la implicación de estas milicias en crímenes contra los manifestantes en las protestas de octubre pasado: secuestros y asesinatos.

El resurgimiento de Daesh constituye un salvavidas para las Fuerzas de Movilización Popular (Al Hashd al Sha’bi) que han visto menguar la popularidad que adquirieron al fundarse, basándose en la fetua del clero chií que pedía librar la yihad contra el Daesh.

Si las Fuerzas del Movilización Popular sufren de un desplome de popularidad incluso entre sus seguidores más fieles y en general entre los hijos del pueblo se debe a la corrupción de sus dirigentes, su sectarismo crónico y a que han roto todas las promesas hechas generosamente a los jóvenes ahderidos a sus filas. También a que se han documentado muchos crímenes cometidos por sus miembros en las «zonas liberadas», actos que equivalen a crímenes de lesa humanidad, según los informes de las organizaciones internacionales de derechos humanos.

Por eso, el propio Kazimi realizó una visita al jefe de las Fuerzas de Movilización Popular en su cuartel general, vistiendo el uniforme de esta milicia en un acto mediático que no dedicó a ningún otro grupo; un gesto para tranquilizar a Irán y señalar que nadie tocará a su brazo armado en Iraq.

En pocos días, Daesh regresó para tapar la pandemia del coronavirus, tapar la incapacidad de lidiar con ella, la corrupción puesta en evidencia y todo lo que se pretendía encubrir en los medios de comunicación y políticamente. Regresó para recuperar su lugar entre los políticos como una herramienta preparada para aterrorizar, para justificar el terrorismo bajo el pretexto de la lucha contra el terrorismo.

Con el nombre de Daesh, los políticos justifican el saqueo de miles de millones de dólares de petróleo

El regreso de Daesh es una necesidad imperiosa para todos aquellos que se disputan Iraq y es la mejor opción para la continuación del sistema de corrupción política y las milicias. Con solo pronunciar el nombre de Daesh, los políticos justifican sus robos, el saqueo de miles de millones de dólares de petróleo, el haberse apoderado de los fondos de ayuda extranjera para luchar contra Daesh con el pretexto de defender al pueblo iraquí. Cuando la verdad es que todo el mundo, con la excepción del pueblo iraquí, necesita urgentemente al Daesh o a cualquier otra organización terrorista.

El Daesh, con sus múltiples caras y formas, es un enemigo listo para usar cuando sea necesario, y si no existiera se habría inventado: casi todos los regímenes necesitan un «enemigo», para convencer al pueblo a que apoye a los dirigentes, sean cuales sean. Actualmente, el “Daesh” es lo que fue el “comunismo” durante el periodo de la Guerra Fría, especialmente durante el macartismo de la administración estadounidense contra los intelectuales en la década de 1950.

Así que brilla una vez más la espada del Daesh, tras un periodo de ausencia, para que el gobierno de Kazimi, al igual que los gobiernos que le precedieron, pueda anunciar el lanzamiento de operaciones contra los terroristas. La última, nombrada «Leones de la Isla», tuvo lugar en las mismas provincias donde cientos de miles de sus habitantes fueron desplazados a la fuerza y siguen viviendo hasta hoy en tiendas de campaña.

Un acuerdo de división —el dominio del aire para Estados Unidos, el terrestre para Irán—  beneficia a ambos

El portavoz oficial del comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, es decir Kazimi, no había concluido su declaración sobre la permanencia de las fuerzas estadounidenses en Iraq cuando los aviones de la Coalición ya lanzaron un ataque en el suroeste de la provincia de Nínive, una provincia donde el aire sobre las ruinas todavia está impregnado del olor de los cadáveres de las víctimas del bombardeo estadounidense.

Por lo tanto, el escenario político, una semana después de anunciarse el nuevo gobierno, ya no se limita al «conflicto» entre Estados Unidos e Irán, sino que ha visto sumarse el Daesh en una dimensión que requiere lanzar operaciones militares en el terreno y ataques aéreos. Se trata de un nuevo factor que puede fortalecer la presencia de los «contendientes» estadounidense e iraní, en lugar de permitir el restablecimiento de la soberanía iraquí, que es lo que Kazimi prometió en sus primeros discursos.

Permanecer con un acuerdo de división —el dominio del aire para Estados Unidos, el terrestre para Irán— es beneficioso para ambas partes, especialmente porque la estrategia militar de Estados Unidos ya no depende de mantener campamentos y tropas en tierra, sino de drones y operaciones especiales y todo tipo de avances tecnológicos. Además del poder blando, en sus aspectos culturales y educativos, ya que el acuerdo estratégico que se prevé revisar no se limita únicamente a los aspectos militares y de seguridad, un engaño muy difundido.

Probablemente el mayor cambio que se producirá gracias a la la reactivación del grupo armado es el alcance del éxito del régimen de corrupción política en la utilización del terror del Daesh para aplastar definitivamente el levantamiento de octubre, después de que fallaran todos los métodos represivos empleados, además del coronavirus.

Las señales del cambio en el discurso de Kazimi a los pocos días de su nombramiento indican que aquellos que acordaron nombrarlo, entre partidos, milicias y ocupantes, volverán a utilizar el lema de “la lucha contra el terrorismo” para reprimir a todas las voces independientes que exigen recuperar la patria que les quitaron. Pero el alcance de su éxito dependerá de si los revolucionarios regresan a las plazas, con el mismo poder, con la misma conciencia que los corruptos nunca lograron destruir.

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© Haifa Zangana | Primero publicado en Al Quds al Arabi · 18 Mayo 2020 | Traducción del árabe: Nabil Lounzo

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