Opinión

Respeta sus frágiles sentimientos

Sanaa El Aji El Hanafi
Sanaa El Aji El Hanafi
· 6 minutos

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Un amigo mío ha escrito un texto en Facebook que reúne inteligencia y humor. Dice, entre otras cosas: “Querido practicante que ayunas; si ver a alguien comiendo delante de ti hiere tus sentimientos, entonces tú debes dejar de caminar cada vez que te encuentres con una persona paralítica: con certeza verte va a herir sus sentimientos”.

Todos los años en esta época vuelve a Marruecos el debate sobre el artículo 222 del código penal, el que castiga con cárcel de entre uno y seis meses a quienes no ayunen. El texto legal dice: “Será castigado con prisión de uno a seis meses toda persona cuya adhesión a la religión islámica sea conocida y que rompa el ayuno de forma ostensible en un lugar público durante la jornada del ramadán, sin tener para ello motivo justificado”.

¿No es absurdo meter en la cárcel a gente por practicar o dejan de practicar un rito religioso? ¿Podríamos imaginar por ejemplo una ley que envíe a prisión a todo ciudadano marroquí que pida al banco un crédito para comprar una casa o un coche, con la justificación de que están cometiendo un pecado mortal? ¿Meteremos en la cárcel a todo aquel que no venere a sus padres, a todo ciudadano que no dé limosna, a toda ciudadana rica que no emprenda el peregrinaje a La Meca, pese a “disponer de medios” para ello?

¿Sólo se tambalea la fe durante ramadán y el resto del año permanece firme, ayunes o no?

Por otra parte, aquel ciudadano que asegura que ver a otra persona comiendo en su presencia vulnera sus sentidos religiosos ¿por qué no se molesta cuando reza y sus colegas no rezan? ¿O cuando va a la mezquita y alrededor de él sigue la gente en los cafés, en los coches, en el mercado?

¿Y por qué no le molesta en absoluto que delante de él coma un extranjero, pero sí le estorba que coma un marroquí? El asunto, obviamente, no tiene nada que ver con observar a una persona comiendo sino con el deseo de controlar la actitud de quienes se supone que son musulmanes. ¿Y no hemos pensado en los millones de musulmanes que viven en Europa y América y que ven a lo largo de todo el día en ramadán a sus colegas y vecinos comiendo, bebiendo y fumando y haciendo vida normal? ¿Por qué no se le tambalean las convicciones al musulmán marroquí en Bélgica o España y sí se le tambalean en Rabat, Berkane o Marrakech? ¿Por qué únicamente hiere los sentimientos religiosos un compatriota? ¿Por qué tampoco se molestan los musulmanes que ayunan fuera del ramadán (para recuperar los días que no ayunaron durante el mes o para hacer méritos ante Dios), cuando ven a la gente comiendo a su alrededor? ¿Sólo se tambalea la fe durante ramadán y el resto del año permanece firme, ayunes o no?

Como si la ley marroquí castigara a todos los marroquíes judíos que no celebrasen el Yom Kippur…

Si alguien responde que tiene compañeros de trabajo extranjeros que no comen y no fuman en su presencia durante ramadán por respeto a sus sentimientos, pues eso es un detalle bonito de su parte… pero lo que ignoran quienes hacen este comentario es que hay una enorme diferencia entre quien actúa únicamente porque su propia voluntad (al igual que un musulmán le felicita la fiesta religiosa propia a un colega o amigo cristiano o judío o le acompaña en la celebración o comida correspondiente a esa fiesta) o que se le obligue a hacerlo por ley. Como si las leyes occidentales obligaran a todos los cristianos, bajo amenaza de cárcel, a celebrar la Navidad o como si la ley marroquí castigara a todos los marroquíes judíos que no celebrasen el Yom Kippur…

Todo eso es absurdo. No podemos imponer la práctica religiosa por ley. Una práctica religiosa que no nace de una convicción verdadera y una elección auténtica no tiene validez alguna. ¿Qué valor simbólico tiene rezar o ayunar si se hace únicamente por obligación, sin libertad de elección frente a la ley y la sociedad?

Tenemos que madurar un poco para aceptar que el Estado no tiene derecho a imponer las prácticas religiosas a las personas, sino que su obligación es ofrecerles la libertad de hacerlo y, al mismo tiempo, darles la opción de no practicar los ritos, si prefieren no hacerlo.

La sociedad se ha dado cuenta de que existen marroquíes que no ayunan en ramadán

Sin embargo, el cambio está en camino, pese a toda la coerción de los extremistas y las dudas de los moderados. Hace algunos años, quienes exigían el derecho a no ayunar eran una minoría que afrontaba mucha violencia. Hoy, sus demandas no se han hecho realidad, pero lo cierto es que la sociedad, con el paso del tiempo y la multiplicación de los debates, se ha dado cuenta de que existe un sector de marroquíes que no ayunan en ramadán, por mucho que se burlen de ellos… Y mañana se aceptará (por mucho que sea a regañadientes) que existen como parte de la sociedad. Todo gran cambio social en la Historia ha necesitado tiempo y ha sufrido el rechazo de la mayoría.

En Marruecos, este cambio necesita más tiempo, frente al declive de las fuerzas políticas comprometidas con la modernidad, que son las que deben reformar, políticamente y legislativamente, esta ley.

Pero la observación atenta y objetiva de los cambios sociales y los debates anuncia un cambio profundo que avanza sin prisa pero sin pausa.

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© Sanaa El Aji | Primero publicado en Al Hurra ·  15 Abril 2021 | Traducción del árabe: Ilya U. Topper

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