Opinión

Otra vez un ramadán raro

Soumaya Naamane Guessous
Soumaya Naamane Guessous
· 6 minutos

opinion

Casablanca | Abril 2021

 

El Ramadán es muy particular en Marruecos: espiritual y con gran actividad nocturna. El año pasado nos vimos privados de las alegrías del mes de ayuno, al margen ya de los ch·hiwats, los caprichos que nos atormentan durante todo el día como si fueran un lawham (antojo de mujer embarazada). No obstante, por la noche, lo compensamos con creces.

Marruecos es el país de la abundancia de los productos alimenticios de una tierra generosa, rica, variada y provista de un sol que les da a las frutas y verduras un sabor único. Hasta el plato más simple está sabroso. Como el tayín de albannaya (albañiles), que puedes ver a los obreros cocinando a fuego lento al pasar por una obra. El olor te hace la boca agua. Sin embargo, normalmente ni siquiera lleva carne, solo verdura y condimentos. Si a esto se le añade un conocimiento culinario ancestral, se obtiene una población cuya principal fuente de felicidad es disfrutar de la buena comida.

Cuando se rompe el ayuno, las mesas están repletas, porque claro, como se suele decir, comemos por los ojos. Los más necesitados recurren a las especialidades marroquíes. Cuanto más medios se tiene, más internacional es la mesa. Los rituales hacen que este mes sea agradable… ¡Pero solo a partir del atardecer!

No obstante, vamos a pasar un segundo Ramadán algo particular… ¡Cero gracia!

«Normalmente, los hombres salen hasta la cena, pero ahora, todo el mundo está de los nervios y agresivo»

Cuando se anunció el toque de queda, hubo lamentaciones, decepción y enfado. Una decisión difícil de tomar dadas las repercusiones desastrosas en la economía, pero muy prudente.

Así que estamos encerrados por la noche. Sin embargo, la actividad nocturna durante este mes es intensa. Los marroquíes ocupan los espacios públicos en masa para rezar y disfrutar en familia y con los amigos.

El Ramadán es compartir silat arrahim (reconectar con los seres queridos), una buena acción. ¡Imposible esta vez!

Algunos están satisfechos con esta decisión, conscientes de la amenaza de una tercera ola. Rachid: «Buena decisión. Recordad el daño provocado por los desplazamientos de la población por el Eid al Adha». Las madres se ven desbordadas por los preparativos: iftar, cena, sahur y picoteo entre las comidas. Sabah: «Es un mes en el que nos pasamos de presupuesto: comemos y recibimos a muchos invitados. El trabajo en la cocina es interminable. Alá, este año tendré paz». Las mujeres cuyos maridos son aficionados a los juegos de cartas están encantadas este año: «Gritan, beben y comen. No paro de servirles sus caprichos». Algunos padres dicen: «Nuestros hijos se quedarán con nosotros en lugar de desaparecer hasta el amanecer».

Sin embargo, muchos están enfadados: «¿El virus solo circula por la noche?». No, pero por la noche las ciudades y los pueblos están abarrotados de nuestros conciudadanos para los que hay una relajación de las medidas de protección. Además de que fuera del Ramadán, muchos cafés y restaurantes ignoran estas medidas. El cierre de las mezquitas causa una gran decepción. Un padre comenta: «El ambiente alrededor de la mesa es triste sin los familiares». Por lo general, los hombres y las mujeres vuelven a su vestimenta tradicional. Aziza: «Es frustrante no llevar nuestras bonitas chilabas y caftanes. Echo de menos ese lado festivo».

«Un mes sin ver a la novia, sin ligar, sin tocar a una mujer. ¡Nos vamos a volver locos!»

Otra frustración: quedarse en casa. Además del aburrimiento y los conflictos cuando una familia numerosa vive en un espacio reducido. Leila: «El año pasado era insoportable: los gritos de los niños, las discusiones por la televisión, el padre furioso porque le molestaban mientras rezaba, la abuela que quería dormir… Normalmente, los hombres salen hasta la cena y las mujeres, después del trabajo en la cocina, salimos a pasear, a visitar a la familia… Pero ahora, todo el mundo está de los nervios y agresivo».

Los más frustrados son los solteros.

Las chicas jóvenes, a diferencia de los demás meses, pueden salir por la noche en Ramadán. Ahora, ya no. En cuanto a los chicos jóvenes, dicen que son los más afectados por el toque de queda. Primero, porque tienen la costumbre de estar en los espacios públicos por la noche. Y segundo, porque durante el día no pueden relacionarse con chicas ni tener relaciones íntimas. Jade: «¡Awili! Un mes sin ver a la novia, sin ligar, sin tocar a una mujer. ¡Nos vamos a volver locos!». Así es, las parejas se ven perjudicadas y privadas de su intimidad. Simo: «Menos mal que existe internet, aunque no compense las carencias». Unas carencias que desarrollan una gran dinámica en la red: el ligoteo y la pornografía.

En tiempos normales, los marroquíes pasan, de media, cerca de 8 horas frente a la televisión todos los días. En este Ramadán, es probable que la cifra se duplique. ¡Esperemos que nuestra producción nacional esté a la altura y no sea una vergüenza!

Estamos mejor que el año pasado: por lo menos no estamos confinados durante el día

Este Ramadán se prevé triste, pero podemos arreglarlo dejando de refunfuñar, buscando fuentes de placer, actividades contra el aburrimiento, innovando y optimizando el tiempo: deportes, juegos de mesa… En lugar de aislarnos cada uno inmerso en su móvil. Internet nos ofrece la posibilidad de reunirnos, gratis, a distancia. Samira: «El primer día de Ramadán, tomamos el iftar con nuestra hija, que está en Francia, y mi hermano, en Canadá. No sentimos la felicidad de estar juntos físicamente, pero fue agradable y eso evita que comamos solos sin nuestros familiares». ¿Por qué no?

En fin, no olvidemos que estamos mucho mejor que el año pasado, ya que por lo menos no estamos confinados durante el día.

Nuestro papel como ciudadanos es aceptar sacrificios para solidarizarnos con todos los que se han movilizado sin descanso desde el inicio de la pandemia. El papel del creyente es trabajar por el interés colectivo. De este modo, podemos prepararnos para un Ramadán 1442 sano y sereno. Feliz Ramadán y mucha sbeeeeer (paciencia). Todo irá bien, inshalá.

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© Soumaya Naamane Guessous | Primero publicado en 360.ma · 16 Abril 2021 | Traducción del francés: Rebeca Martínez 

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