Los idiomas germánicos se hablan sobre todo el el norte de Europa. Su presencia al sur de las Alpes se reduce a algunas zonas de Rumanía, Israel y la posición cada vez más importante del inglés, sobre todo en el Mediterráneo Oriental. Forman parte de la familia indoeuropea y se suelen dividir en dos grandes grupos, bastante distintos: las germánicas septentrionales —al que pertenece el conjunto de hablas escandinavas, desde Suecia a Dinamarca e Islandia, todas muy similares entre ellas— y las occidentales, que agrupan las diferentes variedades del alemán y el holandés.
Un puesto aparte ocupa el inglés , que combina una estructura germánica con un vocabulario que en su mayor parte se deriva de idiomas románicos y sólo en una pequeña parte — eso sí, la más usada— proviene del germánico occidental. Desde la expansión del imperio británico a inicios del siglo XX, el inglés ha alcanzado gran importancia en el Mediterráneo Occidental como lingua franca .
Aunque ningún idioma germánico figura como lengua oficial en el ámbito mediterráneo —exceptuando el inglés, cooficial en Malta y en Sudán —, sí hay minorías en la región: aparte de las comunidades de habla alemana de Rumanía, un importante sector de la población de Israel habla yídish , una variante del Alto Alemán del siglo XV, conservado en las comunidades judías de Europa Oriental.