movimientos islamistas


Cartel de Hizbulá en Baalbek, Líbano (2005) | © I. U. T. / M'Sur
Cartel de Hizbulá en Baalbek, Líbano (2005) | © I. U. T. / M’Sur

La utilización del islam como fundamento político en el sentido moderno fue predicado por primera vez por el reformador de origen persa Gamaluddín Afghani a partir de 1871 en El Cairo. A partir de los años treinta del siglo XX, la idea fue recuperada y extendida por los Hermanos Musulmanes, partidarios de crear una sociedad basada en el islam para oponerse en bloque al colonialismo europeo.

Durante décadas, sin embargo, las ideas nacionalistas fueron abanderadas por partidos laicos como el baazismo y movimientos similares. Sólo en 1979, la revolución islámica de Irán, lanzada por Ruholá Jomeini, dio nuevas alas a la idea religiosa, junto a la bancarrota moral de los partidos tradicionales, incapaces de cumplir sus promesas de progreso.

A finales de los años ochenta, el fundamentalismo gana fuerza en casi todos los países de mayoría musulmana —sin diferenciar entre chiíes y suníes— y propone elevar el texto del Corán a rango de Constitución, una ideología que se define como islamismo.

No todos los partidos islamistas piden la introducción de la sharia o ley coránica en todos los ámbitos legislativos, al menos no de inmediato. Eso sí, a menudo mantienen un discurso doble: uno moderado frente a la prensa y otro más tajante en sus mítines internos.

El ala femenina de los movimientos islamistas suele adoptar el hiyab (pañuelo islamista) como símbolo visible de su adscripción política. Entre los hombres, la seña equivalente es el uso de la barba, aunque es menos extendida y se da sobre todo entre los grupos más integristas, mientras que los políticos islamistas moderados renuncian a este símbolo. Aún así, en el Magreb, todos los fundamentalistas se suelen describir despectivamente con el mote de ‘barbudos’.

En algunos países, los partidos islamistas cumplen el papel que ocupan los democristianos en las sociedades europeas. En otros son ilegales o perseguidos. Aun así, la inmensa mayoría no aboga por la rebelión armada como método de imponer su ideología, exceptuando las situaciones de ocupación militar como Iraq, Palestina o el Cáucaso, en cuyo caso se mezclan las reivindicaciones nacionalistas con las religiosas. Una excepción es la insurrección de 1982 en Siria y la guerra civil desencadenada tras el golpe de Estado militar de 1991 en Argelia. En algunos casos, grupúsculos escindidos de los grandes movimientos han cometido atentados o insurrecciones armadas, como ocurrió con los Hermanos Musulmanes de Egipto en 1981.

Las células de terror integrados en la ‘nebulosa de Al Qaeda’ no tenían inicialmente relación con los movimientos islamistas. Su discurso se basa en una vaga reivindicación «antiimperialista» o «antioccidental» sin fundamentos religiosos y sin objetivos políticos identificables; todas las instancias teológicas musulmanas los consideraban contrarios al islam.

Esta situación fue cambiando con la guerra de Libia, en la que los combatientes de células de Al Qaeda recibieron apoyo militar de la OTAN y se convirtieron en la punta de lanza de los rebeldes que derrocaron a Gadafi. Acto seguido se trasladaron a Siria, donde también encabezan la lucha contra el régimen de Asad, gracias al respaldo financiero y armamentístico de Arabia Saudí, Kuwait, Qatar y Estados Unidos.

Partidos y Movimientos

Esta lista describe los partidos y movimientos islamistas más importantes del ámbito mediterráneo. Ninguno de ellos aboga actualmente por la via armada para imponer su ideología, aunque dos —Hamás y Hizbulá— se mantienen armados dado que funcionan como milicia en la guerra que les enfrenta a Israel.

Albania | No constan partidos o movimientos islamistas.
Arabia Saudí | No existen partidos ni Parlamento.
Argelia | El Frente Islámico de Salvación (FIS), fundado en 1989, recurrió a las armas tras el golpe de Estado de 1991; la guerra civil se agotó a finales de los años noventa. Su heredero Wafa no fue legalizado y se disolvió en 2000. Hoy, el islamismo se agrupa en la la ‘Alianza Verde’, compuesta por el Movimiento de la Sociedad por la Paz (MSP, también conocida por sus siglas en árabe, ‘Hamas’), que fue parte de la coalición gubernamental hasta 2012, Ennahda e Islah. Pese a que el islamismo no salió vencedor de la guerra civil, hoy el gobierno actúa según un ideario islamista severo.
Azerbaiyán |  No constan partidos o movimientos islamistas.
Bahréin | El mayor partido del reino, situado en la oposición, es Wefaq, islamista chií. Le siguen en representación Asalah, islamista radical suní, y Menbar, islamista suní cercano a los Hermanos Musulmanes.
Bosnia-Herzegovina | El Partido de Acción Democrática (SDA), fundado en 1990, se presenta como meramente conservador, aunque su fundador y dirigente hasta 2001, Alija Izetbegoviç, defendía posturas del islam radical en su juventud.
Egipto | El histórico movimiento de los Hermanos Musulmanes, fundado en 1928, fue la mayor fuerza de la oposición durante la dictadura de Hosni Mubarak. La organización controla gran parte de los sindicatos y los colegios profesionales. Tras la caída del dictador, el partido asociado a los Hermanos, Libertad y Justicia, se hizo con 230 de los 508 escaños del Parlamento. Un nuevo partido islamista, Nour, de ideario estrictamente wahabí, fue la segunda fuerza. Tras el golpe de Estado del general Abelfatah Sisi en julio de 2013, la organización de los Hermanos Musulmanes fue prohibido y cientos de sus integrantes condenados a muerte.
Emiratos Árabes Unidos | No existen partidos ni Parlamento. La federación, compuesta por siete dinastías que todas aplican políticas islamistas fundamentalistas, reprime las actividades de los Hermanos Musulmanes.
Irán | La Revolución Islámica de Ruholá Jomeini en 1979 instauró una teocracia chií, en la que la decisión última sobre los asuntos públicos recae en el Máximo Líder espiritual, actualmente Alí Jamenéi. Todos los partidos deben ser islamistas por definición.
Iraq | La invasión estadounidense de 2003 hizo surgir numerosas milicias fundamentalistas. Dado el inicial reparto de escaños según adscripción religiosa, apenas se formaron partidos laicos. Destacan el partido Dawa (Misión) del primer ministro Nouri Maliki, el Consejo Supremo Islámico de Iraq (SCIRI) y el movimiento del joven clérigo Muqtada Sadr, entre otros. Normalmente concurren a las elecciones bajo forma de alianzas diversas.
Jordania | La rama jordana de los Hermanos Musulmanes participa desde los años cincuenta en el Parlamento y forma el único partido, el Frente de Acción Islámica, en un paisaje dominado por diputados sin partido. Obtuvo el 15% de los votos en 2003, retrocedió al 6% en 2007 y boicoteó las elecciones de 2013.
Kuwait | El partido islamista suní Hadas tiene 3 diputados en el Parlamento, de 50 escaños, y el partido chií Alianza Nacional Islámica, dos.
Líbano |  El partido  Hizbulá (o Hezbolá, Hizbullah), fundado a inicios de los ochenta durante la guerra civil, representa sobre todo a la población chií. Mantiene un 10% de los escaños en el Parlamento, en el que forma parte de la coalición gubernamental, la Alianza 8 de Marzo. Aboga por un modelo social islamista moderado. Su milicia es la única que no fue desarmada tras los acuerdos de paz. Durante dos décadas hostigó la ocupación israelí del sur de Líbano y mantiene el conflicto fronterizo tras la retirada —asegura que incompleta— de Israel en 2001. Rechaza el terrorismo.
Libia | Tras décadas de un islamismo modelado según la interpretación personal de Muammar Gaddafi, la guerra civil ha dado lugar a la aparición de grupos de ideario extremista, aunque todavía no existe un panorama claro de partidos.
Mali | No constan partidos islamistas. Tras la guerra civil de 2012, encabezada por el movimiento tuareg MNLA, la milicia islamista radical Ansar Din, de ideario wahabí, se hizo fuerte en gran parte de la mitad norte del país.
Marruecos | El Partido Justicia y Desarrollo (PJD), fundado en 1998, es el único gran partido islamista legal. Es la mayor fuerza política del país, desde su victoria electoral en noviembre de 2011. Se presenta como moderado y fiel a la monarquía y aunque fue considerado »indeseable’ durante años, ha formado coalición con varios otros partidos clásicos. El movimiento Justicia y Caridad (Al Adl wal Ihsan) atrae un número de simpatizantes mayor pero difícil de medir: es ilegal, aunque ampliamente tolerado. Rechaza la monarquía parlamentaria, aboga por una república islámica y discute el rol del rey como máxima autoridad religiosa. Su fundador, Abdesalam Yasin, muerto en 2012, mantenía un discurso con tintes místicos. Su hija Nadia Yasin, portavoz semioficial del movimiento, se ha declarada contraria al wahabismo.
Mauritania | El partido Tewassoul, fundado en 2007 y cercano al ideario de los Hermanos Musulmanes, es desde 2012 la segunda fuerza del Parlamento, aunque con gran distancia. Además existe el movimiento misionero extraparlamentario Dawa wa Tabligh.
Omán | No existen partidos. La dinastía respalda un islam jareyí  relativamente moderado.
Palestina | Fundado en 1987, Hamás, rama palestina de los Hermanos Musulmanes, ha ido desplazando a los partidos nacionalistas e izquierdistas. En 2006 ganó las elecciones palestinas pero fue boicoteado por la comunidad internacional. Se impuso en la Franja de Gaza, que domina desde el inicio del siglo XXI, y mantiene una dura rivalidad, que a veces deriva en enfrentamiento, con la Autoridad Palestina en Cisjordania.
Qatar | No existen partidos. La dinastía es islamista y respalda a los Hermanos Musulmanes.
Sáhara | Las normas del Frente Polisario, de aplicación en los campamentos de refugiados en Argelia, declaran el islam religión oficial. Aunque la sharia es la base de las normas referidas a la familia, la interpretación no es rigurosa, pero tampoco se han hecho intentos de modernizar la legislación.
Siria | Los movimientos islamistas estaban estrictamente prohibidos durante décadas. Una insurrección armada de los Hermanos Musulmanes en 1982 en la ciudad de Hama fue suprimida a través de un bombardeo y terminó en baño de sangre. La guerra civil siria ha dado nuevo protagonismo político a los Hermanos, dominantes en la Coalición Nacional Siria, que representa a la oposición exiliada, mientras que en el frente, casi todos los grupos rebeldes han virado hacia un islamismo radical, al menos de fachada, para recibir financiación de Arabia Saudí, Qatar y Kuwait.
Sudán | El Frente Islámico Nacional, fundado por el jurista y predicador islamista Hassan Turabi en 1960, empezó a tener gran influencia en 1979. A partir de 1983, el gobierno sudanés impuso una legislación rigurosa basada en la charia. Tras el golpe de Omar Bashir, aliado de Turabi, en 1989, el caracter islamista del régimen se ha mantenido, aunque perdiendo fuelle. El partido gubernamental es hoy el Congreso Nacional, escindido del Frente en 1998.
Túnez | El movimiento islamista fue estrictamente prohibido durante la época de Zine el Abidine Ben Ali, con el partido Ennahda  funcionando en el exilio. Tras la caída del dictador, en enero de 2011, el partido se estableció en Túnez y ganó las elecciones por un amplio margen.
Turquía | El partido Justicia y Desarrollo (AKP) accedió al poder en 2002 y desde entonces, pese a presentarse como «conservador» y cercano a los planteamientos democristianos, ha impulsado la islamización de la sociedad. El Partido Saadet (Felicidad) más fundamentalista, apenas supera el 1% de los votos. Ambos surgen del ámbito del movimiento islamista Milli Görüs (Visión Nacional),  fundado en 1972 por Necmettin Erbakan. Hasta 2013, el AKP recibió el respaldo de un movimiento conocido como Cemaat (comunidad) o Hizmet (servicio), dirigido por el predicador islamista Fethullah Gülen, exiliado en Estados Unidos.
Yemen | El partido islamista Islah, que ganó un 22% de los votos en 2003, forma parte de la coalición gubernamental desde 2011. Aunque no se define como islamista, el ideario del gubernamental Congreso General del Pueblo, también respalda un ideario religioso fundamentalista.
Yibuti | No constan partidos islamistas.
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Hermanos Musulmanes

Protesta del Frente de la Acción Islámica, rama jordana de los Hermanos (2011) | © Daniel Iriarte / M'Sur
Protesta del Frente de la Acción Islámica, rama jordana de los Hermanos (2011) | © Daniel Iriarte / M’Sur

Los Hermanos Musulmanes –al-Ijwán al-muslimin, en árabe – forman el primer movimiento islámico socio-político moderno y son hasta hoy referencia y modelo para prácticamente todos los partidos islamistas. La organización fue fundada por el profesor Hassan Banna en 1928 en Egipto con el objetivo de oponer una forma de vida espiritual autóctona a las influencias del colonialismo europeo. Realizaba sobre todo obras sociales y caritativas, lo que le dio gran prestigio entre la población y una fama de rectitud que conserva hasta hoy. Ya desde 1932 contaba con una sección femenina, formada en gran parte por las familiares de los «hermanos».

La organización fue prohibida en 1954 tras un atentado fallido contra Gamal Abdel Nasser, dirigente de Egipto de 1952 a 1970 y portavoz de una reforma laica de los pueblos árabes. Varios líderes del grupo fueron ejecutados o asesinados y muchos militantes pasaron por la cárcel; el ideólogo del movimiento, Sayed Qutb, que tras una estancia en Estados Unidos abogaba por métodos revolucionarios para establecer una sociedad bajo ley islámica, fue ahorcado en 1966. A partir de 1970, el presidente egipcio Anwar Sadat abrió de nuevo el espacio público a este movimiento, con la intención de que neutralizara a la oposición nasserista e izquierdista.

La firma de la paz con Israel en 1979 hizo surgir algunos grupos islamistas violentos en Egipto, pero los Hermanos se distanciaron de este rumbo. El asesinato de Sadat en 1981 fue obra de un grupo escindido de los Hermanos Musulmanes.

Desde 1984, muchos ‘herman0s’ participaban en el Parlamento egipcio y la organización controlaba gran parte de los sindicatos y los colegios profesionales. Su discurso, inicialmente fundamentalista —exigía la instauración de la sharia como única ley— se ha ido moderando y hoy acepta, al menos formalmente, la separación de política y religión, la igualdad de sexos y el concepto de la democracia parlamentaria.

Aunque los Hermanos no estuvieron en el origen de la Revolución de Tahrir, se alinearon pronto con el movimiento y en las elecciones de 2012, su candidato, Mohamed Morsy, obtuvo el cargo de presidente. Tras un año de una política netamente islamista, el general Abdelfatah Sisi derrocó a Morsy, prohibió el movimiento e hizo condenar a cientos de sus miembros a la pena capital.

Aunque el feudo de los Hermanos Musulmanes es Egipto, el movimiento está presente en todo el mundo musulmán a través de ramas nacionales. En Jordania forma el partido de oposición más importante; la rama palestina dio origen a Hamás, que ganó las elecciones en 2006 y domina la Franja de Gaza, y numerosos partidos islamistas se inspiran en sus principios. [/box]