Reportaje

El puente que divide Venecia

María José Ramírez
María José Ramírez
· 8 minutos
El 'Puente Calatrava' en Venecia (2010) |   ©  M. J. Ramírez
El ‘Puente Calatrava’ en Venecia (2010) | © M. J. Ramírez

¿Dónde acaba la estética y empieza la funcionalidad? Ésta es la principal pregunta a la que intentan buscar respuesta los miembros de la Associazione Culturale Itinerari Veneziani (Asociación Cultural Itinerarios Venecianos). Fundada en mayo de 2009, esta organización la forman más de 300 personas entre residentes, comerciantes, artesanos, hosteleros y restauradores. Su objetivo hasta el momento ha sido el de verificar el flujo turístico que se ha producido después de la apertura del puente de Calatrava, el llamado Ponte della Costituzione.

Monica Perissinoto, presidenta de la asociación, explica que los pequeños comercios situados en tres de los sestieri (barrios) venecianos ubicados a un lado del puente —los de la zona oeste de la ciudad, Santa Croce, Dorsoduro y San Polo— “se están viendo seriamente perjudicados a raíz de la construcción del puente”.

El Ponte della Costituzione une Piazzale Roma —la única zona transitable para vehículos de Venecia— con la estación de tren, por lo que los turistas que llegan a la ciudad en autobús, taxi o coche, impactados ante el puente del arquitecto español, se deciden inmediatamente a cruzarlo. De esta forma, pasan a conocer la parte este de Venecia, compuesta por los barrios de Cannaregio, Castello y San Marco, desechando la posibilidad de pasear por las calli (calles) e campi (plazas) de los barrios de la zona opuesta.

“Hemos tenido una bajada de afluencia de personas y de ventas hasta del 70 por ciento”

Desde la asociación, pretenden “revitalizar antes que nada nuestros barrios, indicar los posibles itinerarios que existen y además toda la belleza artística que esconde Venecia; las iglesias, museos, exposiciones y escuelas en la zona de Santa Croce, Dorsoduro y San Polo”. Sin embargo, no sólo centran su atención en estos tres barrios, sino que contemplan la posibilidad de ampliar la asociación a la zona de Campo Santa Margherita y de la Accademia, “y a las personas del otro lado del puente, que también se encontrarán mal cuando se asuman los proyectos definitivos que esta ciudad quiere llevar a cabo”.

Desequilibrio económico

“Hemos tenido un decrecimiento de afluencia de personas y también de venta que va del 30 al 70 por ciento”, continúa Perissinoto, “y ahora estamos en negociaciones con el Ayuntamiento, que en ciertos momentos se ha mostrado un óptimo interlocutor y en otros en cambio se ha mantenido totalmente cerrado”.

Para el Ayuntamiento la solución es bien fácil: dará a la asociación carteles para indicar a los turistas que también pueden conocer, ya sea caminando o en vaporetto (barcos que sirven de medio de transporte en Venecia) la zona oeste de la ciudad, los barrios que componen el rostro de esa particular figura de pez que forma el plano geográfico de Venecia.

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¿Es suficiente? Parece que no porque el próximo mes de octubre se pondrá en marcha un proyecto para cambiar la disposición de Piazzale Roma, algo que según Monica Perissinoto “seguirá perjudicándonos a los comerciantes de esta zona”. “Con la nueva disposición se creará un sentido único, teniendo como pieza fundamental el puente, de manera que las personas tomen siempre la misma ruta: crucen el puente y se dirijan a la zona de Cannaregio, Castello y San Marco”, comenta la presidenta.

Se trata de unos trabajos que requieren una inversión inicial de unos 400 mil euros, a los que se sumarán más tarde otros miles hasta completar el proyecto general de restauración de Piazzale Roma.

Reconocen que el puente es bonito, pero denuncian que todavía les está costando a los venecianos

“Nosotros le hemos dicho al Ayuntamiento que en ese caso nos vamos, que nos paguen los últimos tres años de alquiler de nuestros locales, que le den la liquidación a nuestros trabajadores, y cerramos; vivimos de la renta, qué importa”, replica ante esta medida Perissinoto.

Dicho proyecto cobra aún más relevancia si se tiene en cuenta que está prevista la construcción de dos grandes centros comerciales al otro lado del Ponte della Costituzione. “Hay grupos industriales que quieren explotar la ciudad para cambiarla, empobreciéndola, porque no me parece que se estén haciendo inversiones que generen riqueza. Normalmente vienen, explotan la ciudad, destruyen los presupuestos, el tejido social antes que nada, y después a ganar dinero”, sentencia la presidenta de la asociación.

“El puente no sólo nos perjudica a nosotros”, asegura, “sino que hace mal a toda la ciudad, porque tanto los residentes, comerciantes, hosteleros y restauradores involucrados en esta nueva ruta se verán afectados cuando se abran los centros comerciales porque sufrirán un gran parón económico”.

Monica Perissinoto reconoce que el puente es bonito, que es una gran obra de arte, pero que todavía les está costando a los venecianos. Y no sólo porque las obras no se han terminado —ahora se está habilitando el puente para las personas en silla de ruedas—, sino porque son frecuentes los gastos de mantenimiento de la estructura. Un clásico ya de cada día en el periódico de la ciudad, Il Gazzettino, son las noticias de caídas de turistas y residentes que tropiezan con sus escalones.

El Ayuntamiento no parece darse cuenta de este desequilibrio económico que sufre la ciudad

Tanto es así que muchos han empezado a llamarlo el ponte dei cadutti (puente de los caídos). “Y ya puedes imaginarte lo que ocurre cuando en invierno se cubre de hielo un puente que en su mayoría está hecho de cristal”, apunta Perissinoto.

“Hemos querido hacer este puente, lo hemos hecho y nos gusta, pero es que no acaba ahí el tema porque lo estamos pagando todavía, a través de los impuestos. Todos los que vivimos en esta ciudad pagamos los impuestos y para hacerlo tenemos que reunir las condiciones óptimas. Y ¿cómo se pagan las tasas? Pues trabajando, y eso es justo lo que nosotros pedimos; no pedimos dinero ni nada extraño, sino solamente poder trabajar, que nos proporcionen las condiciones necesarias para desempeñar nuestras tareas”, apunta.

Venecia, en venta

El Ayuntamiento parece no estar dándose cuenta de este desequilibrio económico que sufre la ciudad y sigue llevando a cabo sus proyectos. El último ha sido una transacción mediante la cual permitirá a un grupo industrial poner en cada parada de vaporetto distribuidores automáticos de café, refrescos y paninis. “Este grupo industrial ha dado dinero al Ayuntamiento, ellos lo han aceptado y a cambio le da la posibilidad de poner estos distribuidores, lo que significará la muerte de muchísimos bares venecianos”, dice Perissinoto. “Esta ciudad está en venta en realidad, basta tener un poco de dinero, se puede comprar».

Llegados a este punto, la Asociación Cultural Itinerarios Venecianos está buscando patrocinadores mundiales que puedan sostener económicamente los barrios más afectados por dichas medidas. Es su particular reclamo: “Que patrocinadores de todo el mundo se interesen en los barrios de una ciudad que quizás amen más los extranjeros que los propios venecianos”, sentencia la presidenta de la asociación.

Para contrarrestar esta situación, los miembros de este organismo se han propuesto revitalizar sus barrios (Santa Croce, Dorsoduro y San Polo) y ya han comenzado a preparar un programa de actividades culturales para despertar el interés, por un lado, del residente que debe desplazarse hasta esa parte de la ciudad para disfrutar de ellas, y por otro, del turista que descubrirá todo un abanico de interesantes actividades culturales.  Se trata, obviamente, de un programa cultural pagado completamente por los miembros de la asociación, al que el Ayuntamiento aporta tan sólo su patrocinio moral.

Tienen la agenda llena hasta Navidad: una exhibición de tango argentino, un espectáculo de teatro itinerante en varias plazas, conciertos de primavera, un desfile de moda con ropa, joyas, zapatos y accesorios, etc. También se organizarán sesiones de cine fórum con profesores que expliquen a los residentes venecianos cómo se formó la laguna y que les enseñen qué lugares bonitos esconde la ciudad, «de manera que cada uno de nosotros, en su justa medida, pueda ofrecer su conocimiento a los turistas, a quien está de paso, a los que te hacen preguntas sobre Venecia, porque es importante conocer, porque queremos un turismo de calidad. No nos importan nada las personas que vienen a comer pizza y pasta y vuelven a sus casas, sino aquellas que amen esta ciudad de verdad. Y sabemos que es la gente extranjera la que realmente ama esta ciudad, por eso necesitaríamos patrocinadores que nos ayuden a organizar este tipo de actividades”, concluye Monica Perissinoto.

Ante la cuestionada utilidad del Ponte della Costituzione, el desajuste económico que está provocando y las diversas medidas que está llevando a cabo el Ayuntamiento para buscar un enriquecimiento fraccionado de la ciudad, la Associazione Culturale Itinerari Veneziani responde con un programa cultural que potencie el turismo de calidad que debería tener toda urbe. Una vez más, la cultura se impone como el salvavidas perfecto para que a Venecia no la hunda ni el fenómeno del acqua alta ni sus pretensiones de crecimiento económico.