¡A las urnas, ciudadanas!
Aïcha Zaïmi Sakhri
¿Qué es el bien común? A menudo se le equipara al interés general. Pero no se limita a este concepto. El bien común afecta tanto al ser como al tener. Es decir a lo que somos, a nuestras libertades, nuestros derechos, nuestro bienestar y lo que nos pertenece a todos: la luz, las calles, el agua potable…
Las elecciones locales representan la aplicación directa del bien común. Se trata de un pacto social en nuestros municipios, articulado en torno a una redistribución equitativa de los recursos con el fin de mejorar la vida en el espacio público.
Este bien común es más que valioso en una democracia en construcción, ya que, bien administrado, garantiza el orden social, la seguridad, el acceso a la sanidad, la justicia, el respeto por los bienes inmuebles y por el patrimonio, el respeto por el medio ambiente, la ciudadanía, la responsabilidad social de las empresas, la apuesta por la vida cultural, la solidaridad, etc. En resumidas cuentas: garantiza aquello de “vivir juntos”.
Votar por el bien común es implicarse en esta democracia en transición que atraviesa Marruecos
En este sentido, las elecciones locales que tendrán lugar el 4 de septiembre son las que más afectan a nuestra vida cotidiana, por varias razones. Votar por el bien común es implicarse en esta democracia en transición que atraviesa Marruecos. Cualquier democracia se ve reflejada en una papeleta, pero igualmente en unos valores.
Si votar es un derecho, también es una obligación para defender este “vivir juntos” que buscamos y defendemos en nuestra concepción de un Marruecos moderno, plural y, por lo tanto, tolerante. Pero, ¿a quién votar? ¿Por qué votar, en realidad?
Sí, comprendemos las razones de la desafección política de los jóvenes y no tan jóvenes. Sobre todo cuando el momento de estas elecciones – ¡qué gran idea, un 4 de septiembre, mientras todo el mundo está inmerso en la vuelta de las vacaciones!–, la balcanización de los partidos políticos y la diferencia de medios para la comunicación política de estos hacen que los ciudadanos se sientan desprovistos de una información clara sobre su propia circunscripción. Hasta este momento, ningún candidato ha llamado a mi puerta para presentarme su programa, y no encuentro ninguna información en internet. Hará falta voluntad para votar ese día.
Dos bandos se enfrentan: los progresistas y los oscurantistas que amenazan el “vivir juntos”
A falta de una visión clara del panorama político, mi recomendación es la de votar por aquella o aquel que, sin ir más lejos, vacíe tus contenedores, cada día, garantizando así la limpieza de tus calles y tus playas. Dicho de otra manera: el o la candidata que se comprometa a realizar un verdadero trabajo de proximidad, de organización y de calidad de vida. Un candidato/a cuyas acciones justifiquen nuestros impuestos. ¡Poco importa el color de su partido!
Pero no nos equivoquemos: detrás de esta necesidad de proximidad que, en el mejor de los casos, organizará nuestro “vivir juntos”, son dos los bandos que se enfrentan: los progresistas y los oscurantistas. Estos últimos amenazan el “vivir juntos” dividiendo deliberadamente a la sociedad en torno a las costumbres, principalmente, pero también en torno a nuestro bien común más preciado: ¡nuestra libertad!
Ahora bien, no me importa vivir con Nabila, Moncef, Yasmina, Omar, Fatiha y muchos otros candidatos siempre que la idea sea compartir este bien común para tener un Marruecos en el que poder vivir la diferencia en armonía. Podría votar a cualquiera de ellos, a pesar de nuestras divergencias, ¡siempre y cuando me garanticen mi propia libertad y seguridad en un espacio público limpio y bien cuidado!
Primero publicado en illi | 2 Septiembre 2015 | Traducción: Idaira González León
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