Sadiq Mahdi
«Implantar la shari'a en Sudán fue un fracaso»
Ilya U. Topper
Santander | Agosto 2007
Sadiq Mahdi es un hombre de 70 años muy bien llevados. Dos veces primer ministro, dos veces derrocado y encarcelado, religioso y tolerante, portavoz de un Sudán moderno tocado de un tradicional turbante blanco, bisnieto del Mahdi que derrotó a las tropas británicas en Jartum, encarna como pocos la imagen del mayor país africano.
Un país, en sus palabras, fallido: las desastrosas imágenes de Darfur, donde la población está atrapada entre un desastre humanitario y las atrocidades cometidos por las milicias yanyawid, no es la única herida abierta de Sudán. También amenaza con rebrotar la guerra civil que durante 23 años enfrentó el norte, árabe y musulmán, con la mitad sur del país, negro y animista o cristiano.
Ante el incendio de la frontera oocidental y los rescoldos de la mitad sur del país, es fácil obviar la lucha de poder que libran desde hace décadas las propias fuerzas políticas de Jartum y que Sadiq Mahdi (Omdurman, 1935) ha vivido en primera línea de fuego desde que fue ministro de Finanzas en el primero Gobierno del Sudán independiente. Dimitó en 1958 como protesta al golpe de Estado de Ibrahim Abud y encabezó la oposición.
Turabi, lider de los Hermanos Musulmanes, encabezó el golpe contra Mahdi, su socio de coalición
Elegido presidente de la Umma tras la caída de Abud en 1964, llegó a primer ministro en 1966. Al año siguiente, el golpe del coronel Gafar Nimeiry lo llevó a la cárcel y más tarde al exilio en Egipto. Allí creó el Frente Unificado Nacional, que agrupaba la Umma, el Partido Unionista Demócrata y el movimiento de los Hermanos Musulmanes.
Como líder de esta coalición ganó las elecciones de 1986, al año siguiente de la caída de Nimeiry. Fue Hasan Turabi, dirigente de los Hermanos Musulmaneas sudaneses y socio de la coalición de Mahdi, del que además es cuñado, quien hizo caer el Gobierno apenas tres años más tarde.
A Sadiq Mahdi, la puñalada de su antiguo aliado no le ha hecho perder la fe en la posibilidad de integrar a los movimientos islamistas del mundo en un nuevo frente democrático. Es precisamente ésta su labor más esforzada, que realiza como miembro del Club de Madrid, una organización que agrupa a casi 70 ex jefes de Estado.
Las luchas de poder entre Hasan Turabi y Omar al Bashir llevaron a este último en marzo de 2004 a destituir y encarcelar a quien fue hasta entonces su guía espiritual, aunque volvió a liberarlo en junio de 2005. Un mes más tarde, Omar al Bashir nombró vicepresidente a un cristiano del sur: John Garang, el líder del Ejército Popular de Liberación del Sudán (SPLA), que meses antes había firmado una precaria paz. La reconciliación nacional parecía más cerca que nunca. Un mes más tarde, Garang murió en un accidente de helicóptero.
Usted llama Sudán un Estado fallido. ¿Por qué?
Porque los dos acuerdos de paz básicos que tiene no funcionan bien. Hay un acuerdo con el Sur, firmado en enero de 2005, pero la dificultad reside en la implementación. El segundo problema está, desde luego, en Darfur. Las fuerzas de la Unión Africana no son capaces de hacer lo que deberían. Pero hay diferencias sobre la cuestión entre los partidos en el Gobierno y también entre el partido gubernamental y la oposición.
«Los Hermanos tienen un programa de un solo punto: la aplicación de la shari’a»
En los años 80, su partido, la Umma, tuvo un acuerdo con los Hermanos Musulmanes, cuando la Umma no es un partido religioso.
Nos definimos como partido con referencias religiosas. Pero nos diferenciamos de los Hermanos Musulmanes. Ellos, creemos, tienen un programa de un solo punto: la aplicación de la shari’a. Nosotros tenemos un programa de múltiples puntos: pensamos que el tema del islam etcétera debe reconciliarse con los derechos de los demás, el problema de la modernidad, la pluralidad religiosa… Tenemos una actitud que creemos es más pluralista y más moderna respecto al punto de referencia del islam.
Pero tuvieron un espacio común para un acuerdo, una alianza de partidos.
Nos aliamos con ellos y con otros, también con los comunistas, en aras de la unidad nacional. Y estábamos en desacuerdos con ellos respecto al programa de un solo punto.
Fue precisamente el golpe de Estado militar, inspirado por Hasan Turabi…
…dirigido por Hasan Turabi…
…que derrocó el gobierno que usted encabezaba como primer ministro.
Sí. Nos traicionaron y traicionaron la democracia. Es por eso que nos oponemos tanto a ellos. Estamos muy abiertos a cualquier diferencia dentro del sistema. Pero en lugar de resolver las diferencias dentro del sistema, ellos traicionaron el sistema.
¿Cree que en otros países de la región, Egipto o Jordania, los Hermanos Musulmanes podrían formar parte de un gobierno democrático futuro?
Depende. Ahora decimos que todos los partidos, musulmanes o no… no sólo hay partidos musulmanes que son un peligro para la democracia, hay nacionalistas, izquierdistas… Necesitamos una Carta Democrática, y todos deben respetarla. Aceptamos la necesidad del universo de derechos humanos, apoyamos un sistema democrático y el compromiso de respetar el veredicto de elecciones libres.
Los partidos de los Hermanos Musulmanes que ahora mismo ya participan el el juego democrático, como en Egipto, ¿cree que respetarían esta Carta?
Hay diferentes visiones entre los musulmanes. Empezando con musulmanes democráticos, como el partido turco de Justicia y Desarrollo (AKP). Luego hay otros que están trabajando aún en establecer condiciones democráticos. Tenemos un espectro amplio de visiones musulmanes, desde los que son democráticos hasta Al Qaeda, que rechazan la democracia como una doctrina pagana. Nosotros, ahora, pensamos que deberíamos unir todas las opciones musulmanas que apoyan la democracia porque estamos ahora afrontando lo que consideramos una lucha por los corazones y los mentes de los musulmanes. Para ganar sus corazones y mentes para definir el futuro del islam.
«La verdadera lucha en el mundo islámico, por los corazones y mentes de los musulmanes»
¿Cuáles son las distintas visiones sobre ese futuro?
La lucha es entre los que aceptan la democracia como un concepto que está en concordancia con el islam y los que creen que la democracia es un enemigo del islam. Creemos que ésta es la verdadera lucha en el mundo islámico, por los corazones y mentes de los musulmanes. Debemos tratar con este problema. Debemos intentar desarrollar el concepto que derrota a los que rechazan la democracia y aumentar el atractivo de la democracia en el mundo islámico.
Porque usted no sólo se dedica a Sudán, sino también al resto del mundo islámico.
Sí; claro, en términos islámicos se trata de una religión universal y una lucha por los corazones y mentes de la gente por su futuro.
Sudán era, hace algunos años, uno de los pocos países del mundo islámico, que aplicaba la shari’a, junto con Afganistán y algunas zonas de Nigeria.
Verá, la idea de la shari’a no se entiende muy bien. Aceptar el islam como tal significa aceptar, aplicar la shari’a. Por el simple hecho de declararse musulmán. Porque shari’a no se refiere a todo el corpus de jurisdicción islámica. Muchos movimientos musulmanes con motivaciones políticas hablan de la aplicación de la aplicación de la shari’a como si ésta sólo fuera correcta si se aplica el código penal y estos aspectos… Y eso no es cierto.
Entonces ¿cuál es el concepto de la shar’ia?
Si preguntas a cualquier musulmán, los fundamentos del islam son cinco. Si aceptas estos fundamentos, no hay problema, eres musulmán. Pero ellos han introducido la noción de que para ser un buen musulmán hay que aplicar el código político basado en la sunna etcétera, lo cual no es cierto.
«Imponer la shari’a aisló a los Hermanos de los demás musulmanes, por eso fue un fracaso»
¿Y qué ocurrió en Sudán?
Cuando dieron el golpe en 1989 y dijeron que aplicarían la shari’a, se referían a todo el corpus del código penal, el civil etcétera. Y lo hicieron de tal forma que creó una polarización dentro de la sociedad. Porque lo hicieron sobre una base partidista. Así se distinguieron de los demás musulmanes, de la mayoría; eso creó una polarización; y creó otra polarización frente a los no musulmanes. Tenía para ellos un doble efecto de aislamiento: entre los musulmanes y entre ellos y los que no eran musulmanes. Y por eso, la experiencia falló. Ahora se considera un fracaso.
¿Ha sido abolido?
Áun no, porque el régimen está aún en el poder, pero está asediado, como un Estado fallido.
Hasan Turabi ha sido destituido de su cargo.
Hasan Turabi no fue destituido porque tuvieran diferencias en este aspecto. Fue destituido porque tuvieron diferencias sobre la lucha por el poder. Fue un desacuerdo causado únicamento por la lucha por el poder.
¿Pero ha debilitado el régimen?
Sí, claro que ha debilitado el régimen. No sólo su destitución, hay muchos cismas dentro del régimen. En muchos sentidos, el régimen tiene problemas.
En algunos países musulmanes intentan renovar la shari’a o al menos el código penal desde dentro. Por ejemplo, prohibir la poligamia con razonamientos basados en el Corán.
Hay muchos teólogos islámicos que han dicho que la jurisprudencia islámica es capaz de ser desarrollada desde sus propios principios. Evidentemente, cualquiera que lee el Corán ve que hay permiso para casarse con cuatro mujeres, pero hay otro versículo que dice que tienes que tratarlas con justicia. Y en el texto dice también que no podrás ser justo.
Sí, este es el clásico ejemplo.
Hay otro argumento: dice que la vida familiar debe estar basada en wudda, amor, y caridad, rahma; y conciliación. Así, muchos dicen que ésta es la base de la vida familiar en el islam, y que no pueden ejercerse realmente estos conceptos en un contexto polígamo. Porque en un contexto polígamo conduce hacia muchos celos y conflictos y odio entre las esposas. Este tipo de relación anula una de las metas más importantes del islam, que es el amor familiar.
«Un contexto polígamo conduce hacia muchos celos y conflictos y anula una meta del islam, el amor familiar»
Esto ya es interpretativo…
Es que sí hay principios en el islam a partir de los que se puede desarrollar esta idea de desarrollar una ley personal. Lo que se llama iytihad. Personalmente he estudiado el código marroquí, la mudáwana (reformada en 2004) y lo he aceptado como una evolución aceptable de la legislación islámica.
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha acusado a varios miembros del Gobierno sudanés por crímenes de guerra en Darfur. ¿Esto puede ayudar a solucionar el conflicto o más bien agrava las tensiones?
Es parte del problema de Darfur. Estas personas han cometido atrocidades en Darfur. Esta resolución del Consejo de Seguridad ha acusado a algunos altos cargos sudaneses de cometer crímenes contra la humanidad. Y eso es cierto, lo hicieron y ahora serán juzgados por la Corte Penal Internacional, por la Resolución 1593. Creemos que no debe haber impunidad. Porque si la gente comete estos crímenes con impunidad, es malo para el país. Apoyamos esta resolución de que cualquiera que haya cometido estos crímenes debería afrontar las responsabilidades de lo que hizo.
«El Gobierno arma y financia a las milicias yanyawid y los anima a actividades que causan crímenes de guerra»
¿Cree que el Gobierno apoya a las milicias Yanyawid?
El Gobierno es responsable de muchos abusos y sí, los ha formado… La manera en la que se han formado es muy confusa. Lo que deberíamos decir es que es una milicia financiada y armada por el Gobierno. El Gobierno los arma y financia y los anima a realizar actividades militares que han causado crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.
¿Cuál es el objetivo del Gobierno en este caso? ¿Combatir el separatismo?
No hay separatismo en esta región. Realmente, las aspiraciones de la población de Darfur son el desarrollo, la participación, el reconocimiento, el fin de la marginación. Es una cuestión, un conflicto, de poder y fuerza.
Poder y petróleo
Materia prima para el conflicto no falta: empresas como la francesa TotalElFina o la china CNPC, amén de otras quataríes y de Malaysia, tienen concesiones en los yacimientos petrolíferos en el sur de Sudán, controlado por el SPLA. Frente a las reivindicaciones del sur y el rechazo del pueblo sudanés al islamismo de Turabi, junto a la presión de la Corte Penal Internacional por las masacres de Darfur y los esfuerzos del partido Umma para volver a formar un amplio frente democrático, es probable que el régimen de Omar al Bashir tenga los días contados.
Cronología
1885. Muere Mohammed Abdulá ‘el Mahdi’, tras ganar la independencia de Sudán.
1935. Nace Sadiq Mahdi, bisnieto del Mahdi.
1955. Guerra civil entre Norte y Sur.
1956. Independencia de Gran Bretaña.
1964. Creación del Frente Nacional Islámico (NIF) de Hasan al Turabi
1966. Sadiq Mahdi es nombrado primer ministro
1969. Golpe de Estado de Gafar Nimeiry. Mahdi es encarcelado.
1972. Acuerdo de paz con el Sur.
1983. Nimeiry intenta imponer el islam en el sur. El cristiano John Garang funda el SPLA y retoma la guerra civil.
1985. Nimeiry es derrocado y se exilia.
1986. Sadiq Mahdi gana las elecciones y forma un gobierno de coalición con el NIF y la izquierda.
1989. Golpe de Estado de Umar Hasan al Bashir, inspirado por Turabi.
1996. Mahdi es liberado. El islamista Hasan al Turabi se convierte en portavoz del Parlamento.
2003. Conflicto en Darfur.
2004. Bashir depone y encarcela a su aliado Turabi pero mantiene la shari’a.
2005. Acuerdo de paz con autonomía para el Sur. John Garang es nombrado vicepresidente. Muere semanas más tarde en un accidente de helicóptero.
[Publicado parcialmente en La Clave Nº 282 · 8 Sep 2014]