Hamutal Bar-Yosef
M'Sur
Sentando cátedra
Le ha costado una vida llegar a ser una escritora aclamada: Hamutal Bar-Yosef (Galilea, 1940) solo empezó su labor creativa a los 40 años, cuando iba dando por cerrada su etapa como madre de cuatro hijos y esposa de un dramaturgo (Yosef Bar-Yosef), pero también ya con una larga carrera de profesora de literatura a sus espaldas. Con 44 años se doctoró en Literatura Hebrea y según la prensa israelí, el curriculum vitae que entrega a quienes la entrevistan abarca 38 páginas de ensayos, conferencias, libros, traducciones, premios.
La tenacidad con la que ha perseguido sus objetivos – su carrera académica, su desarrollo como escritora – no vino precisamente apoyada por un hogar feliz: el suicidio de su hijo más joven, adolescente, ha aumentado el poso de amargura de la poeta, y no será casualidad que llame Israel «Mi tierra cruel». Eso sí, una tierra que defiende a capa y espada, sin admitir debate, desde los planteamientos sionistas en los que se crió, hija de inmigrantes judíos de Polonia, nacida en un kibbutz.
La sobriedad del lenguaje, el afán de transmitir al lector sus observaciones cotidianas en un lenguaje sin florituras, sin metáforas, marca toda su obra. También la Oda al cuerpo que ha cedido a M’Sur para su publicación en la revista Caleta, y que busca motivos de felicidad en lo más sencillo que una tiene: el propio cuerpo.
[Ilya U. Topper]
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Oda al cuerpo | אוֹדָה לַגּוּף
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Cuán bello es el cuerpo cálido, vivo qué maravilloso su calor, el mismo de todo cuerpo sano en toda la tierra. ¡Gracias, mi cuerpo sano, vivo! Te negué en los días de mi juventud. “¡¿Que lo más importante es mantenerse sano?!” – así, colmada de amores y dietas, me burlaba de mi madre, pero ella sabía: su hija era joven y tonta. Se le cayeron todos los dientes después de darme a luz, me lo contó una y otra vez. Madre, yo ya tengo setenta, ¡y aún todos mis dientes! Gracias, dientes, por quedaros conmigo. Gracias por morder la rebanada de pan fresco, mordiscar un muslo de pollo, triturar las nueces, masticar la lechuga fresca. Gracias, boca que chupa, degusta, besa, sorbe chocolate, boca ávida que se abre y cierra sin cesar. Ojos, ¿cómo agradeceros el don de la luz y la belleza? Gracias por los colores que despliega el pavo real en su vibrante cola, por el escurridizo rabo de la gata que el gatito intenta atrapar y por el jilguero que se balancea en la rama. Orejas queridas, gracias a cada una por brindarme palabras de amor, chistes y suites de Bach. También a mi nariz, a sus fosas que huelen y respiran, digo gracias, querida nariz. Oh fragancias de salvia y helenio en los montes al mediodía estival y por la noche… la vaharada de jazmines que nubla los sentidos, oh el vino en invierno, templado en clavo y canela, oh el efluvio seductor del sudor de un hombre joven. Mis manos, mis buenas manos – que tan poco os abrazáis una a otra. De sol a sol os afanáis por mí, sólo por mí, colocando y alzando, tomando y entregando, limpiando, escribiendo, abrazando, nadando, guiando el volante. Os habéis arrugado pero sin marchitaros. En el dorso de mis manos hay manchas de vejez, pero mis dedos aún logran milagros danzando sobre la flauta, aún teclean veloces letras y acentos. ¿Y mis piernas? Me dabais vergüenza por lo rechonchas – yo quería las piernas de Betty Grable o Marlene Dietrich, no las de mi muñeca Yemima. Y aun así os hice caminar, correr a veces por lo llano y lo tortuoso, hacia el mal y hacia el bien, y casi siempre supisteis complacerme. ¡No os torzáis, no os encorvéis, no os acortéis, no paréis de andar conmigo! Mis pies queridos –del dedo gordo al meñique–, os envío una caricia y un masaje enamorado. ¡No os dobléis, no os hinchéis ni endurezcáis! Mis órganos internos, sois tan tímidos, que no hablaré de vosotros, aunque sois lo principal. Sólo os pido: mantened vuestro calor constante igual al de todos los cuerpos sanos. Quédate conmigo un rato más, por favor, cuerpo querido, ten hambre y sáciate conmigo, laborioso, anhelante de placer, cálido al tacto.
·· | מַה יָפֶה הוּא הַגּוּף הַחַי, הֶחָמִים, וְכַמָּה מֻפְלָא חֻמּוֹ, שֶׁמִּדָּתוֹ שָׁוָה בְּכָל הַגּוּפִים הַבְּרִיאִים, בְּנֵי כָּל יַבֶּשֶׁת וְאֶרֶץ! אוֹדְךָ, גּוּף חַי וּבָרִיא! הִתְכַּחַשְׁתִּי לְךָ בְּעוֹדִי צְעִירָה לְיָמִים. «הָעִקָּר הַבְּרִיאוּת?!» לָעַגְתִּי, מֻכַּת אַהֲבָה וְדִיאֶטוֹת, בְּאָזְנֵי אִמִּי, שֶׁיָּדְעָה: יֵשׁ לָהּ בַּת צְעִירָה וְטִפְּשָׁה. כָּל שִׁנֶּיהָ נָשְׁרוּ מִיַּד אַחֲרֵי שֶׁנּוֹלַדְתִּי, כַּךְ סִפְּרָה לִי חֲזֹר וְסַפֵּר. אִמָּא, אֲנִי בַּת שִׁבְעִים, וּבְפִי כָּל שִׁנַּי! שִׁנַּיִם שֶׁלִּי, תּוֹדָה שֶׁנִּשְׁאַרְתֶּן אִתִּי! תֹּודָה שֶׁאַתֶּן נוֹגְסוֹת פְּרוּסַת לֶחֶם טָרִי, תּוֹלְשׁוֹת בְּשַׂר שׁוֹק מִן הָעֶצֶם, מְרַסְּקוֹת אֱגוֹזִים, לוֹעֲסוֹת סָלָט יְרָקוֹת עֲסִיסִי! וְתוֹדָה לְךָ, פֶּה יוֹנֵק, טוֹעֵם, מְנַשֵּׁק, מוֹצֵץ שׁוֹקוֹלָד פֶּה מָלֵא תֵּאָבוֹן עוֹלֶה וְיוֹרֵד כְּסִדְרוֹ לְלֹא הֶרֶף! עֵינַי שֶׁלִּי, אֵיךְ אוּכַל לְהוֹדוֹת לָכֶן עַל מַתַּת הָאוֹר וְהַיּוֹפִי? תּוֹדָה עַל צִבְעֵי הַטַּוָּס הַפּוֹרֵשׁ אֶת זְנָבוֹ וּמְרַטֵּט! עַל זְנַב חֲתוּלָה חֲמַקְמַק שֶׁהַגּוּר מִתְאַמֵּץ לְתָפְסוֹ, וְעַל הַחוֹחִית שֶׁעָשְׂתָה מֵעָנָף נַדְנֵדָה. אָזְנַי הַיְּקָרוֹת! תּוֹדָה לְכָל אַחַת מִכֶּן עַל מִלּוֹת אַהֲבָה, עַל בְּדִיחוֹת וְעַל סְוִיטוֹת שֶׁל בָּאךְ! אֹמַר גַּם לְחָטְמִי הַנּוֹשֵׁם וּמֵרִיחַ בִּשְׁתֵּי נְחִירַי תּוֹדָה לְךָ, חֹטֶם שֶׁלִּי, יַקִּירִי! הוֹי, נִיחוֹחוֹת שֶׁל מַרְוָה וְטַיּוּן בֶּהָרִים בְּאֶמְצַע הַקַּיִץ, בְּאֶמְצַע הַיּוֹם, וּבַלַּיְלָה – גַּל שֶׁל בֹּשֶׂם יַסְמִין מְעַרְפֵּל חוּשִׁים. הוֹי, יַיִן אָדֹם בַּחֹרֶף, מְבֻשָּׁל עִם צִפֹּרֶן וְעִם קִנָּמוֹן, הוי, רֵיחַ מוֹשֵׁךְ שֶׁל זֵעַת גֶּבֶר צָעִיר! יָדַי , הוֹי יָדַי הַטּוֹבוֹת! לְעִתִּים נְדִירוֹת מִדַּי זוֹ אֶת זוֹ חָבַקְתֶּן. מִבֹּקֶר עַד עֶרֶב אַתֶּן עֲמֵלוֹת בִֹשְׁבִילִי, רַק בִּשְׁבִילִי: מַשְׁעִינוֹת, מְרִימוֹת, מַגִּישׁוֹת, מְנַקּוֹת, כּוֹתְבוֹת, מְחַבְּקוֹת, שׂוֹחוֹת, מַחֲלִיפוֹת מַהֲלָכִים. מְלֵאתֶן קְמָטִים, אֲבָל לֹא יְבַשְׁתֶּן. עַל גַּב כַּף יָדִי כְּתָמִים שֶׁל זִקְנָה, אֶפֶס אֶצְבְּעוֹתַי מְחוֹלְלוֹת נִפְלָאוֹת בִּנְגִינָה בֶּחָלִיל, מַקְלִידוֹת בִּמְהִירוּת בָּרֶגַע הַזֶּה, מְנַקְּדוֹת בִּזְרִיזוּת. וְרַגְלַי? אַתֶּן שְֹמַנְמַנּוֹת, וְלָכֵן בֹּשְׁתִּי בָּכֶן. רָצִיתִי רַגְלֵי בֶּטִי גְּרֵיבְּל אוֹ מַרְלֶן דִּיְטרֵיְך, וְאַתֶּן רַגְלֵי בֻּבָּה יְמִימָה. הוֹלַכְתִּי אֶתְכֶן, בְּכָל זֹאת, לִפְעָמִים גַּם הֵרַצְתִּי גַּם בַּמִּשּׁוֹר וְגַם בֶּעָקֹב, גַּם לְרַע גַּם לְטוֹב, אֶת רְצוֹנִי מִלֵּאתֶן לָרֹב. אַל נָא תִּנָּקְעוּ! אַל נָא תִּתְעַקְּמוּ! אַל נָא תִּתְקַצְּרוּ! אַל תֶּחְדְּלוּ מִלָּלֶכֶת אִתִּי! כַּפּוֹת רַגְלַי הַחֲבִיבוֹת – הַבֹּהֶן, הַזֶּרֶת – אֲנִי שׁוֹלַחַת לָכֶן לִטּוּף וּמִשֹּוּש מְאֹהָב. אַל תִּתְקַפְּלוּ, אַל תִּתְעַבּוּ וְאַל תִּתְקַשְּׁחוּ! אֶבְרֵי גּוּפִי הַפְּנִימִיִּים, אַתֶּם בַּיְּשָׁנִים, לֹֹא אֲדַבֵּר עֲלֵיכֶם, אִם כִּי אַתֶּם הָעִקָּר. אֹמַר רַק: שִׁמְרוּ עַל הַחֹם הַקָּבוּעַ שֶׁמִּדָּתוֹ שָׁוָה בְּכָל הַגּוּפִים הַבְּרִיאִים. הִשָּׁאֵר נָא עִמִּי עוֹד מְעַט, גּוּף יָקָר, הַמְשִׁיכוּ לִרְעֹב וְלִשְׂבֹּעַ אִתִּי, אֵבָרַי, מְלֵאֵי חֲרִיצוּת, תְּאֵבֵי שַׁעֲשׁוּעַ, חֲמִימִים לְמַגַּע. ·· |
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© Hamutal Bar-Yosef · Traducción del hebreo: © Florinda F. Goldberg · Primero publicado en Caleta (Dic 2015)