Arras no, herencia sí
Sanaa El Aji El Hanafi
Túnez ha eliminado de los contratos de matrimonio la obligatoriedad de las arras, la suma que el novio paga a su futura mujer. Además abre a las familias que lo desean la posibilidad de consensuar como apellido de los hijos el del padre o el de la madre, según quieran escoger.
Esto es un paso importante en el camino hacia la igualdad de los sexos. Y lo ha dado la verde Túnez, pese a las tiranías que arrasan con nuestras regiones geográficas. Los nietos de Bourguiba siguen así portando la antorcha de la igualdad y los derechos, avanzando siempre.
Pero ¿por qué no escuchamos protestas desde las prédicas en las mezquitas y las fundaciones religiosas contra esta ofensa enorme a la enseñanza de la religión? ¿Por qué no hay clamores y gritos en Facebook y Twitter… como cuando se debatía el derecho de igualdad de las hijas en la herencia?
Otorgar a la mujer la mismo herencia que al hombre es un ataque a la identidad islámica…
Otorgar a la mujer el mismo derecho que al hombre en cuestiones de herencia es un ataque a la identidad islámica. Pero que el hombre ya no deba obligatoriamente pagar a la familia de la novia unas arras para poder casarse, eso no enciende los ánimos de nadie. Pese a que las arras son una de las condiciones del matrimonio en el islam.
Ya lo dijimos, y lo han dicho muchos: todas esas protestas en el debate sobre la igualdad de herencia no reflejan tanto una preocupación por las enseñanzas religiosas como una ambición de proteger las ventajas económicas del hombre frente a la mujer.
En el Alto Egipto, a muchas mujeres se les veta totalmente el acceso a la herencia, y nadie pide a gritos respetar la religión, que les otorga la mitad de la parte del varón. En el caso de las mujeres de algunas tribus en Marruecos pasa lo mismo: las familias pasan la herencia exclusivamente a sus hijos varones, sin tomar en cuenta a las mujeres. Las víctimas se cuentan por miles. Y nadie pone el grito en el cielo.
Hay muchos más ejemplos que muestran el alcance de la injusticia infligida a las mujeres en sus derechos económicos. Sin que nadie defiende la necesidad de respetar los textos religiosos en estos casos. Pero en cuanto se empieza a hablar de la igualdad, unos cuantos se ponen a recitar versos de las Escrituras.
Muchos hombres en Egipto o Marruecos están deseando que sus países den el mismo paso que Túnez
Hoy, Túnez ha dado un paso valiente para eliminar la obligatoriedad de las arras. Ese concepto que convierte el matrimonio en una transacción comercial en la que negocian ambas partes, o bien sus familias, una suma de dinero. Con lo que el asunto no tiene que ver solo con darle un valor material a la la mujer, sino también condena a muchos hombres a arruinarse materialmente para poder pagar los gastos de las arras. Es probable que muchos hombres en Egipto y Marruecos, en Jordania, Emiratos y más allá, estén deseando que sus países den el mismo paso que ha dado Túnez.
Cuando las reformas protegen los derechos económicos de la mujer, se multiplica el número de quienes se declaran fieles observantes de los textos religiosos. Aunque en realidad están mucho más apegados a sus ventajas materiales. Sin embargo, cuando las prácticas tribales vetan a las mujeres sus derechos, o cuando una reforma juega a favor de los hombres, hay muchos que se olvidan fácilmente de las Escrituras.
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© Sanaa El Aji | Primero publicado en MC-Douliya· 29 Enero 2018 | Traducción del árabe: Ilya U. Topper
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