Os toca echar a Renzi
Saverio Lodato
Y ahora Sergio Mattarella, jefe de Estado, ¿qué debería hacer? ¿Esperar una vez más lo que le sea más cómodo al Partido Democrático (PD)?
Matteo Renzi juega a la demolición. Ha anunciado su dimisión por correo ordinario, esperando que la carta no llegue nunca a su destino. Se ha atrincherado, tomando como rehenes a diputados y senadores que le deben a él, y esto lo sabe muy bien, haber sido elegidos. Y para suspender el asedio y liberar a los rehenes, en vez de pedir un avión listo para despegar y un maletín lleno de billetes, pretende guiar las negociaciones, como secretario que un día dimitirá, para la elección de los presidentes de la Cámara y del Senado, para la formación del nuevo gobierno, incluso para un nuevo congreso del PD, y para nuevas “primarias”. Imagínate. Nos arriesgamos a pasar aquí toda la noche.
Y si no está satisfecho, está listo – políticamente hablando, por supuesto– para hacer saltar todo por los aires.
Renzi pide un salvoconducto, como ciertos líderes africanos, antes de liberar al país de su presencia
Razona, ni más ni menos, como ciertos líderes de los regímenes africanos que después de cuarenta años de poder piden un “salvoconducto” antes de liberar definitivamente al pueblo de su presencia. Pero en vez de 40 años, a él le han bastado 4. Siempre hablando políticamente, claro.
Incluso en política debería haber fuerzas del orden capaces de hacer cumplir las “reglas” y el bienestar de los ciudadanos – electores. Cierro la metáfora.
El retraso de Romano Prodi, Walter Veltroni y Enrico Letta es ya criminal. Hay que poner los puntos sobre las íes. Y rápido. Y sorprende que todavía no lo hayan hecho.
Ya han pasado sesenta y dos horas desde las primeras noticias sobre el terremoto electoral del domingo. Pero los tres Dioses Tutelares del centro izquierda, que entraron en la campaña electoral justo antes del silbido del árbitro para darle la conformidad al gobierno de Paolo Gentiloni, e implícitamente al PD, ahora inexplicablemente callan.
De acuerdo: los tres “goleadores” no le dieron la vuelta al resultado del partido. Y francamente era impensable que lo lograsen. Hacía años que el “equipo” hacía agua por todas partes.
Lo cual no es óbice para que ahora sean ellos mismo quienes tienen el deber de ir al rescate del “equipo” al que dicen apoyar, de sus “hinchas” (sobre todo cuando el estadio se ha quedado semivacío), porque los verdaderos líderes se miden en momentos como estos.
Alguien deberá desconectar para siempre el enchufe de este infinito psicodrama del PD
Tampoco hace falta concentrarse tanto.
Ni, mucho menos, pueden encerrarse en un silencio aristocrático.
Los tiempos de la política son letales e incontrolables como la crecida de un río.
Nos disculpamos por la brutalidad de la expresión: pero alguien tendrá también el deber de desconectar para siempre el enchufe de este infinito psicodrama del PD.
Añádase que, en este momento, no hacen otra cosa, que repetir lo hábil que es el jefe del Estado, Sergio Mattarella, lo sabio e imparcial que es, y que será él, al final, quien encuentre el “ábrete sésamo”.
Muy cierto.
Solo que Matteo Renzi, con el laberinto de “noes” que dejó caer el lunes, durante su enésima sesión a micrófono abierto, ha dejado caer un buen pedrusco a los pies de Mattarella para impedirle encontrar una solución. Alentando la esperanza de mantenerse a flote, a pesar de que los italianos le repiten, en cada oportunidad, que ya debe hacerse a un lado.
Por ello Prodi, Veltroni y Letta tienen el deber de asumir este sentir general frente al país.
El destino del PD concierne a sus dirigentes.
El destino de Italia es algo un poco más serio.
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© Saverio Lodato | Publicado en Antimafiaduemila | 7 Mar 2018 | Traducción del italiano: Irene García Morales
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