Yo acuso
Ilya U. Topper
Wassyla Tamzali
El burka como excusa
Género: Ensayo
Editorial: Saga Editorial
Páginas: 142
ISBN: 978-84-9377-049-5
Precio: 14,90 € [Agotado]
Año: 2010
Idioma original: francés
Título original: –
Traducción: No consta
– La libertad de llevar velo..
– Hay que defender el derecho a velarse…
– Porque quién es nadie para decirme qué tengo que llevar en la cabeza…
– Es que llevar velo es mi decisión…
Es mayo de 2010. Wassyla Tamzali, conferenciante invitada en la Universidad de Skikda, Argelia, no reconoce su país: del centenar de chicas que asiste a la charla sobre el velo, el 98% está velado. Todas menos dos. ¿Esta es la Argelia por la que se batió ella, Wassyla Tamzali, joven abogado recién licenciada tras la independencia argelina, defendiendo las causas de las mujeres? ¿Esta es la libertad por la que ella abogó al dirigir el equipo de la Unesco en la Conferencia Mundial sobre la Mujer en Pekín, 2005? ¿La libertad de velarse? Porque de la libertad de desvelarse, nadie habla.
“Se encastillaron en la defensa de la práctica del velo sin dar su punto de vista. Habían adoptado la posición de muchos intelectuales europeos, queno expresan nunca su posición sobre el velo, sino sobre la libertad de velarse”. Wassyla Tamzali se quiere desesperar. Hasta que un chico pide la palabra. Wassyla Tamzali le invita a subir al estrado y le entrega el micrófono. Y el chico hace un panegírico del velo: La garantía de la pureza de las chicas y de su conformidad al modelo de una sociedad obediente a los mandamientos de Dios. Cuando termina, Wassyla recupera el micrófono: “No tengo nada que añadir”.
Estalla el debate.
Usted puede vivir la misma escena cualquier día hoy en uno de esos actos que montan en el #DíaMundialdelHiyab: siempre hablarán de la libertad de ponérselo. Jamás hablan de lo que significa. Cada una es libre de hacer con su cabeza lo que quiere, sí. Se puede defender… a condición de no preguntar, nunca, por qué lo hace. Cuál es el motivo. Qué quiere expresar el velo. Qué modelo de sociedad proyecta el velo.
Con el burka representando el “islam radical”, el hiyab asume la posición de “islam moderado”
Y cuando llega el burka (en realidad, niqab), esa prenda anuladora del individuo que hasta hace poco era propia de una secta desértica oscurantista digna de malas películas de terror, y se convierte en uno de los modelitos exhibidos como “identidad islámica” en Europa, Wassyla Tamzali observa que desemboca en un juego de poli bueno, poli malo: Con el burka representando el “islam radical”, el hiyab asume la posición de “islam moderado”. Y nadie se para a explicar que representan exactamente la misma ideología.
Con precisión y pasión de abogada en el alegato final de un juicio, en un J’accuse sin clemencia, Wassyla Tamzali acusa: desmonta la postura difusa, ignorante y cobarde de la izquierda europea, especialmente la francesa y la española, con su “estoy contra el burka, pero…”. Una izquierda seducida por el denominado “feminismo islámico”: “No ven, o no quieren comprender, que se trata de un instrumento, utilizado por los islamistas y algunos poderes árabes, para deslegitimar a los movimientos feministas que llevan a cabo, desde hace décadas, un trabajo de deconstrucción del patriarcado en las sociedades musulmanas”.
Frases concisas, afiladas como un bisturí que disecciona la hipocresía de la sociedad
Gobierno, instituciones e intelectuales han entregado la voz a los islamistas. “El feminismo islámico no solo tiene derecho de ciudadanía en los debates sobre la sociedad civil sino que ahora tiene la exclusividad, o casi”. Porque para la fantasía orientalista de los europeos, todo lo que ocurre entre musulmanes tiene que ser forzosamente religioso. “Pero la vida no es una inmensa Meca o un gigantesco Vaticano (…). Pensar eso es devolver la humanidad a la época escolástica. (…) Cuando esta deriva intelectual procede de personas que pretenden representar el pensamiento moderno ¡ya es el colmo!” Pero así es, así se piensa en Europa hoy respecto a las musulmanas: “Hoy, si eres una mujer árabe y se habla de la condición de las mujeres en los países del sur del Mediterráneo tienes que estar velada para ser vista por los europeos”.
Podría seguir citando frases del libro. Frases concisas, afiladas como un bisturí que disecciona la hipocresía de la sociedad. Frases que valen cada una más que un taller entero sobre feminismo diverso financiado por la Caixa e impartido por una conversa.
De hecho, debería seguir citándolos, porque El burka como excusa es plenamente vigente, nueve años después de que se publicara – incluso lo es más que nunca – pero no sé si usted lo va a encontrar en librerías: parece circular ya solo de segunda mano. Es urgente que alguna editorial recupere esas 88 páginas de filo cortante y las ponga a precio asequible en los escaparates.
Basta con esas 88 páginas: las 40 finales, firmadas por Itziar Elizondo, que pretenden resumir el aspecto específicamente español del debate, no solo se han quedado un poco desfasadas con los datos concretos de votaciones y propuestas legislativas. También dan la impresión – con su estricta neutralidad, con su cuidadoso intento de no posicionarse en ningún momento a favor ni en contra del velo, con sus selectivas citas de feministas árabes para dar la impresión, tan apreciada por las islamistas, de que el velo es tan respetable como cualquier “talla occidental” – de que las escribió alguien que nunca ha leído a Wassyla Tamzali.
Pero no puedo copiar el libro entero aquí. Alcance con una última frase de la feminista argelina: “El velo es la estrella amarilla de la condición femenina”.
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